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CW: Gn!reader, sobreestimulación, elogios, llanto, buen chico y bebé utilizados mucho
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Los muslos de Goshiki temblaron, luchando por permanecer abiertos mientras lo guiabas hacia su tercer clímax. "Es demasiado, demasiado", gimió, las lágrimas corrían por su rostro enrojecido. Lo tranquilizas, acariciando suavemente su miembro sensible, sacando otra gota de líquido preseminal de su punta. Inclinándote, lo besas con ternura. "Pero te ves tan lindo ahora, no puedo evitarlo, cariño".
Su respuesta fue una mezcla de gemido y sollozo, con la cabeza apoyada en tu hombro, acurrucada en la calidez de tu abrazo. Su cuerpo se sentía como si estuviera en llamas, cada toque de tu mano enviaba oleadas de placer que lo recorrían. El sudor brillaba en su piel, su flequillo se pegaba a su frente como un lindo y despeinado halo. Pasaste tu pulgar por su mejilla, brindándole consuelo en medio del caos de sensaciones.
"Eres un buen chico, te lo tomas todo muy bien", lo elogiaste, reconociendo su obediencia durante todo el día. Mientras frotabas tu mano libre contra su muslo tonificado y flexionado. Sus palabras de gratitud y súplicas llenaron el aire, dejándote divertida.
Le arrullas suavemente, apartándole suavemente el flequillo de la frente mientras sigues girando la muñeca, aumentando su placer. Sus ojos se ponen en blanco y su boca permanece ligeramente abierta, su respiración se vuelve rápida y entrecortada mientras persigue la intensa sensación.
Arqueó la columna y se acercó más a ti. Tu mano libre encontró un agarre seguro en sus caderas. "¿Puedes correrte una vez más, por mí?", preguntaste, esperanzada. Sus gemidos y quejidos se volvieron más desesperados, pero asintió, su determinación vaciló.
—Una vez más —prometió, mientras su cuerpo temblaba bajo tu agarre. Sostuviste su rostro en tu mano, le diste suaves besos en las mejillas y le secaste las lágrimas. Sus ojos, cargados de emoción, se encontraron con los tuyos y sentiste que se te llenaba el corazón de alegría.
—Por favor, p-por favooooor, se siente tan bien, [Nombre], no... no pares —suplicó, su voz temblaba de deseo mientras hablaba en tu palma. No pudiste evitar sonreír cálidamente ante su entusiasmo, tranquilizándolo—. Te ves linda cuando ruegas. Mientras continuabas con tus atenciones, sus caderas se sacudieron ante tu toque y sus gemidos se intensificaron, indicando su completa rendición al placer.
Sus muslos empezaron a temblar y sus gritos se volvieron más desesperados. Sus ojos se pusieron en blanco y su boca se abrió en éxtasis mientras alcanzaba la cima de su placer. Tu pulgar continuó acariciando la sensible punta de su pene, acercándolo a la liberación. Finalmente, su cuerpo se tensó y patéticos chorros blancos de semen escaparon de su sobreestimulada y roja polla. Susurrando palabras de aliento y elogio, lo guiaste hasta su clímax, provocando dulces sonidos de satisfacción en él.
"Eres un buen chico conmigo, 'tomu", lo elogiaste una vez más, reconociendo su obediencia inquebrantable. Él asintió con la cabeza ante tus palabras, buscando consuelo en tu abrazo.
Mientras yacía exhausto en tus brazos, no pudiste evitar comentar en tono juguetón: "Parece que alguien necesita un baño".
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