III. PARTE SINGAPORE 1. 3

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Abro mis ojos por el golpe en la puerta. Mierda, me levanto de inmediato al ver la hora. Joder, joder, tengo que llegar al circuito. Miro mi teléfono; son llamadas de Grace, y cuando abro la puerta, está ahí parada.

—¡Amigaaa! —chilla—. Vine anoche y no te encontré.

—Bueno...

—¿Y Oliver? ¿Está aquí?

—No... él.

Su cara se descompone.

—Oh, no —dice, sorprendida.

Hago un puchero y me abraza. Entre lágrimas, me siento con Grace y le cuento todo lo que ha pasado. En medio de la confusión por lo que siento, me siento abatida. Grace me limpia las lágrimas.

—Amiga, no te juzgo, te entiendo —sonríe—. Pero no puedes seguir así.

—Lo sé... —me limpio la nariz—. Eso intento, descubrir qué es lo que más siento.

Me vuelve a abrazar y me limpia la cara. Me pasa una botella de agua.

—Vamos, hay que ir al circuito.

—Sí...

Mientras me visto, siento algo diferente. Mi cabello está un poco desordenado, pero intento que se vea lo más estético posible. Tomo mi bolso y le dejo un mensaje de voz a mis pequeños. La ausencia de ellos y mis problemas cada vez son peores.

Oliver está afuera del pasillo esperándome. Sus ojos reflejan que ha dormido poco, y eso me preocupa.

—Hola —dice—. ¿Lista?

Asiento.

Toma mi mochila y sonríe.

—Parece que pesa mucho.

Sonrío a medias, subimos al elevador y caminamos hacia su Ferrari. Veo a Carlos a lo lejos, pero no lo miro. Oliver me abre la puerta y salimos hacia el circuito. Cuando llegamos al paddock, me siento cansada. Quizás tomé demasiado vino.

Oliver y yo nos sentamos en el Paddock Club a ver la agenda antes de su práctica: solo conferencia con los medios y una pequeña sesión de fotos.

—Pues te veo en el garage.

—No quiero molestar.

—¿Por qué lo harías? —pregunta y me mira—. Lucía, yo te adoro. No es como si un día dejes de existir para mí.

—Pues parece que sí.

—¿Has desayunado?

—No.

—¿No? —pregunta, molesto—. ¿Por qué, Lu?

Me siento tranquila de que Oliver no me pregunta dónde estoy. Grace, al verme, alza la mano y chilla.

—¡Ollie!

Grace abraza a Oliver, y Oliver abre los ojos. Grace abraza muy fuerte. Oliver sonríe y me mira.

—Saben, iré a desayunar allá. Ustedes desayunen tranquilos.

Sacudo la cabeza, divertida. Ollie pide un desayuno para mí y me sorprendo al ver el plato que ha pedido.

—No debería estar haciendo esto.

—¿Ya desayunaste con Kristen?

—¿Y tú con Carlos?

Lo miro furiosa. ¿De verdad desayunó con ella? Oliver nota mi molestia.

—Solo somos amigos.

—No me importa.

Quiero que me mires- Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora