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No estás muy seguro de cómo llegaste aquí, pero no te quejas en absoluto. El ambiente es tan ligero y tonto que no lo cambiarías por nada del mundo.
Una carcajada estalla en tus labios: "¡Cariño, te lo digo! ¡Esa cosa es demasiado grande!". Atsumu te había convencido de alguna manera de que te compraras esa sandía enorme, porque vio a un tipo romper una sandía con sus muslos. Por supuesto, tu novio también quería probarla.
"¿Estás dudando de mí? Mis muslos son enormes, romperé esta cosa en un par de segundos. ¡Ahora empieza a grabar!" Está sentado en el porche afuera, porque le dijiste que de ninguna manera limpiarías sandía de la alfombra .
La sandía está cómodamente colocada entre sus muslos y él espera a que le des el visto bueno para aplastarla. Sí, tu novio es un atleta profesional, pero aún piensas que una sandía es una locura.
"¿Está encendida la cámara?", pregunta con impaciencia. No recuerdas un momento en el que tu novio te haya tenido paciencia durante más de cinco minutos.
"¡Oh, Dios mío, ten paciencia!" Suspira dramáticamente como siempre mientras espera a que enfoques la cámara.
—Bien, aquí vamos. Te juro que si haces algo, no te voy a encubrir. Apuesto a que Sakusa se reirá con esto.
"Omi tiene un palo tan metido en el culo que no creo que nada pueda hacerlo reír", comenta con una sonrisa burlona.
"Lo grabé en cámara."
"¿Qué? ¡Él ya lo sabe!" Atsumu sacude la cabeza mientras se concentra en su tarea.
Observas desde detrás del teléfono cómo se esfuerza por aplastar la sandía durante unos segundos. Te quedas sin palabras cuando la sandía comienza a romperse lentamente.
El jugo de sandía comienza a filtrarse lentamente por sus muslos hasta llegar a los pantalones cortos rojos que lleva puestos.
"¡Oh, mierda, el jugo de sandía se está metiendo en mi ropa interior!" Se queja como si no hubiera sido su idea hacer esto.
—Nadie te dijo que abrieras una sandía con tus malditos muslos, nena. —Te mira fijamente cuando empiezas a reírte.
Su atención se desvía de tus burlas cuando la sandía se abre por completo y los jugos, las semillas y la sandía brotan en sus muslos y arruinan sus pantalones cortos.
"Mierda, voy a estar pegajoso más tarde", murmura, viendo finalmente la estupidez de este desafío.
"Eso es lo que te pasa por ser un cabeza hueca".
—¡Oye! Soy tu cabeza hueca y, técnicamente, esto también es culpa tuya. No me impediste comprarlo.
"Tal vez no te detuve porque quería ver qué tan fuertes son tus muslos".
"Ya sabes lo fuertes que son. Prácticamente me usas como tu presidente personal cada vez que puedes". Apagas la cámara y guardas el teléfono en tu bolsillo.
"Está bien, mi pequeño bebé llorón, vamos a limpiarte".
"Soy un jodido atleta profesional, no hay nada en mí que sea pequeño o infantil".
—Atsumu, tengo literalmente un video de ti abrazándome con todas tus fuerzas mientras nos acurrucamos. —Se burla, pero sus orejas se ponen rojas, lo que significa que lo recuerda.
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