Madrid 1.2

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Me parecía una locura, pero era como si estuviera viviendo un sueño. Carlos entra por la puerta con dos paquetes en las manos y sonríe al verme. Se inclina para darme un pequeño beso en los labios.

— Buenos días -dice-. Perdón si no me encontraste, fui por desayuno.

— ¿Así que no confías en que lo haga yo?

Sonríe, y mi estómago siente un cosquilleo al verlo.

— Algún día te lo prepararé -me peina el cabello-. ¿Quieres ir a dar un paseo antes de irnos a Australia?

-Claro -el asiente

-Ven a comer 

Carlos acomoda la mesa y me quedo sorprendida al ver su atencion a hacia mi, abre una silla para mi y coloca sus telefonos en la mesa. Voy por mi tasa de cafe y mientras el acomoda la mesa veo que uno de sus telefonos se enciende. Al ver el telefono me quedo inmovil al ver el fondo de pantalla, es el y  Judith, es una foto vieja. Lo miro y el lo nota de inmediato.

Oye -dice apagando el telefono - Es un telefono personal, hace tiempo que no cambio nada

-Vale -abro mi silla - No te preocupes

-Lucia por favor 

-¿Por favor que Carlos?

-Lo cambiare de inmediato 

Sacudo la cabeza y el se sienta a mi lado.

— No quiero que te diviertas con otros - alza mi barbilla - ¿Quién es Sergio?

— ¿Qué? - lo miro.

— Pues me ha detenido afuera - dice - Preguntó cómo estabas.

Bufeo molesta.

— Me estás cambiando de tema.

Me toma de la mano y me levanta, sus manos acarician mi mejilla.

— Podemos intentarlo.

— ¿Y Judith?

— No hables de ella.

— Carlos, tú la amas.

Se queda en silencio un momento y aquellos hermosos ojos me cautivan, me da un beso en la frente.

— Estoy contigo aquí, eso es lo que importa.

— Si ella no estuviera con Charles, estoy segura de que no estarías aquí.

Camino hacia la mesa y tomo asiento. Carlos también se sienta y me mira.

— Lucía, mírame por favor.

— ¿Qué, Carlos? No quiero que juegues conmigo.

— Sí, Lucía -dice-. Si ella no estuviera con él, estaría con ella y no aquí contigo.

Mis ojos se humedecen, Carlos se da cuenta.

— Pero ahora estoy contigo, tú llegaste a mi vida.

— Vale -digo-. Pues gracias. Sergio es mi ex. Nos íbamos a casar hace un año y medio, pero se acostó con su jefa.

— Pues es un imbécil y no lo quiero ver cerca de ti.

-Finges bien -bebo de mi café - Sergio no es un problema

Suspira, desayunamos en silencio unos segundos 

-Se parece a ti -dice Carlos señalando la Mermelada - Cuando te pones roja

-¿Ah si?

Asiente, me pone un poco en los labios y atrae sus labios a los míos. Pareciera que cuando la sombra de Judith no estaba, todo era diferente.

Quiero que me mires- Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora