34-¿No te has ido?

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*Pedri*

Habían pasado dos días desde que Alexia no me dirigía la palabra, pero hoy iba a ser distinto, hoy pensaba hablar con ella si o si.

Terminamos el entrenamiento casi a las doce del medio día y xavi nos indicó que pasáramos por la sala de fisios ya que teníamos partido al día siguiente.

Hoy no pensaba dejar que Alexia me derivase a otro compañero, de hoy no pasaba hablar con ella.

Estaba súper decidido, pero cuando entré vi que su mesa está vacía, su bolso no estaba en el perchero junto con su chaqueta, sino que solo estaba su bata.

Mi cabeza empezó a jugarme en contra, ¿y si se había ido por mi culpa, por que no quería saber más de mi?

-¿Y Alexia?-preguntó Gavi por mi a Antonio.

-Está de baja, se encontraba mal-nos indicó mientras nos dividía entre él y Francisco.

Ya tenía que estar mala Alexia para no haber venido a trabajar, porque ella era muy responsable.

Saque mi móvil mientras Antonio empezaba a revisarme y me metí en el chat de la rubia.

"Hola, nos ha dicho Antonio que te encontrabas mal, ¿Quieres que vaya a verte y te llevo algo?" Le di a enviar moviendo la pierna nervioso.

-Pedri, relájate-me indicó Antonio y yo asentí calmando mis músculos.

No es que lo hiciese mal, pero estaba tan acostumbrado a que fuese Alexia la que me revisase que me sentía muy extraño.

No obtuve respuesta de la rubia, ni siquiera me leyó el mensaje asique decidí ir a su casa para ver como estaba.

Paré antes a comprarle un ramo de flores porque sabía cuanto le encantaban.

Subí hasta su planta y pegué al timbre de su puerta con las flores en la mano, pero nadie me abrió.

Volví a insistir unas cuantas veces más, pero seguí sin obtener respuesta y justo cuando pensaba irme la vecina de enfrente salió de su casa, una mujer de unos ochenta años.

-Chico, no hay nadie en casa-me dijo señalando la puerta de Alexia.

-¿Sabe donde está?-Le pregunté educadamente.

-Se la llevó la ambulancia de madrugada, no sabemos nada más-me dijo y yo abrí los ojos.

-¿¡La ambulancia?! ¿Por qué?-le pregunté y ella se encogió de hombros.

-No lo sé, solo vi la ambulancia llevársela a eso de las cuatro de la mañana-me dijo y yo saque mi móvil mirando la hora.

-Gracias señora-dije para empezar a bajar las escaleras y montarme en mi coche.

Fui hasta el hospital más cercano a su casa después de llamarla un par de veces y no obtener respuesta de ella, con el corazón en un puño, ¿como que se la habían llevado en ambulancia?

En el mostrador no me quisieron dar información al no ser familiar.

-Oiga, le estoy diciendo que es mi novia-le pedí pero la chica negó suave.

-Lo siento, no puedo darte información-me dijo encogiendose de hombros y yo suspiré sin saber ya que cojones hacer.

Me aleje del mostrador pasando las manos por mi pelo desesperado hasta que una vocecita llamó mi atención.

-¿Pedri? ¡Abuelo, es pedri!-dijo un pequeñín cuando me vió.

No estaba de humor para saludar a nadie, pero sabía la ilusión de los niños y me supo mal irme y dejarlo colgado.

Y fue lo mejor que hice, por que al darme la vuelta lo ví, nunca lo había visto en persona pero si en mil fotos que tenía su hermana por todos lados, era el hermanito de Alexia, era David.

-Hola David, ¿como estas campeón?-le dije y el abrió los ojos mirando a su abuelo sorprendido.

-¿Sabes mi nombre?-me preguntó sorprendido y yo sonreí asintiendo.

-Soy amigo de tu hermana, estoy aquí para verla-le dije y el sonrió emocionado-encantado, soy pedri-dije tendiendole la mano a su abuelo.

-Enrique-me devolvió él el saludo-¿Amigo de mi nieta entonces?-me preguntó y yo asentí.

-¿Puedo subir a verla? No me contesta los mensajes y estoy bastante preocupado-le dije.

-Claro, ahora mismo está con mi mujer, Nieves-dijo y yo sonreí asintiendo.

Si estaba acompañada es que no era tan grave, aunque estaba deseando verla y comprobar con mis propios ojos que no fuese nada.

Tocamos a una puerta de la planta cinco y después entre el último después de ellos.

-Ha venido alguien a verte-le dijo su abuelo y casi pude imaginar desde fuera como ella frunciria el ceño.

-¿Quién?-preguntó y yo entre por la puerta conectando mis ojos con el azul de los suyos.

-Pedri, ¿qué haces aquí?-me preguntó y yo me acerqué a la camilla acariciando una de sus piernas sobre la sabana.

-¿Qué te ha pasado?-le pregunté.

-Neumonia-me dijo ella seguido de una tos algo fea que me hizo preocuparme.

Me acerqué a acomodarle mejor los cojines de su espalda bajo la mirada atenta de su familia.

-Deberías irte, no tienes mascarilla y puedo pegartelo-me dijo ella y yo la miré sin saber qué decirle ya.

-No quiero irme, quiero estar contigo-dije cogiendo su mano entre las mías y noté como sus ojos se aguaron y cogió aire por la boca.

-No es lo mejor pedri, por favor, vete-me pidió con los ojos cargados de lágrimas y soltándose de mi agarre.

Suspiré sin querer presionarla, lo que me faltaba era encima alterarla yo, asique solo asentí dejando un beso en su frente y despidiéndome de su familia para salir por la puerta.

Me quedé apoyado en la pared devastado, intentando contener las lágrimas mientras miraba al techo.

La había cagado hasta el fondo y Alexia nunca me perdonaría.

Podría haberme ido, pero quería saber la gravedad de su estado, asique me senté en una de las sillas esperando que viniese el médico que llevara su caso.

El abuelo de ella salió con su Hermano poco después, el pequeño me pidió la foto que no nos habíamos hecho antes y yo asentí sonriendo a la cámara con el mientras su abuelo la sacaba.

-¿No te vas a casa?-me preguntó Enrique.

-No hasta que pase el doctor y me diga como está-le dije y el asintió leve.

Él se fue a entretener a su nieto un rato al parque y yo espere en la silla moviendo las piernas nervioso cuando de repente la puerta de la habitación de Alexia se abrió de par en par con su abuela saliendo gritando ayuda.

Sin pensármelo entré dentro viendo como Alexia respiraba con dificultad.

-Tranquila, rubia, tranquila respira conmigo-le pedí poniendo mi mano en su pecho y la suya en el mío y haciendo que ella siguiese mi ritmo.

Y así lo hizo, antes de que llegasen los médicos Alexia ya respiraba más calmada.

-¿No te has ido?-me preguntó sorprendida y yo negué secando una lágrima que caía por mi ojo derecho.

-¿Cómo voy a irme dejándote aquí? No puedo Alexia, no puedo-le dije besando la palma de su mano justo antes de que llegasen los médicos y me apartaran de su lado para examinarla...

(CONTINUARÁ...)

¡Os leooo!❤️✨️

LLEGASTE TÚ-PEDRI GONZÁLEZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora