¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Atsumu Miya llegó tarde como el infierno.
Se suponía que su práctica comenzaría temprano hoy, a las seis en punto . Eran las seis y cincuenta y cuatro en ese momento.
"¡¡Mierda, mierda, mierda!!"
Atsumu jugueteó con la bolsa atada alrededor de su hombro mientras esta se le caía y se le quitaba. Corre por la casa con pánico en sus ojos y te llama, abriendo las puertas del refrigerador para buscar su batido de proteínas, el que tú preparas.
—¡Cariño, encontraste la camiseta! —Después de una rápida excavación en busca de la botella, rápidamente la agarra y cierra las puertas con un poco demasiado fuerte, haciendo que los contenedores en el interior traqueteen entre sí suavemente. Casi en la cola, al escuchar tus pasos apresurados, el rubio se dirige al genkan, agachándose y pisoteando sus zapatos con más fuerza de la que pretende, creando arrugas no deseadas. Con una mano en su calzado, la otra abre la cremallera obstinada de su bolsa de práctica, tratando de hacer que sea más fácil y rápido para ti ponerte su jersey lavado (y probablemente todavía un poco mojado).
—Oye, nena, ponte los zapatos, yo haré esto. —Atsumu te mira cuando oye tu voz. Sus hombros se relajan un poco, pero no pierde el tiempo. Murmura un rápido «gracias» antes de usar sus dos grandes manos para ponerse los zapatos. Justo cuando termina de ponérselos, tú terminas de poner los artículos sobrantes en su bolso, lleno de su cambio de ropa, zapatos y algunos bocadillos que siempre habías tirado. Él agarra rápidamente la correa y la balancea sobre su hombro mientras lo sacas corriendo.
"¡Date prisa, ya llegas bastante tarde!" Abres rápidamente la puerta principal de la casa, pero Atsumu se detiene y te mira, con los ojos muy abiertos y todavía mostrando un poco de pánico. Pero... había algo más detrás de eso. Y no importa cuánto lo intentes y luches, es difícil sacar por la puerta a un jugador de voleibol profesional de seis pies y dos pulgadas.
"¡Olvidé algo!"
"'Tsumi, ¿hablas en serio?" Atsumu asiente rápidamente, su iris brilla suavemente y se inclina para encontrarse con tu rostro. Ahuecando el costado de tu mejilla con manos suaves, coloca un suave beso en tus labios.
Oh, ¿lo has olvidado por todas las prisas? Nunca ha habido un momento en que Atsumu haya salido de casa sin un beso en tus labios y un suave "te amo", haciendo que el anillo en tu dedo se sienta aún más notable.
"Te amo. Estaré en casa pronto, ¿sí?". Con eso, Atsumu sale de la casa con un rápido movimiento de la puerta, corriendo hacia su auto mientras lo escuchas encender el motor.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
