Regan
Hoy era el partido de Adele.
Y, levantarse un sábado por la mañana no era de mi grado. Pero Adele valía la pena.
Estaba emocionada, se le notaba en sus ojos miel el entusiasmo.
—Mucha suerte, mi amor. Yo sé que vas a ganar, te amo.
—Ya, mamá, me dejas baba en el cachete.
Mi mamá dejó de darle besos a Adele, luego mi mamá la percigno y comenzamos a caminar dentro de la cancha. Había venido... un público decente, no digo que estaba lleno, pero tampoco estaba vacío. Adele se sentía segura y eso era lo que importaba.
Fui con ella hasta donde su equipo se encontraba. Había un montón de chicas, entre ellas, encontré a la linda Viviana. Le dediqué una sonrisa cuando nuestras miradas se cruzaron y ella también lo hizo.
—Okay, atención... —el profe Oliver silva y Adele y yo nos acercamos—: No se si vaya a venir su capitana, pero podemos hacer un juego pacífico y limpio.
—¿Quién es la capitana? —le pregunté al oído.
Adele me respondió sin dejar de mirar al profe.
—Es una alta, morena. Pero no ha venido a los entrenamientos, de hecho, solo la vi una vez.
—¿Es bonita?
Adele por fin me miró.
—Si, es bonita.
—¿Y por qué no se ha presentado?
—¿Yo que sé? Por lo que oí, ella no vendrá.
Chasquee la lengua, no sé quién era y ya la odiaba.
—Trataremos de jugar limpio, las nuevas se quedarán en la banca y las que ya habían ganado antes entrarán.
—¿Qué? ¿Es broma? —dijo, otra chava.
—Lo siento, pero ustedes son nuevas y la probabilidad de ganar es nula.
El gordo se encogió de hombros.
Vi como Adele bajaba la mirada mientras apretaba el agarre de su mochila.
—No, no puede hacer eso —dije, entonces—: ¿Que importa si no ganan? Ya habrá más juegos, deben entrar las nuevas para que vea cómo juegan. Estoy seguro de que cada una va a ser la pieza que falta en su amuleto.
—¿Tú quién eres?
Un silencio amargó reinó entre nosotros.
—Nadie, solo daba mi opinión.
—Yo voy a entrar o si no no juego, y todas ya quedamos de acuerdo.
—Tienen razón, Oliver. Tienes que dejarlas jugar —afirmó Viviana.
Oliver, sin embargo, negó con la cabeza.
—Ya dije yo que no y...
—¿No qué Oliver?
Todos giramos la cabeza.
—¿Qué no escuchaste? Vas a dejar entrar a las nuevas y punto. Este es nuestro equipo no el tuyo.
—Yo soy...
—No eres nadie sin nosotras —concluyó Margaret—: No me interesa si no ganamos este partido, pero estás morras van a entrar y con lo que den. Vamos a ganar.
—Has lo que quieras, pero ya quedé con los demás que sería un partido pacifico...
—¿Pacífico? Es una competencia, Oliver. Nada de juegos limpios.
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CUANDO TE AMÉ EN OTOÑO
Teen FictionMargaret es demasiado marginada para Regan. Regan es muy creído para Margaret. Regan y Margaret se odian desde primaria, por ende, en tercer grado, ambos no tienen idea de que les tocará compartir salones en su último año de preparatoria. Ambos t...