III. Parte. Monza 1.2

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Carlos Sainz indispuesto para la clasificación y carrera en Monza. Oliver Bearman hará su primer debut en Fórmula 1 para sustituirlo.

Mientras desayuno, el restaurante se llena de gente hablando sobre Carlos. Al no estar en su hotel, no sé nada. Quiero evitar sentirme preocupada, pero me es imposible. Oliver entra al restaurante con una sonrisa de oreja a oreja.

—Hola —dice y me da un beso en la mejilla—. ¿Ya lo sabes, no?

—Sí —sonrío—. Estoy muy feliz por ti.

—Carlos parece estar enfermo. No me han dado muchas explicaciones.

—¿Enfermo? —pregunto sin poder ocultar mi preocupación.

Oliver me mira y nota mi preocupación, aunque trato de disimularla.

—Lucía —dice mirándome—¿Sucede algo?

—Tengo que decirte algo importante.

—¿Puede ser después de la carrera? —me toma la mano.

—Vale.

Salgo junto a Oliver y, al llegar al paddock, somos el centro de atención para la prensa. Mientras Oliver se prepara en el garaje, yo estoy en la oficina, preparando su agenda que ha cambiado por completo, pero no puedo concentrarme lo suficiente. ¿Carlos enfermo? Me llevo las manos a la cabeza e intento buscar alguna información, pero solo encuentro que sigue en su hotel y necesita reposo. Intento concentrarme en mi trabajo.

—Le dije que no podía pasar.

La puerta se abre de golpe y Reyes se acomoda la blusa.

—Era mi nuera —dice—. A ver, linda, mírame.

Se acerca a mí y me alza la barbilla. Me examina el rostro y sonríe.

—Lo sabía.

Me quedo inmóvil y trago grueso. Sus ojos se llenan de lágrimas y hala una silla para sentarse frente a mí.

—Linda, ¿Por qué no se lo has dicho?

Lo sabe y no tiene ningún sentido que se lo niegue. Dejo caer mi cabeza y me limpio las lágrimas.

—Me dijo que no me podía amar —la miro—. Está enamorado de ella.

—Oh, linda —me seca las lágrimas—. No sé qué tan ciertos sean los sentimientos de Carlos hacia Judith, pero desde que te fuiste, Carlos no es el mismo.

—Está con ella.

—No específicamente, y lo que tiene Carlos son síntomas de tu embarazo.

Me río divertida.

—No —sacudo la cabeza—. Carlos puede enfermarse.

—¿Se lo dirás?

—Debo decírselo, pero no ahora. ¿Y si no está listo?

Reyes me abraza y me limpia de nuevo las lágrimas.

—Lucía, soy su madre, no puedo ocultarle algo así.

—Deme unos días y hablaré con él.

—Vale. ¿Quieres ir a verlo?

—Iré a verlo apenas termine Ollie —sonrío—. Debo estar con él para la prensa.

—Vale, estamos en el Hotel de la Ville. Llámame cuando estés ahí.

—Vale.

Reyes sale de la habitación y yo empiezo a dar vueltas por todos lados, nerviosa e indecisa. ¿Y si Reyes se lo dice? Intento no pensar tanto en Carlos, pero me es imposible. Unos minutos después, la clasificación termina y Oliver llega de quinto. Estamos en la zona de prensa y me siento distraída. Cuando finaliza, intento escaparme de Oliver, pero es imposible.

Quiero que me mires- Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora