BUDAPEST 1.2

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Son las ocho de la mañana cuando tomo asiento en la mesa de reunión. No he dormido bien, tengo mucho dolor de cabeza y frente a mí está la increíble pero intocable Judith, sonriendo victoriosa. Poco a poco van llegando los demás, pero ella no hace contacto visual conmigo. Para mi sorpresa, Charles Leclerc toma asiento a mi lado.

—Lulu —susurra—, te he dejado mensajes.

—Pues aún no te divorcias —lo miro.

Sonríe divertido, yo también lo hago. Me mira y examina mi rostro.

—Tienes cara de que has dormido una hora.

—Oh, ni lo menciones. Tú también.

—¿Entonces lista para Budapest?

—Claro.

—Te ves radiante —dice—. Un poquito cansada, pero radiante.

—¿Eso es un cumplido?

Se inclina sobre mi oído.

—Como un sol.

—Ah, ah, ah —carraspea Judith.

Al fin me mira. Alzo una de mis cejas y la miro atentamente; no lo soporta mucho tiempo.

—Charles, ¿puedes tomar asiento a mi lado?

—Aquí estoy cómodo.

—Es para discutir unas cosas con Carlos y Lucía.

Carlos entra y saluda. Charles ladea la cabeza, intentando mantener el control.

—Creo que te vendría bien estar al lado de Judith —digo.

Carlos me mira apenas me escucha hablar; su mirada de confusión lo toma por sorpresa. No quiero demostrarle que me afecta. Quiero que sepa que me da igual, aunque por dentro me esté muriendo.

Oliver entra a la reunión y, al ver a Charles a mi lado, frunce el ceño, pero no es motivo para que no me regale su dulce sonrisa.

—Bien, vamos a empezar —dice Judith.

Charles de vez en cuando se inclina para decirme algo y me hace reír. La reunión es sobre cómo manejar las preguntas sobre el futuro de Carlos, la confidencialidad y otros temas. Cuando acaba la reunión, espero a Oliver.

—¿Me das un aventón al paddock?

—Yo puedo —dice Charles.

—Lucía, ¿podemos revisar la agenda cuando lleguemos? —me giro para ver a Carlos.

—Claro.

—Entonces sería bueno si vienes conmigo.

Judith me mira y, solo para fastidiarla, asiento.

—Los veo después.

Charles asiente, no muy convencido, pero Oliver me da un beso en la mejilla.

—Te busco al final, quiero llevarte a un lugar.

—Vale.

Salimos de la reunión y Carlos me pide que lo siga. Abre la puerta del copiloto.

—Entonces, Oliver...

Carlos sale del hotel. Intento no mirarlo.

—Es atento —me encojo de hombros.

—Me alegra —dice sin mirarme— que te des la oportunidad con alguien más.

—Claro.

Hay un silencio doloroso mientras conduce. Recuesto mi cabeza al vidrio.

—Tengo una propuesta y quiero que vengas conmigo esta noche.

Quiero que me mires- Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora