54-La neblina de pedri

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*Pedri*

Todo era una mierda, todo.

Desde que Alexia se fue todo se había convertido en una mierda.

Sabía que la quería, pero lo que no sabía es que la necesitaba para ser feliz más que nada.

Y lo peor de todo era fingir frente a una pantalla estar bien porque sabía que ella me necesitaba bien.

No dormía bien porque me faltaba ella al otro lado de la cama o apoyada en mi pecho, no comía como debía comer porque estaba desganado y fer no estaba, no estaba entrenando en mi mejor momento y justamente por hacer mal todo me veía ahora aun peor.

Lesionado y sin poder jugar.

Sara, la nueva fisio fue la que me atendió cuando los técnicos me mandaron a la sala fisios.

Era la sustitución de Alexia.

Era buena, pero no tanto como mi chica.

-Pedri, ¿que ha pasado?-me preguntó acercándose a mi al verme entrar con mala cara.

-Creo que me he lesionado en una disputa con ferran-le dije tocándome el muslo derecho haciendo una mueca y ella empezó a ponerse los guantes.

-Tumbate en la camilla, voy a inspeccionarte-me dijo y yo le hice caso sintiendo ese pinchazo insoportable que conocía de veces pasadas, pero que hacía 8 meses que no sentía, el tiempo que Alexia había estado aquí.

Me tumbé en la camilla con dificultad, sintiendo cada centímetro de mi cuerpo protestar por el dolor. Sara se acercó a mí con una mezcla de profesionalismo y preocupación en el rostro.

-Cuéntame exactamente cómo te has hecho esto-me pidió mientras comenzaba a palpar suavemente mi muslo derecho.

-Fue en elentrenamiento, estábamos jugando un partido y en una disputa con Ferran sentí un tirón. No pensé que fuera grave, pero el dolor no ha cedido desde entonces-expliqué, intentando no dejarme llevar por el malestar.

Sara asintió, concentrada en su trabajo. Aunque era buena en lo que hacía, no podía evitar comparar cada uno de sus movimientos con los de Alexia. Recordaba cómo ella siempre sabía exactamente dónde presionar, cómo sus manos parecían tener un sexto sentido para encontrar el origen del dolor y aliviarlo. Con Sara, aunque competente, faltaba esa conexión casi mágica que había tenido con Alexia.

-Esto va a doler un poco-me advirtió Sara antes de aplicar una presión más firme en la zona afectada. Apreté los dientes, tratando de no quejarme.

Mientras Sara trabajaba, mi mente divagaba hacia Alexia sin poder evitarlo, recordando el dulce olor de mi chica, el tacto de sus manos sobre mí piel, su sonrisa, ella, toda ella.

El sonido del vendaje siendo desenrollado me devolvió al presente.

-Necesitamos inmovilizar esto por un tiempo y programar algunas sesiones de terapia para asegurarnos de que te recuperes bien - dijo Sara, concentrada en su tarea. - No quiero que vuelvas al campo hasta que estés completamente recuperado. ¿Entendido?

Asentí, resignado. Sabía que tenía que seguir las indicaciones al pie de la letra si quería volver a jugar lo antes posible, pero la perspectiva de estar fuera del campo me atormentaba. Sentía que todo se estaba desmoronando a mi alrededor. La falta de Alexia, la presión del equipo y ahora esta lesión, todo se sumaba y hacía que me sintiera más perdido que nunca.

Sara terminó de vendarme y me ayudó a levantarme.

-Tómate el resto del día libre, Pedri. Descansa y mañana comenzamos con la rehabilitación - me dijo con una sonrisa tranquilizadora.

LLEGASTE TÚ-PEDRI GONZÁLEZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora