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Margaret

Me fui directo al baño con Regan diciendo cosas estúpidas detrás mío.

Lo ignoré y entré a los baños donde me encerré en uno, no se a que me metí exactamente. Quizás fue para procesar todo lo que había pasado o para que la vergüenza se me bajara. Cuando salí, Regan estaba apoyado en la puerta del baño y tenía una mirada seria.

Al verme, sonrió ampliamente.

—¿Ya no estás enojada?

Abrí la llave del agua con la intención de lavarme las manos; no había agua. Maldije en voz baja y salí del baño. Odiaba tanto está escuela, ni siquiera había agua, ni siquiera había... ¡Nada!

—Hay, dios...

Justo cuando iba a decir algo más, se detuvo abruptamente cuando una chica de cabello castaño fue a abrazarlo. Abrí los ojos y seguí con mi camino.

—¡Oye! Espérame.

Puse los ojos en blanco.

—Agh, creí que me había salvado de ti.

—¿Eso que escuché fue "gracias por el beso" Regan? Deberías agradecerme, por mí, tus labios ya no son vírgenes.

Solté un bufido mientras subia las escaleras y me detuve a un escalón más que él.

—Vete a la verga —y le empujé el hombro.

—Con gusto, ¿puedo elegirla?

—Con tal de que te vayas.

Regan se subió la mano al pecho y cerró los ojos. Lentamente empezó a alejarse como un caballero caído. Rodé los ojos y seguí con mi camino.

CUANDO TE AMÉ EN OTOÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora