7-Pizza y la isla de las tentaciones

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*Pedri*

-¿A tu casa?-Me preguntó sorprendida y yo asentí.

-Para presentarte a mi hermano, te va a caer genial y cocina de muerte-le dije y ella se ruborizó.

Era una de las cosas que más me gustaban de ella, la forma en la que se ponía rojita cuando decía algo que no se esperaba.

-Si no te apetece o tienes planes no pasa nada, solo que bueno, he pensado que podríamos pasarlo bien-le dije viendo que quizá se estaba sintiendo presionada.

-Solo iba a ver la isla de las tentaciones-me dijo y yo sonreí de lado.

-¿Ves esa mierda?-Le pregunté y ella abrió la boca ofendida.

-No te pases-me dijo señalándome con el dedo y yo reí.

-Estoy seguro que nos lo pasaremos bien viendo la isla de las tentaciones-le dije y ella asintió-¿a las siete?-Le pregunté.

-Claro-me dijo sonriendo tímida.

-Te pasaré la ubicación-Le dije y ella asintió-luego nos vemos, Alexia-le dije antes de darme la vuelta para ir a los vestuarios.

Esperaba que Fer no tuviese planes, porque prácticamente lo había usado de excusa para quedar con Alexia.

Salí un poco antes que los chicos, que tenían que pasar también por los fisios antes del partido de mañana, y cuando llegué a casa Fer estaba jugando a la play en el salón de casa.

-A la comida le queda cinco minutos-me dijo y yo asentí tirando la mochila a un lado y tumbandome de largo en el sofá.

-Estoy muerto-dije, el entreno había sido duro.

-Es lo que tiene trasnochar-me dijo con ironía y yo reí mirándolo.

-Fer, nada que ver, enserio-le dije enserio-de hecho, la he invitado esta noche a casa para que la conozcas, vas a ver que te va a caer genial a ti también-le dije para de paso avisarlo ya.

-¿La vas a traer a casa?-me preguntó sorprendido.

-Si, ¿te molesta?-le pregunté confundido por su tono de sorprendido.

-Nunca has traído ninguna chica a casa, va a ser la primera-me dijo haciendo el payaso y yo rodé los ojos cansado.

-Fer, deja ya de..-él timbre del horno sonó y yo me levanté a por la comida-salvado por la campana, bocas-le dije y el rió dejando el mando a un lado para que los dos fuéramos a comer.

Se me hizo eterna la tarde hasta que por fin llegó la hora a la que venía Alexia, habíamos estado limpiando la casa porque las veces que había estado en casa de Alexia lo había tenido todo impoluto, no fuese a pensarse que yo era un guarro.

Fer había preparado pizza para cenar, pizza casera, esperaba que le gustase.

El timbre de casa sonó y bajé las escaleras para ir a abrir, cuando lo hice, ahí estaba ella, tan bonita como siempre y con una bolsa en las manos que me tendió.

-No pensarás que iba a venir con las manos vacías-me dijo repitiendo la frase que había usado yo para comprarle las uvas.

Reí negando y abrí la bolsa dándome cuenta de que era eso mismo, uvas.

-Muchas gracias, no tenias por qué-le dije dejándole paso y ella entró tímida inspeccionando el sitio con la mirada mientras giraba sobre si misma.

-Este salón es más grande que mi piso entero-me dijo asombrada y yo reí.

-Pero tú piso es más acogedor-le dije y ella negó riendo.

-¿Lo dices porque es más pequeño?-me preguntó.

LLEGASTE TÚ-PEDRI GONZÁLEZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora