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Margaery nunca había estado tan agradecida de sus decisiones como lo estaba cuando Harry y Alyssane le contaron sobre lo que había pasado en el mundial.
—Agradezco a Morgana que me ilumino con el pensamiento de faltar —"no pensabas eso cuando se fueron", se dijo a sí misma.
—Hay algo que no les dije —saltó Harry de pronto—: cuando desperté el sábado por la mañana, la cicatriz me volvía a doler. —por unos momentos Margaery tuvo la sensación de que ella y su hermana se habían quedado petrificadas en el tiempo. —Y estoy seguro de que vez lord Voldemort no estaba en Camelot ese día —dijo Harry—. Pero yo había estado soñando con él... con él y Peter... ya sabéis, Colagusano. Ahora no puedo recordar todo el sueño, pero sí me acuerdo de que hablaban de matar... a alguien.
Que alguien soñara sobre cosas que tenían conexión con la vida real y que no eran meramente una invención de su cerebro era raro. Y era aún más raro si esa persona no era; ni un profeta, ni un vidente, ni un Pendragon. Pero lo más extraño era eso: Harry era un Pendragon, pero no tenía la capacidad de Alyssane o Arya para ver el futuro en sus sueños.
—Solo fue un sueño —lo tranquilizó Margaery, aunque ella estaba más nerviosa que él.
—Si... —dijo Alyssane, pensativa—. No tienes que prestarle atención a todo lo que sueñas o terminaras muerto o enloquecido. Te lo digo por experiencia
—Sí... pero ¿segura que no fue nada más? —replicó Harry, mirando por la ventana al cielo, que iba poniéndose más brillante—. Es extraño, ¿no? Me duele la cicatriz, y tres días después los mortífagos se ponen en marcha y el símbolo de Voldemort aparece en el cielo ¿Y recuerdan lo que dijo la profesora Trelawney al final de curso? —siguió Harry
—Harry, ya dije que Trelawney es una mentira andante y hablante —dijo Alyssane, con desagrado
—Tú no la oíste —contestó Harry—. Aquella vez fue diferente. Dijo que el Señor Tenebroso se alzaría de nuevo... más grande y más terrible que nunca... y que lo lograría porque su vasallo iba a regresar con él y esa noche escapó Colagusano.
Margaery se acordó de lo que ella misma había visto en la bola ese día. Claramente se había olvidado de eso, probablemente porque dudaba muchísimo de sus dotes de adivinación, pero ante la mención de ese día su mente había recordado el momento
—Alys tiene razón —terminó por decir Margaery—. No le hagas caso a Trelawney.
—Pero el profesor Dumbledore dijo que eso elevaría su número de profecías auténticas a tres —protestó Harry
Alyssane resopló.
—Sí, ¿y tú vas a creerle a otro viejo fra... —pero antes de que Alyssane pudiera terminar su oración, la puerta fue súbitamente abierta.
