Mónaco 1.2

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Es una cena para presentarme a Carlos y parece que fuera para un funeral; estoy tan nerviosa que mis manos no dejan de temblar. Me pongo un vestido blanco liso hasta los tobillos y unas sandalias bajas. Suelto mi cabello hacia atrás. Judith ya me espera afuera en el vestíbulo. Mi teléfono suena, es Atenea, pero tengo prisa. Al subir al elevador, alguien lo detiene.

-Lo siento -dice Franco Colapinto con una sonrisa.

-Oh, no te preocupes.

Se coloca a mi lado, cierro los ojos tratando de no sentirme nerviosa. Franco se baja y yo respiro aliviada. Al llegar al vestíbulo, Judith alza la mano al verme.

-Lucía -dice- Estás muy guapa.

Judith está hermosa; lo sabe porque su vestido pegado al cuerpo que se lleva lo dice todo.

-Vamos, Carlos nos espera en el restaurante.

Charles espera en el Ferrari Purosangue gris de cuatro puertas. Le sonríe a los fotógrafos y uno de ellos se acerca tanto a mí que casi pega su cámara a mi cara.

-Debes acostumbrarte; no somos el centro de atención, pero ellos sí que lo son.

-Eres preciosa -dice Charles a su esposa- Bellísima.

Ella sonríe y él besa su mano; sin duda, se aman. Miro por la ventana y veo cómo algunas personas lo saludan desde las calles.

-Eres la estrella, Charles -digo.

-Cuando es en casa, sí que lo soy.

Judith me sonríe; ella es muy segura de sí misma. Quisiera ser como ella. Me sudan las manos; tengo tanto miedo de no gustarle a Carlos.

Charles estaciona su auto en un restaurante que ya está lleno de fotógrafos. Le abre la puerta a Judith y luego a mí.

-Puede ser muy estresante, pero siempre, si no hay que decir, intenta caminar rápido.

Judith ya sabe cómo hacer todo; yo parezco como si quisiera que la tierra me tragara. Entramos al restaurante, y Judith me indica dónde ir. Carlos, al verla, se levanta, y yo sonrío de lado a lado; él también sonríe, y mi corazón se quiere salir. Viene hacia mí sonriendo. Cuando se acerca, mi corazón se detiene al ver que le sonríe a Judith. Trago grueso; ni siquiera me ha notado.

-Carlos -dice Charles- Mi amigo Carlos.

Carlos le da una palmadita a Charles como si no mirara a la esposa con ojos de enamorado. Recuerdo hace años a Judith con Carlos besándose en un bar de Paris. Algo sucede con Carlos. 

-Carlos -dice Judith- Ella es Lucía Garrido, tu nueva relaciones públicas.

Jude se mueve para dejarme ver; Carlos me mira y me da una sonrisa amable.

-Carlos Sainz -dice estrechándome la mano.

¡Pero vamos! Pero a esta le ha dado dos besos en la mejilla, y yo soy España también.

-Es un placer, Carlos; soy Lucía. Espero ayudarte mucho.

Nota mi acento, pero no le sorprende.

-Vamos a sentarnos.

Judith me abre una silla al lado de Carlos; él mira la silla y le hace un gesto a Judith, que ella ignora. Vale, no quiero pensar que esto no está saliendo como creía.

-Lucía es de Madrid -dice Jude.

-Así es -digo.

-Nací en Madrid -dice Carlos- Pero debes saber bien a dónde me gusta estar.

Charles besa la mano de su esposa; Carlos retira la mirada y bebe un poco de agua.

-Estará contigo mañana -dice Judith-. Me gustaría que le enseñaras algunas cosas sobre ti para que te conozca.

-¿Así? -pregunta Carlos mirando a Charles- ¿No tendrás un déjà vu?

-Por supuesto que no.

-Al fin y al cabo, conocías todo de mí -dice Charles.

Ella sonríe y se ruboriza al ver a Carlos.

-Estaré un poco ocupado mañana, pero si quieres, puedes mandarla cuando me desocupe; podemos revisar lo que quedó pendiente.

-Claro -digo-. Estoy aquí para ayudarte.

Sus ojos se posan sobre mí; examina mi rostro y frunce el ceño.

-A veces prefiero estar solo; no me gusta que estén encima.

-Vamos, Carlos; no seas así -dice Charles.

Judith mira a Carlos molesta; ella me mira.

-Sé que Lucía hará un buen trabajo.

-Sin duda.

Carlos sonríe incrédulo, y unos minutos después llega la cena. Miro a Carlos muy concentrado hablando; lo hace con mucha elegancia y delicadeza. Franco Colapinto pasa al frente y sonríe al verme. Alzo mi mano.

-Primera regla: tener mucho cuidado con los otros equipos -dice-. Parecen inocente.

Carlos se ríe, y Charles también. Mientras disfrutamos la cena, intento no parecer muy enfocada en Carlos. Charles se levanta al baño.

-¿Cansada? -le pregunta Carlos a Judith.

Jude sacude la cabeza.

-Un poco -me mira-. ¿Quieres regresar con Carlos?

Judith intenta ocultar cómo Carlos la mira; daría lo que fuera para que algún día me me mire así.

-Voy a otra parte.

-No te tomará ni diez minutos.

Charles regresa y le brinda la mano a su esposa. Carlos los mira con una mirada un poco vacía.

-Nos vemos mañana, Lucía; puedes encontrar a Carlos en el paddock.

-Vale -digo.

-Llévala a su hotel -dice Jude.

Me despido de Charles. Carlos mira atentamente su vaso de agua, casi a la mitad. Hace un puchero.

-Intenta no estar tan cerca todo el tiempo.

-¿Perdón?

Se gira para mirarme; su mirada es fría y calculadora.

-Que seas mi relaciones públicas no significa que seas como Mia con Charles; para algunas cosas está mi familia.

¿Pero qué le sucede? Mi mirada es estupefacta; intento abrir la boca para decir algo, pero se levanta y me hace una señal para que me levante.

-Vamos; te dejaré en tu hotel.

Quiero que me mires- Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora