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—Tenma está aquí —grita tu madre desde la cocina.
El anuncio es innecesario porque Tenma aún tiene que aprender a caminar en silencio, subiendo pisando fuerte las escaleras hacia su habitación.
Su rostro también está fruncido, sus rizos oscuros y sus ojos oscuros le dan un aura bastante malvada.
Pero lo conoces desde hace tiempo suficiente como para que no te importe eso.
"Coge una bufanda", le dices tan pronto como cruza la puerta, "estoy jugando a la boda".
—Otra vez no —gruñe, aunque hace lo que le dicen. La bufanda rosa que escoge tiene cientos de moneditas cosidas en ella, que tintinean mientras se la pone sobre los hombros y se mueve por la habitación.
"Soy un genio", exclama, "te maldeciré".
—Los genios no maldicen a la gente. Cumplen deseos —le corriges.
—Está bien —resopla—. ¿Qué deseas?
"Quiero que Tenma interprete al marido".
—¡Otra vez no! —gruñe, levantando las manos al aire.
"¡Tienes que hacerlo!" declaras, "¡Los genios siempre tienen que seguir los deseos de su amo!"
Él resopla, se queja y suplica, pero no sirve de nada. Hace de marido para tu mujer.
"¿Podemos jugar afuera ahora?", pregunta apenas le besas la mejilla y declaras oficial el matrimonio. "Mamá trajo mi pelota".
"Está bien", decides ser amable hoy, "pero no le des una patada demasiado fuerte. No me gusta eso".
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- 8 -
"Es muy raro que tengas un chico como mejor amigo", exclama Asuka. Tu pequeño grupo de amigas se ha reunido en tu lugar favorito, con vista al jardín y al gran espacio abierto de abajo. Tenma está jugando a la pelota con un grupo de chicos y es fácil identificarlo, siempre es el más pequeño de cualquier grupo.
—¿Tú crees? —preguntas de vuelta, tomando una de las fresas que trajo Sango para el almuerzo de hoy—. No es como si tuviera una oportunidad. Nuestras madres son mejores amigas. Él es básicamente mi molesto hermano gemelo.
—¿Crees que es lindo? —pregunta Ryo, levantando la vista del lugar donde está pintando las uñas de Tomoko.
Lo piensas un momento, miras hacia abajo, donde está corriendo, con la cara roja y jadeando. No es feo, eso se nota, pero ¿es lindo?
"No lo creo", dices, porque es mejor que admitir que no sabes realmente qué significa ser lindo para un chico. Crees que los bebés son lindos, pero no es lo mismo, ¿verdad?
—Creo que es lindo —admite Ryo con naturalidad ahora que cree que sabe cuál es tu postura—. ¿Puedo pedirle que sea mi novio?
—Quiero decir que puedes preguntar —le ofreces, sintiéndote un poco rara porque ella te lo pregunte en primer lugar—, pero no sé qué te responderá. Apuesto a que todavía piensa que las chicas son asquerosas.
