III. PARTE SINGAPORE 1.4

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El día de la clasificación en Singapur comienza con una mezcla de emoción y ansiedad. Estoy rodeada de la energía habitual del paddock de la Fórmula 1, pero siento un peso en el pecho que no puedo ignorar. Ayer, Oliver me llevó a Gardens by the Bay, un lugar que debería haber sido mágico, pero la conversación que tuvimos allí me dejó con más preguntas que respuestas. Él me dijo que necesitaba que lo dejara ir, que no quería que me sintiera atrapada. Esas palabras todavía resuenan en mi mente, como un eco que no puedo silenciar.

Mientras acompaño a Oliver en su rutina de preparación, noto que su enfoque está en la carrera, pero la distancia emocional entre nosotros es palpable. A pesar de estar a su lado, me siento como si estuviera observando todo desde fuera. Él parece tan concentrado, y cuando me habla, lo hace de manera breve y casi automática. Su atención está en la pista, y yo me siento invisible.

—¿Estás lista para la clasificación? —me pregunta sin mirarme a los ojos.

Asiento, pero en mi interior hay un torbellino de emociones. Cada vez que intento acercarme, parece que él se aleja un poco más. La angustia que siento se intensifica, como si estuviera atrapada entre dos mundos. Quiero ser la novia que necesita, pero mi mente sigue volviendo a aquel jardín. La belleza de Gardens by the Bay, con sus luces y flores brillantes, debería haber sido un refugio, pero se ha convertido en un recordatorio de mi confusión.

A medida que avanza la clasificación, el ruido de los motores y los gritos de los fanáticos se convierten en un telón de fondo para mi tristeza. Cada vuelta que Oliver da me duele un poco más. Quiero que me mire, que reconozca mi apoyo, pero parece que no puede ver más allá de su propia presión.

Me siento atrapada entre el amor que siento por él y los ecos del pasado que no puedo olvidar. El caos de la clasificación se desarrolla a mi alrededor, pero yo estoy atrapada en un mar de confusión. Al final del día, mientras la carrera continúa, me doy cuenta de que estoy en un punto crítico. La sombra de Carlos sigue acechando mis pensamientos, y la distancia emocional de Oliver duele en lo más profundo.

Me quedo en el paddock, deseando poder disfrutar de este momento sin el peso del pasado y la incertidumbre que me abruma. La magia de Gardens by the Bay se siente lejana ahora, un recuerdo agridulce de lo que podría haber sido, mientras mi corazón se siente más pesado que nunca.

Oliver no logra la pole, Charles la tiene mientras camino con el a la zona de prensa el se detiene. Sus ojos ne buscan desesperado.

-Le dire a otra persona de medios que me acompañe - dice con firmeza - Puedes irte

Voy a decir algo pero una chica de medios se adelanta, el no me mira solo se dispone a seguir caminando. Al llegar a mi oficina me siento frustrada, Grace entra a la oficina y me mira asustada.

-Oye - me abraza - Tranquila

-Es que no entiendo como puedo sentirme si - lloro - Yo tenia todo con Ollie...

La puerta se abre es Carlos, sus manos demuestran susto al verme en ese estado.

-Soy Grace ya me conoces

-Oh si ¿Todo bien?

Miri a Carlos sacudiendo la cabeza, Grace asiente y sale de la habitación. Carlos me alza la barbilla.

-¿Qué pasa?

Decirle a Carlos que lo mio con Oliver había acabado era complicar mas las cosas pero sería obvio.

-Oliver y yo terminanos

En su mirada hay una mezcla de asombro y alegría al mismo tiempo, me acerca a el y ne abraza. Sus manos acarician mi cabello suavemente.

Quiero que me mires- Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora