lxxix. frozen christmas

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lxxix. navidades heladas

—¿Seguro que escuchamos bien? Snape le ofrecía ayuda, ¿verdad?

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—¿Seguro que escuchamos bien? Snape le ofrecía ayuda, ¿verdad?

—Si me lo preguntas una vez más te meto el atizador por... —la amenazó Harry.

—¡Sólo quiero asegurarme! —se defendió Margaery. Estaban solos junto al fuego de la sala de la Potter Manor. Tras las ventanas que tenían a los costados caía una intensa nevada.

—¡Pues sí! —repitió Harry—. Dijo que había prometido a su madre que lo protegería y que había prestado un Juramento Inquebrantable o algo...

—Sí, yo estuve ahí también —lo cortó Margaery, sacando un suspiro de su hermano—. Me parece muy extraño aún así...

—¿Por qué? ¿Qué significa?

—¡Hombre, un Juramento Inquebrantable no se puede romper!

—Aunque no te lo creas, eso ya lo había deducido yo solito. Pero, ¿qué pasa si lo rompes?

—Que te mueres —contestó Margaery llanamente—. ¿Piensas contarle a Dumbledore?

—Sí. Se lo contaré a cualquiera que pueda pararles los pies, y Dumbledore es la persona más indicada. Quizá hable también con mamá.

—Es una lástima que no nos enteráramos del plan de Malfoy.

—Pues precisamente de eso se trataba: Malfoy se negaba a revelárselo a Snape.

Hubo un silencio, y luego Margaery opinó:

—Aunque ya sabes qué dirán todos, ¿no? Mamá, Dumbledore y los demás. Dirán que no es que Snape quiera ayudar a Malfoy de verdad, sino que sólo pretende averiguar qué se trae entre manos.

—Eso porque no los oyeron hablar —repuso Harry—. Nadie puede ser tan buen actor, ni siquiera Snape. —Harry se volvió y la miró con ceño—. Pero tú crees que tengo razón, ¿verdad?

—Pues ahora sí —se apresuró a afirmar Margaery—. ¡En serio, te creo! Pero todos dan por hecho que Snape está de parte de la Orden, ¿no?

Inclusive, era indudable que Malfoy estaba tramando algo y Snape lo sabía, de modo que Harry se sentía justificado para soltarle un: «Ya te lo decía yo» a su hermana.

—Tengo otra cosa para contarte —dijo Margaery y comenzó a explicarle sobre el incidente del espejo y de la carta de su tío Aemmond.

—Cuéntale a mamá. Ya —dijo Harry con preocupación—. La carta, ¿no decía nada más?

—No, ¿por? —respondió Margaery.

—¿No se supone que este hijo de puta es un mortifago? —inquirió Harry—. ¡Quizás también le esté ayudando a Malfoy y a Snape desde afuera del colegio!

—Pues, hombre... No lo sé... —musitó Margaery—. No creo que Aemmond colabore con Snape después de su adolescencia. ¡Ya viste cómo se trataban Sirius y Snape!

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