57-Me da miedo amor...

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*Pedri*

-Venga, ¡vaaamoooss!-le pedí a pedri zarandeandolo un poco pero él negó hundiendo su cabeza en mi cuello dándome besos que me desconcentraban.

Sonreí mordiendo mi labio mientras él se hacia hueco entre mis piernas enredados ambos en las sábanas de la cama.

-No quiero salir de la cama, quiero quedarme todo el día contigo aqui-espetó el y yo reí mientras negaba acariciando su pelo.

-Cariño eso no puede ser, ¡me prometiste que íbamos a ver la isla juntos!-le dije haciendo un puchero y el sonrió cerca de mis labios.

-Si es que...no le puedo decir que no a esa carita-me dijo dejando un pico en mis labios para luego levantarse de la cama-¿Vamos, bonita?-me dijo ofreciéndome su mano y yo asentí sonriente cogiendola.

Nos vestimos con ropa cómoda y con los bikinis debajo, preparamos una nevera de la playa con comida, un bolso con toallas y fer nos dejó su coche para que pedri me hiciese un tour durante todo el día.

Mientras yo acababa de desayunar pedri entro a la cocina buscando algo.

-¿Qué buscas?-Le preguntó su madre.

-Crema solar, Alexia es muy blanquita-le dijo a su madre y yo abrí la boca haciéndome la ofendida.

-Oyeee-le dije cruzándome de brazos y el sonrió andando hasta mi.

Me abrazó por detrás dejando un beso en mi hombro y me sonrió.

-Mi amor no pasa nada, pero es la verdad, yo soy más moreno que tú, soy isleño-me dijo encogiendo los hombros.

-Y yo soy de la costa del sol-le dije con superioridad haciendo que él soltase una carcajada.

-Mi vida tu y yo hacemos el equipo perfecto, cuando tengamos un hijo va a tener genes donde elegir, ojos marrones-dijo señalándose-ojos azules-dijo señalando los mios-piel morena-se señaló de nuevo-o piel blanquita-dijo acabando cogiendo mi cara entre sus manos para posar un beso en mis labios-van a tener donde elegir nuestros bebés-me dijo al separarse relamiendose los labios y yo reí mientras rosi aparecía con la crema.

-¡Pasadlo bien!-nos dijo despidiéndose de ambos con un beso y un abrazo.

Pedri montó las cosas en el coche y después nos subimos en él.

Él posó una mano en el volante y otra en mi muslo izquierdo y yo lo miré.

-Primero haremos un tour con el coche por la isla y después iremos a pasar el día en bajamar, ¿te parece?-me dijo y yo asentí sonriente.

Cada uno se puso sus gafas de sol y nos adentramos en las carreteras serpenteadas de la isla. Pedri me señalaba un sitio y otro, desde el verde de los árboles hasta el azul del mar.

Había paraísos preciosos, pueblos que parecían sacados de cuentos y gente contenta por todas partes.

Veías un montón de juventud con tablas de surf, un ambiente familiar enorme y muchas buenas vibras.

Después de que pasaramos por la carretera del teide, varios pueblos del norte y algún puerto cogimos carretera de nuevo hacia el norte acabando en bajamar.

Aunque hacia una temperatura suave no era pleno verano y las playas estaban casi vacías, solo algún surfero o gente paseando por la orilla.

Flipe en cuanto baje del coche y vi las piscinas naturales de aquel sitio, como las olas rompían en las piedras, todo tan natural y tan espectacular al mismo tiempo.

-¡Madre mía!-Le dije abriendo la boca y el sonrió cogiendo mi mano.

-Ven, voy a enseñarte un sitio muy chulo-me dijo entrelazando nuestros dedos.

Cogimos las cosas del coche y pasamos un puente, donde en mitad pedri se paró saltando a las piedras y yo lo miré poco convencida mientras el me esperaba con su mano estirada.

-Me da miedo amor...-le dije algo insegura y él sonrió dulce.

-Mi vida he estado aquí cientos de veces, nunca haría nada que te pusiese en peligro-me dijo-ya veras, te va a encantar-me aseguró asique acabe saltando con él.

Bajamos por unas piedras hasta llegar a una cala increíble, parecía un oasis.

La arena era mucho más fina que en la otra playa, y en la orilla había un montón de piedras pequeñitas dándole un toque espectacular.

Con una pequeña cascada natural que caía de la montaña de al lado y dejando la cala en algo pequeñita y acogedora con el azul del atlántico como protagonista.

Observe todo con detenimiento sorprendida hasta que acabe en la cara de mi novio que me miraba con una sonrisa en la cara.

Acabamos sacando las toallas para extenderlas en la arena y quedarnos en bikini y bañador.

Pedri sacó la crema de la bolsa y yo lo miré soltando una risotada.

-¿Me permite, señorita?-me preguntó con un tono de picardia y sarcasmo en la voz y yo reí tumbandome boca abajo para que él me echase crema.

La sensación de sus manos por toda mi piel me dejó atontada.

Lo había echado tanto de menos que no quería que el tiempo pasase, quería que nos quedáramos aquí en este mismo momento, con sus manos en mi piel.

Acabó tumbandose a mi lado dejando un besito en mi nariz y yo sonreí pasando mi brazo por su pecho.

-Me quedaría aquí toda la vida-murmuré cerrando los ojos y el suspiró dejando un beso en mi frente.

-Yo también mi vida-me dijo acariciando mi espalda.

Estuvimos un rato más dándonos mimos en las toallas, hasta que acabe convenciendole de entrar al agua.

Era pleno octubre, hacia frío aunque no demasiado pero acabamos metiéndonos en el agua casi sin pensarlo.

Me zambulli en el agua y sentí como pedri me tocaba la cintura bajo el agua haciendo enrrollar mis piernas en su cintura dándome un beso antes de subir a la superficie.

Podría ser una tontería, pero nunca me habían dado un beso bajo el agua y me pareció un detalle super bonito.

Sonreímos en los labios del otro al salir.

Conmigo enrollada en sus piernas, sus manos en mi culo y las mías en su cuello.

-Te amo-me dijo cerca de mis labios y yo sonreí acercándome para besarle.

-Te amo más-repetí fundiendonos en otro beso.

Estuvimos nadando, besándonos, mimándonos y disfrutándonos durante todo el día.

Comimos juntos en la playa, nos hicimos fotos, nos dimos más besos, más caricias.

Hicimos el amor cuando estaba atardeciendo bajo el cielo tornado de tonos naranjas y rosas y acabamos viendo las estrellas abrazados en silencio sintiendo la paz al saber que estábamos juntos.

Llegamos a casa de los González algo tarde, pero todos estaban despiertos en la terraza.

-Holaaa-dijimos animados al entrar cogidos de la mano.

Todos saludaron y nos invitaron a sentarnos con ellos a ver el programa que estaban viendo.

Rosi abrio sus brazos en el sofá de la terraza para que me acurrucase con ella y fui sin pensármelo hasta sus brazos.

Pedri empezó a chinchar a fer para que nos hiciese algo rico de cenar, Fernando padre abrió una botella de vino y corto un poco de queso para picotear mientras rosi jugaba con mi pelo y yo tenía la cabeza apoyada en su regazo escuchando las risas de pedri y fer desde la cocina.

Me encantaba esta sensación de tener una familia llena de amor.

La familia de pedri me había demostrado que eran mi familia también y no podía estar más agradecida con ellos por todo lo que hacían por mí...

(CONTINUARÁ...)

¡Os leooo!

Pronto van a volver los problemas...asique os he dejado este capitulo mono para lo que se viene!!

LLEGASTE TÚ-PEDRI GONZÁLEZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora