31-comida sin grasa

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*Pedri*

-Sin dudarlo amor, si es contigo no me importa perderme donde sea-le dije y ella sonrió cogiendo mis mejillas para dejar un beso en mis labios.

Al menos mi plan había dado sus frutos y ahora se veía mucho más relajada y contenta.

Me comía la cabeza pensando que cojones era lo que escondía con su familia, pero iba a respetar que ella me lo contase cuando quisiese.

Empecé a dejar besos húmedos por su cuello y a los pocos minutos escuché un suspiró escapar de sus labios.

-Pedri, aquí puede subir cualquier vecino-me dijo excitada.

-Pues entonces bajamos a tu habitación....porque necesito hacerte el amor, necesito oírte gemir mi nombre-le dije cerca de su oído y ella asintió levantándose.

Bajamos hasta su piso agarrados de la mano a paso acelerado y yo saque la llave de mi bolsillo para entrar en casa a la velocidad de la luz.

En cuanto cruzamos la puerta la pegué a la pared juntando nuestros labios mientras bajaba las manos a su precioso culo que me hacia perder la cabeza.

Ella hundió sus dedos en mi pelo acariciando mi nuca y decidí empezar a andar hasta la cama para tumbarla sobre ella.

Me recosté encima de ella sin echar mi peso sobre su cuerpo y fui desabrochando su chaqueta mientras iba dejando besos por todo su cuerpo que era mi perdición.

Nos fuimos deshaciendo de la ropa poco a poco hasta quedar los dos completamente desnudos y fui bajando por su abdomen dejando besos hasta llegar a su sexo donde metí la cabeza abriendo sus piernas.

-mmm, ¡Pedri!-gimió y yo sonreí mientras pasaba la lengua por su clítoris como sabia que a ella le gustaba.

Cogí un preservativo de la mesita de noche a los minutos cuando ya la noté que estaba mojada y lista para mi y lo abrí bajo la atenta mirada de sus ojos azules.

Me tumbé sobre ella colocándome en su entrada y ella abrió aún más las piernas para que tuviese todo el acceso posible a ella.

Sonreí viendo que estaba igual de excitada que yo y entré en ella de una estocada notándola tan estrecha y mojada que podía correrme solo con pensarlo.

-Uf...madre mía amor, toco el cielo cada vez que estoy dentro de ti-gemí en su oído mientras ella besaba mi cuello.

-Más, quiero más...-gimió en mi oído y yo sonreí, se notaba que ya se empezaba a sentir mucho más suelta.

Me incliné saliendo de ella dándole la vuelta y poniéndola en cuatro y me volví a colocar en su entrada entrando sin previo aviso y del tirón.

Ella pegó su boca a la almohada acallando sus gemidos por los vecinos, pero yo necesitaba escucharla gemir mi nombre.

Salí de ella tumbándome sobre el colchón y la cogí indicándole que se subiese encima de mi.

-Ven-le dije pegando su cuerpo al mío haciendo que se inclinase hacia mi y yo tuviese acceso a sus tetas y su cuello que eran mis zonas favoritas.

Empecé a embestirla con rápidos movimientos desde abajo entrando en ella con decisión, ella apoyó una de sus manos en mi pecho mientras gemia sin parar cerca de mis labios.

-Me voy a correr-gimió ella con los ojos cerrados.

-Solo un poco más, aguanta, quiero que lo hagamos juntos-gemi llevando las manos a su culo para que mientras yo entrada en ella su culo hiciese fricción y me excitase aún más.

Y así fue, un par de minutos después la habitación se llenó con los gemidos de Alexia y los míos llegando al orgasmo los dos juntos.

Se tumbó en la cama exhausta y la miré con una sonrisa, sabía que esta vez había sido la que más había disfrutado ella.

-Ha sido alucinante-me dijo entrecortada y yo reí acercándome a sus labios.

-Tú eres alucinante-le dije y ella sonrió correspondiendo mi beso cogiendo mi cara con sus manos.

-No me hagas daño nunca pedri, porque no se si sería capaz de volver a ser feliz-me dijo y yo acaricié su mejilla con amor.

-Nunca voy a hacerte daño mi vida, te quiero más que a nada-le dije cerca de sus labios y ella sonrió.

-Yo también te quiero-susurró en mis labios.

Amaba como sus labios y los míos encajaban perfectamente, como la mezcla de nuestros olores y nuestras manos.

Alexia era lo más bonito que me había pasado nunca.

Nos costó muchísimo, pero tuvimos que levantarnos de la cama donde estábamos tan bien para irnos ambos a trabajar.

Nos dimos una ducha rápida porque ambos estábamos pegajosos después de todo lo que habíamos hecho y después nos vestimos para nuestro nuevo día.

Salimos de su casa con las manos entrelazadas y así fuimos todo el camino en mi coche, con nuestras manos entrelazadas y sin soltarnos porque si la soltaba sentía que me moría.

Alexia era mi mundo.

Nos separamos al llegar a la ciudad deportiva, ella tenía que irse a la sala de fisios a poner todo en orden y yo fui directo al vestuario donde había algunos de mis compañeros.

                              ********

El entreno de vuelta había ido más que bien, las sensaciones en general eran estupendas y las mías en particular aún más.

Después de mi racha de lesiones parecía que todo se había calmado y no podía estar más contento de que por fin todo estuviese dando sus frutos.

Vi a mi novia antes de entrar al vestuario hablando con uno de los entrenadores tácticos y ella desvio sus ojos hasta los míos.

Aproveché para guiñarle el ojo con una sonrisa y ella sonrió disimuladamente también volviendo su atención a Federico, el entrenador táctico.

Me metí en el vestuario para ducharme y los chicos empezaron a hablar de tías para variar, no es que me importase porque al final yo hacía lo mismo unos meses atrás, pero me moleste un poco cuando el tema se desvio en mi.

-A pedri como le gusta Alexia lo hemos perdido para siempre, ya no quiere ni salir con nosotros-se burló joao Félix y yo frunci el ceño mirándolo mientras casi todo el vestuario dirigía su mirada hasta mi.

-¿Qué hablas?-Le pregunté.

-Por favor, Pedri, se te nota cada vez que la miras que te está volviendo loco-me dijo y yo suspiré, Alexia no quería casi ni que lo supieran los chicos como para que lo supiese todo el vestuario.

Asique dije la primera estupidez que se me vino a la mente en ese momento.

-Yo soy más de comida sin grasa para tu información-dije con indiferencia y noté como todos se quedaban callados sin contestar.

No sabía que había pasado hasta que escuché un carraspeo de garganta y me giré viendo a mi novia ahí, con la mirada agachada incómoda.

¿Había escuchado la gilipollez que había soltado por mi boca para que joao no sospechase? Esto no me podía estar pasando a mi, joder.

-Chicos, tenéis que ir ya pasando por la sala de fisios-informó y dirigió su última mirada a mi y supe que había escuchado todo cuando lo único que había visto en sus ojos era decepción...

(CONTINUARÁ...)

Os leooo...✨️

LLEGASTE TÚ-PEDRI GONZÁLEZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora