Barcelona 1.2

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Mientras me daba la ducha caliente, sentía un gran temor por salir. Carlos quería que me quedara con él y no sé qué intenciones tiene. Me seco un poco el cabello con el secador y observo la ropa que Carlos me ha conseguido. Genial, ropa interior suya y pantalones y camisetas de Ferrari. Al salir del baño, camino hacia Carlos y lo veo mirar su teléfono. Cuando me ve, sonríe y se acerca a mí.

-¿Mejor?

-Bastante -sonrío- ¿Quieres que me quede?

Asiente, me acaricia la mejilla y me lleva al sofá. Se sienta a mi lado y me mira tratando de articular una palabra.

-No vuelvas a salir sola, ¿vale?

-Está bien, Carlos.

-Creo que tenemos una conversación pendiente.

-¿Y luego me voy?

-¿Te quieres ir?

Sacudo la cabeza, él se acomoda en el sofá y me observa.

-No he sido el mejor contigo -dice- Llegas en medio de mucho caos.

-¿Por qué lo dices?

Judith, Charles, Bearman, mi contrato - bufa- Es un caos.

-Estoy para ayudarte, Carlos, pero no soy tu terapeuta. Si quieres, podemos...

Él coloca un dedo en mis labios y sacude la cabeza.

-Ya tengo la terapeuta -dice y sonríe- No te preocupes.

-¿Entonces, Carlos? -mi voz suena cansada- ¿Qué sucede entre Judith y tú? Está afectando tu rendimiento

-Estaba tan absorto en mis propios problemas que al principio apenas noté la llegada de Judith. Era una recién llegada, como tú, intentando dirigir la revista. Todos estábamos cautivados por ella, especialmente Charles-suspira mientras se frota los ojos con cansancio-  Cuando me di cuenta, ya había algo entre ellos. Yo estaba en medio de todo, pero me negaba a darme por vencido- me mira con una mezcla de dolor y resignación. - La amaba tanto que cuando se fue a Mercedes, no dudé ni un segundo en seguirla. Y cuando volvió a Ferrari, tampoco dije nada.

-Carlos...

- Charles no fue precisamente un modelo a seguir en todo esto. Durante aquel tiempo, había grandes problemas con la ex de Charles. Ella llegó al extremo de arriesgar su vida por él -su tono se cargaba de amargura y resentimiento- Él parecía estar confundido, o simplemente demasiado cobarde para enfrentar la situación. Quién sabe realmente.

- Carlos, pero Charles la ama.

- Les costó mucho -dice- Charles le dijo que prefería a Ferrari.

- ¿Qué?

- Y ella estaba embarazada, y él le prometió que no le faltaría nada. Yo estuve allí durante todo su embarazo, la cuidé y la respeté. ¿Y para qué? Para que ella volviera con él, se casaran y yo quedara como un completo desdichado.

Se lleva las manos a la cabeza.

- Por más que pase el tiempo -me mira- No puedo dejar de quererla, de ver cómo se mueve, cómo sonríe o cómo camina. Me siento muy mal por Charles

Un nudo se hace en mi estómago, Carlos tiene los ojos aguados. Tomo una bocanada de aire y tomo su mano.

- Saldrás de esta -digo- Ya verás.

- Intento relacionarme con otras chicas, pero no va más allá -dice- Solo placer.

Asiento, no sé por qué siento que mi estómago estuviera vacío. Carlos me observa atentamente y acaricia mi mejilla.

- Perdóname por ser tan duro contigo -dice- Quiero que empecemos de nuevo.

- ¿Le acaricias la mejilla a todas?

Él sonríe e incluso suelta una carcajada.

- Recuerda que tú no eres todas.

Sonrío y asiento, quizás solo podamos ser amigos, aunque no estaba tan segura de eso. Después de la confesión de Carlos, estaba segura de que nada ni nadie podría sacarle a Judith de la cabeza, pero no acabaría bien. Para mí ni para nadie.

- ¿Una película y pedimos comida?

- Claro -sonrío- Una pizza, por favor, y hamburguesas.

- ¿Todo eso?

Asiento, sacude la cabeza y se levanta para ordenar la comida. Cuando la sombra de Judith no estaba, era una persona totalmente diferente. Él era amable y atento, y a pesar de su confesión, ya no me veía como su enemiga, sino como una amiga, y para mí, eso era suficiente. Carlos y yo vimos una tanda de películas de Shrek; no era su elección, pero sí la mía, aunque se carcajeaba de vez en cuando. Cuando salen los créditos de la película, Carlos me observa.

- Entonces, ¿eres una princesa Disney? -me mira atentamente- Oh no...

- ¿Qué?

- Eres tan fea... -se ríe, y al verme, parpadea sus ojos, pero yo sonrío.

- Y tú eres tan Shrek, amargado y gruñón.

- Oh, vamos, no soy así 

Me levanto para recoger la basura de la comida. 

- Aparte, siempre sales asustado en las fotos.

Me doy la vuelta, pero él me hala de las caderas y me gira. Deja la basura en la mesa.

- ¿Qué has dicho? -pregunta conteniendo una sonrisa- Repítelo.

Suelto una carcajada que pronto se opaca por un silencio; su mano se posa en la parte baja de mi espalda. Aquellos ojos castaños me observan, mi respiración se acelera, su otra mano acaricia mi barbilla y la alza.

- La diferencia entre Judith y tu es que tu me distraes más

- Carlos...

Sus labios chocan con los míos de una manera tan sutil y suave que me tengo que agarrar de sus brazos. Me aprieta aún más fuerte a su pecho, me empuja hacia la pared y me alza la camiseta para sentir mi piel. Suelto un gemido de placer al sentir sus manos en mi espalda.

- Carlos -susurro- Creo que...

Carlos me mira y asiente sin dejar de besarme. Dejo que haga lo que quiera. Carlos me quita la camiseta y me deja en sostén. Observa y sonríe, se separa y me vuelve a besar, pero aquel segundo beso es interrumpido por el sonido de los toques en la puerta

-Carlos-susurro-Yo creo que...

Carlos me mira y asiente sin dejar de besarme, dejo que haga lo que quiera. Carlos me quita la camiseta y me deja en sostén. Observa y sonríe, se separa y me vuelve a besar pero aquel segundo beso es interrumpido. Pega su frente a la Mía. Abre la puerta y Charles lo toma por el cuello. Judith entra despues agitada e intenta calmar a Charles.

-Eres un imbecil -gruñe Charles-Es mi esposa, Carlos

Judith me mira y sus ojos humedos me indican que le ha contado lo que sucede, Carlos se separa y lo empuja.

-Tu eres un idiota que no la merece

Charles se ríe incrédulo.

-Eramos amigos 

-Oh vamos nunca lo hemos sido-dice Carlos molesto- ¿Te has preguntado sucedió entre ella y yo cuando estuvo embarazada?

-No me importa porque eso ya paso y todos estos años he sido un esposo ejemplar para ella -gruñe-Tenemos un hijo, Charles

-La amo -dice Carlos-Nunca deje de hacerlo

Miro a Carlos y su mirada se posa en mi, Judith sacude la cabeza. No puedo creer que hace unos minutos me besaba como nadie lo ha hecho y ahora aquello salía de su boca. Tomo mi bolso y camino hacia la puerta.

-Lucia-dice Judith-Yo no siento lo mismo, estoy casada y te juro... 

-Judith -la miro-No me importa

-Lucia-dice Carlos -No te vayas

Sacudo la cabeza y salgo de la habitación, siguen discutiendo dentro, cierro los ojos y lloro desconsoladamente. Camino hacia mi habitación y me derrumbo en mi cama. Esto apenas comenzaba y lo peor de todo es que deje que me besara.  

Quiero que me mires- Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora