64

10 0 0
                                    

Regan

Me quedo observando el plato de comida que tengo enfrente. Hoy la comida no es algo que se me antoje, me duele el estomago y la comida no está en mi opciones de sentirme mejor.

—Les manda saludos su tía Ginger —dice mi mamá con el celular en la mano mientras come.

—Dile que yo le mando un beso grande a las dos —Adele sonríe enormemente.

Por mi parte, solo sonrío y asiento con la cabeza.

—¿Qué tienes?

Alzo la mirada, mi mamá me esta mirando fijamente.

—¿Yo? Nada.

—No, el perro de atrás.

Suelto una leve risa.

—Es... no tengo hambre, es todo.

—Bueno, no pasa nada, puedes irte a tu cuarto, si quieres.

Me guiña el ojo y yo le mando un beso, lo siguiente que hago es ponerme de pie y dejar mi plato en la cocina. Subo las escaleras y me encierro en mi cuarto. Tengo calor, estos días me he siento raro, no aguanto nada y...

Sacudo la cabeza y enciendo mi bocina, me conecto con mi celular y pongo Las Mil Y Una Noches de Flans a todo volumen. Me dejo caer en mi apestosa cama, tengo tantas cosas por hacer y lo único que me apetece justo ahora, es escuchar Flans hasta llorar y dormirme.

—La luna nos unió y ni tú ni yo supimos volar... —canto mientras muevo la cabeza al ritmo de la música.

Es todo lo que hago en la siguientes horas.

Me coloco los audífonos cuando salgo de mi casa, Adele se quedó dormida —el sueño le ganó— y, por lo tanto, me toca irme solo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Me coloco los audífonos cuando salgo de mi casa, Adele se quedó dormida —el sueño le ganó— y, por lo tanto, me toca irme solo. Sin una pulga que me esté siguiendo.

Subo al camión, por desgracia, me tengo que ir de pie, así que me sostengo con fuerza. Todo a mi alrededor se relaja cuando Tú Geografía de Indios se reproduce. Muevo la cabeza al ritmo de la intro, suelto un suspiro y se me viene a la mente...

Dos toques en el codo me hacen girar la cabeza, al ver la cara familiar de Renata, su sonrisa y su saludo. Me confundo. Alzo la cejas y medio sonrió, vuelvo a ponerme los audífonos y sigo con mi música. Tengo calor, el pecho ya me esta sudando y ahora mismo el retumbido de la música del camión me molesta.

Me interesa tu cuerpo, tu día, tu vida, nena tu geografía
¿Cuanto tiempo pasara hasta que seas mía?
Hace tanto calor y vos estás tan fría
¿Cuanto tiempo pasará hasta que te decidas?
Dame un beso, dame ya, que yo te quiero descubrir

Una persona se para, estoy a punto de sentarme, pero siento nuevamente los toques de Renata. Es ella la que se sienta y yo me sostengo entre su asiento y el de enfrente. Suelto un suspiro y observo hacía afuera, unos segundos después, observo a Renata. Me esta hablando, no escucho nada, no me interesa. Sin ofender.

El camión vuelve a frenar minutos más tarde, me rasco un poco el cuello. Detesto que la gente se siga subiendo cuando el puto camión va hasta la madre...

Observo por el rabillo del ojo a Margaret, frunzo el ceño.Me enderezo. Parpadeo y torpemente doy un paso hacia atrás, terminó pisando el pie de un señor, una señora me golpea sin querer con una tabla de madera y mi audífonos le caen a Renata.

—Perdón.

No responde, vuelvo a alzar la mirada y... No hay nadie. No es ella. ¿Acaso... Acaso aluciné? Cierro levemente los ojos y sacudo la cabeza.

—¿Regan?

—¿Qué? —respondo, fastidiado.

—¿No vas a bajar?

—¿A dónde?

—El camión no te lleva a la puerta de la escuela.

Maldigo en voz baja, casi se me pasa la puta parada por estar pensando en...

—¡Bajan! —grita, Renata.

—¡Bajan! —grita, Renata

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CUANDO TE AMÉ EN OTOÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora