IV. PARTE MÉXICO 1.6

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—Estás hermosa —dice Carlos en voz baja, sus ojos recorriendo cada detalle con una devoción que parece sincera.

No puedo evitar ver cómo brillan sus ojos, como si me estuviera mirando de una manera diferente a todas las veces anteriores. Pero, por dentro, algo se rompe. Las palabras suenan vacías, sin peso, cuando pienso en lo que Oliver y yo hemos perdido. El simple hecho de estar aquí, de escuchar este cumplido de Carlos, solo hace que la distancia entre Oliver y yo duela aún

Al llegar al restaurante Azul Condesa, lo primero que noto es la presencia de varios paparazzi apostados cerca de la entrada. Las cámaras destellan cada vez que alguien aparece en la puerta, y rápidamente me doy cuenta de que no solo estamos nosotros aquí. Parece que más pilotos han elegido el mismo lugar para cenar, lo que ha atraído la atención de los medios.

Intento mantener la calma, pero el bullicio afuera crea una sensación de inquietud. ¿Quién más estará adentro? Giro la vista hacia Carlos, esperando que él también lo note, aunque su expresión no delata preocupación, como si estuviera acostumbrado a todo el circo mediático que nos rodea.

De alguna manera, este momento solo me recuerda lo lejos que estoy de tener paz. La presencia de los paparazzi, los otros pilotos, todo esto se siente como una constante vigilancia.

Apenas nos bajamos del auto se vienen encima como pajaros, hacen preguntas incómodas, en medio de loas cámaras Carlos me toma de la mano y cruzamos la puerta del restaurante.

Apenas bajamos del auto, los paparazzi se nos vienen encima, con sus cámaras destellando y sus voces elevándose por encima del bullicio de la calle. Las preguntas se vuelven más insistentes, pero lo que más me impacta es una en particular:

—¿Es verdad que Lucía ha salido de Ferrari? —grita uno de ellos.

Mi respiración se acelera al escuchar eso. No respondo, pero el comentario cala profundo. No estaba preparada para enfrentar ese tipo de rumores aquí, en medio de todo este caos. Carlos, sin vacilar, me toma de la mano con firmeza, manteniéndose sereno a pesar de la situación. Cruzamos la puerta del restaurante, dejando atrás las preguntas y las cámaras, pero el eco de esas palabras aún resuena en mi mente.

Una chica nos recibe y pide disculpa por las cámaras, al entrar veo a Piastri con su novia, Carlos aun me sostiene la mano pero andarse cuenta la suelta con cuidado.

-Señor Sainz tenemos su mesa privada lista

Carlos asiente y seguimos a la chica y agradezco a Carlos que sea a lo lejos de las cámaras afuera. Seguimos a la camarera entramos a una parte privada rodeada de plantas. Carlos abre una silla para mi y sonríe.

-Gracias - tomo asiento
Mientras disfrutamos de la cena, me doy cuenta de que es el momento de ser honesta con Carlos sobre mis sentimientos y la situación con Oliver.

—Carlos, quiero que sepas algo más —le digo, manteniendo la mirada en sus ojos—. Aunque ya sabías lo de mi compromiso, necesito que entiendas que estoy en un lugar diferente ahora. He decidido dar un paso atrás de todo.

Carlos me mira con atención, pero no interrumpe.

—No quiero que pienses que esto significa que podemos volver a lo que éramos antes de inmediato. Te pido que me tengas paciencia —le explico—. Necesito tiempo para procesar todo lo que ha pasado y, sobre todo, para encontrarme a mí misma de nuevo.

Él asiente lentamente, asimilando mis palabras.

—Entiendo —responde, su voz es calmada—. No quiero presionarte. Lo último que quiero es que te sientas incómoda.

—Aprecio eso —digo con sinceridad—. Me gustaría que pudiéramos ser amigos, si eso es posible. Me gustaría poder contar contigo sin la presión de lo que fue nuestra relación.

Quiero que me mires- Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora