MARATON FINAL 1/3: 68-DESPUES DE ESTO SI ME CASO

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*Alexia*

El miedo se apoderó de los tres de un momento a otro, hasta que pedri tomó la iniciativa.

-Hay que salir de aquí chicas, no sé por donde, pero quedarnos aquí es perder tiempo-nos dijo.

Alejandra asintió, y el entrelazó mi mano con la suya, a la vez que yo le ofrecía mi otra mano a mi hermana, que me la cogió con confianza.

Alejandra nos llevó por la que se suponía que era la salida más cercana, pero rápidamente tuvimos que dar la vuelta, cuando nos encontramos de golpe con el fuego.

-Joder-dijo ella.

Cada vez se veía menos, los ojos ya empezaban a doler y la garganta empezaba a picar, hasta el punto de tener que agacharnos y andar a gatas para inhalar el menor humo posible.

Hasta que se escuchó a Sara de fondo.

-¡Chicos!-escuchamos al otro lado de la pared.

-¡Estamos aquí!-gritó Alejandra-¡Estamos rodeados!-le dijo soltando un sollozo.

-¡Mierda, no!-gritó Sara desde el otro lado.

Y eso fue suficiente para que los tres perdiesemos la mínima esperanza que nos quedaba de salir de aquí sanos y salvos.

Me abracé a pedri soltando un sollozo y él me abrazó con fuerza.

-Siento haberte metido en esto..-sollocé en su hombro.

-Bajo al infierno a por ti si hace falta-me respondió él-eres lo mejor que tengo-me dijo en el oido.

-Desde que llegaste tú mi vida empezó a verse de colores, te amo-sollocé en su pecho.

-Y yo mi vida, te amo más que a nada-me dijo.

Mire a mi hermana, que tenía su cabeza entre sus rodillas y agarre su brazo para unirla a nuestro abrazo.

-Siento haberte fallado tantos años, tu siempre fuiste la valiente que le plantó cara, y yo la cobarde que por miedo...no sé atrevía a llevarle la contraria-me dijo y yo negué.

-Esto no nos lo merecemos ninguna, no tengo que perdonarte nada-le dije negando.

Los minutos pasaban, el calor aumentaba y el aire cada vez era más negro, haciendo que cada vez el aire de nuestros pulmones fuese disminuyendo.

No había escapatoria.

O eso creíamos, cuando de repente apareció un señor vestido de bombero haciendo paso con una manguera.

-¡Están aquí!-gritó-¡Vamos chicos, vamos!-nos dijo.

No sabíamos su nombre, pero ese señor acababa de salvarnos la vida.

*****************

*Pedri*

-Toma, bonita-le dije a Alexia dándole su vaso de leche calentito.

-Gracias, mi amor-me dijo ella sentada en la camilla de la ambulancia.

El caos seguía un poco, aunque ahora ya estábamos fuera de peligro.

No eramos los únicos que el padre de Alexia y Alejandra había intentado matar.

Clientes detenidos, trabajadoras liberadas, agentes del cni con quemaduras y algunos heridos.

Y ellos detenidos.

El padre de ellas y el desgraciado que había tenido a mi novia amenazada durante meses. Este último herido con un balazo en el hombro.

Se pudririan en la cárcel con todos los antecedentes y lo que se les venía encima.

Y no solo a ellos, sino que Eva la madre de ellas también por cómplice de todas sus atrocidades.

Sara y Alejandra se acercaron donde nosotros estábamos y me senté en la camilla de Alexia junto a ella para dejarles libre la mía a ellas.

Habían pasado muchas horas.

Los abuelos de ellas estaban aquí hablando con la policía, y mis padres y mi hermano no tardarían en llegar ya que en cuanto llamó a fer cogieron un avión.

-Por fin libres-dijo Alejandra viendo como su padre era metido en un furgón de policía y Alexia asintió.

Ambas se miraron y se abrazaron sin dudarlo derramando algunas lágrimas de felicidad y liberación.

Sara y yo nos miramos sonrientes, y rápidamente nos abrazamos también al ver a nuestras chicas tranquilas y felices.

Resultó ser que si, Sara y Alejandra eran novias y ambas habían estado implicadas desde el principio en recopilar pruebas para poder acabar con todo.

Asique al final Alejandra solo era una víctima más del desgraciado de su padre desde el principio.

Abracé a Alexia por la cintura cuando las hermanas se separaron y ella apoyó su cabeza en mi pecho soltando un suspiro cansada.

-Después de esto si que me caso-me dijo ella mirándome y yo sonreí bajando hasta sus labios para besarlos con ganas.

-Yo no sé si pensármelo después del golpe que has dado, casi me matas-le dije llevando mi mano a mi nuca y haciéndonos reír a ambos.

-Lo siento amor, te llega a pasar algo y me muero-me dijo acariciando mi barbilla y yo la miré embobado, o enamorado hasta las trancas, no lo sé.

-Yo si que llevo días pensando que si te pasaba algo me moría mi vida-le dije abrazandola con fuerza contra mi pecho, abrazo que ella apretó también con fuerzas.

Poco tardo en llegar mi familia a abrazarnos con fuerza.

Mientras mis padres abrazaban sin consuelo a Alexia yo me abracé a fer que tenía los ojos también llorosos.

-Menos mal que estás bien, mi niña-le dijo mi madre cogiendo sus mejillas con lágrimas en los ojos para que después las dos se fundiesen en un abrazo demasiado bonito.

Estos meses separados habían tenido un lado bueno, y es que mi madre había encontrado en Alexia la hija que añoró tener, y Alexia había encontrado en ella la mamá que le faltó.

Eramos una familia, y después de tantos meses pasándolo realmente mal de forma injusta, nos tocaba ser felices.

(CONTINUARÁ...)

LLEGASTE TÚ-PEDRI GONZÁLEZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora