xvi. lord Voldemort's vassal

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xxi. el vasallo de lord Voldemort

 el vasallo de lord Voldemort

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Hermione dio un grito. Black se puso en pie de un salto. Los mellizos saltaron también como si hubieran recibido una descarga eléctrica.

—He encontrado esto al pie del sauce boxeador —dijo Snape, arrojando la capa a un lado y sin dejar de apuntar al pecho de Lupin con la varita—. Muchas gracias, Potter, me ha sido muy útil.

Snape estaba casi sin aliento, pero su cara rebosaba sensación de triunfo.

—Tal vez os preguntéis cómo he sabido que estabais aquí —dijo con los ojos
relampagueantes—. Acabo de ir a tu despacho, Lupin. Te olvidaste de tomar la poción esta noche, así que te llevé una copa llena. Fue una suerte. En tu mesa había cierto mapa. Me bastó un vistazo para saber todo lo que necesitaba. Te vi correr por el pasadizo.

—Severus... —comenzó Lupin, pero Snape no lo oyó.

—Le he dicho una y otra vez al director que ayudabas a tu viejo amigo Black a
entrar en el castillo, Lupin. Y aquí está la prueba. Ni siquiera se me ocurrió que tuvierais el valor de utilizar este lugar como escondrijo.

—Te equivocas, Severus —dijo Lupin, hablando aprisa—. No lo has oído todo. Puedo explicarlo. Sirius no ha venido a matar a Harry.

—Dos más para Azkaban esta noche —dijo Snape, con los ojos llenos de odio—. Me encantará saber cómo se lo toma Dumbledore. Estaba convencido de que eras inofensivo, ¿sabes, Lupin? Un licántropo domesticado...

—Idiota —dijo Lupin en voz baja—. ¿Vale la pena volver a meter en Azkaban a un hombre inocente por una pelea de colegiales?

¡PUM!

Del final de la varita de Snape surgieron unas cuerdas delgadas, semejantes a serpientes, que se enroscaron alrededor de la boca, las muñecas y los tobillos de Lupin. Éste perdió el equilibrio y cayó al suelo, incapaz de moverse. Con un rugido de rabia, Black se abalanzó sobre Snape, pero Snape apuntó directamente a sus ojos con la varita.

—Dame un motivo —susurró—. Dame un motivo para hacerlo y te juro que lo haré.

Black se detuvo en seco. Era imposible decir qué rostro irradiaba más odio. Margaery se quedó paralizada, sin saber qué hacer ni a quién creer. Dirigió una mirada a Alyssane y
a Harry. Ron parecía tan confundido como ella, intentando todavía retener a Scabbers. Hermione, sin embargo, dio hacia Snape un paso vacilante y dijo casi sin aliento:

—Profesor Snape, no... no perdería nada oyendo lo que tienen que decir, ¿no cree?

—Señorita Granger, me temo que vas a ser expulsada del colegio —dijo Snape—. Tú, los tres Potter y Weasley os encontráis en un lugar prohibido, en compañía de un asesino escapado y de un licántropo. Y ahora te ruego que, por una vez en tu vida, cierres la boca.

TEARS, wizarding worldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora