lxxiii. nobody's daughter

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lxxiii. hija de nadie

A Margaery le daba vueltas la cabeza y no precisamente de confusión

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A Margaery le daba vueltas la cabeza y no precisamente de confusión.

Cuando había llegado a su casa, abrazó a Harry tan fuerte que casi le rompe los huesos y él la hizo volar en el aire tantas veces que Margaery comenzó a ver borroso.

—Estás bien —le susurró el azabache—. Pensé que Alyssane te había matado.

Casi —bromeó Margaery, tratando de no llorar.

—Qué lástima que no lo hizo —Harry le devolvió la broma pero su expresión se enterneció casi al instante—. Ay, que bien que estás bien. Te he echado mucho de menos.

Margaery rió cuando su hermano la volvió a abrazar.

—¿Eres bipolar? —dijo Margaery, devolviendole el abrazo—. Yo también te he extrañado.

—¿No piensas saludar a tu madre? —cuestionó una voz conocida.

Margaery casi corrió a los brazos de su madre y solo fue porque Aemma parecía estar preparada que no se cayeron al suelo. Había extrañado estar en los brazos de su madre, sobre todo porque nunca había tenido la oportunidad de sentir tal cosa hasta hace un año, pero nunca creyó que lo había extrañado tanto. A ese nivel.

—Vamos adentro —dijo otra voz. Su tía Ayse—. Ya está empezando a enfriar aquí afuera.

Y acto seguido, Margaery también abrazó a Ayse. Nunca había tenido relación con su tía Ayse, es más, Margaery era muy pequeña cuando ella había "muerto". Y, aún así, el abrazo se sintió como si fueran mejores amigos que se reencontraban después de miles de años.

Cuando entró se sintió en casa, inclusive si nunca había estado ahí. Era la primera vez que estaba en la Potter Manor y su nombre ciertamente le hacía honor. No era oscuro y apagado como eran en Camelot sino que blanco y reluciente. El mármol pulido brillaba con tal intensidad que Margaery veía sus zapatos azules reflejados como un espejo y Margaery pudo haberse confundido el sonido del piso limpio con el silbido de Andrew sino conociera su tono de voz tan bien.

—Morgana santísima —susurró el castaño (¿o rubio?, Margaery no lo descifraba aún). La menor le dió una mala mirada y él pareció encogerse—. Un reflejo. Perdón. Literalmente un reflejo... ¿es posible que eso pase? —murmuró Andrew, aún hipnotizado.

—Aparentemente —respondió Margaery—. Nunca había venido antes, así que...

—Pero... es la casa de tus padres —dijo el chico, confundido y Margaery se limitó a levantar los hombros.

—Tengo madre desde hace un año, ¿recuerdas? —inquirió Margaery como una pequeña broma aunque Andrew, como solía pasar no se reía mucho ante estas.

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