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Tú y Kenma lleváis tres años viviendo juntos. Después de la universidad, ambos trabajaron muy duro para alcanzar su objetivo. Fue agotador, pero, al final, gratificante. A Kenma no le gustaba esforzarse demasiado en las cosas, pero tú eras otra historia; eras su salvavidas, manteniéndolo a raya. Así que, naturalmente, no le importaba si tenía que cansarse solo para complacerte.
Ustedes dos vivían en un apartamento muy pequeño pero hermoso. Tenía suficientes habitaciones para que Kenma pudiera tener su espacio de juegos y tú pudieras tener tu propia oficina. Y lo que los atrajo a ese lugar al principio fue la aceptación de las mascotas. No les gustaba mucho la idea de tener una familia, pero definitivamente querían tener mascotas.
Kenma siempre discutía contigo sobre esto, principalmente porque pensaba que no podías mantener toda tu atención en una mascota. Él decía (y esto te enfadaba muchísimo) que eras tan distraída que no te darías cuenta si el gato se iba. Así que te propusiste demostrarle que estaba equivocado y también satisfacer tu necesidad de un animal de compañía.
Qué suerte tienes, tu amiga Yukari iba a regalar a sus crías de gato y le rogaste que te regalara una. Te decidiste por un gatito gris macho diminuto. Te enamoraste perdidamente de él. Era un gato tan dormilón y con tan poca energía que te recordó a cómo se comportaba Kenma.
Cuando fuiste a buscar a tu gatito, no se lo dijiste a tu novio; decidiste que iba a ser una decisión contundente en la que él no tenía derecho a discutir.
Entonces, una tarde soleada de martes, llegaste a tu apartamento con Taro. Escuchaste clics y el suave presionar de las teclas junto con la débil voz de Kenma; supiste al instante que estaba transmitiendo en vivo y pensaste que era un buen momento para decírselo, con cientos de testigos. Dejaste tus zapatos en la entrada, te pusiste las pantuflas y comenzaste a caminar con el pequeño Taro dormido en tus brazos. La puerta de su oficina estaba entreabierta y sabías que eso significaba que podías entrar si lo necesitabas, así que tocaste y escuchaste un cansado "Adelante".
"Kozumeeee", gritaste mientras entrabas a la habitación. Mirando alrededor, viste que estaba jugando a un juego llamado Omori en streaming. Las luces de la habitación eran tenues y moradas, no entraba la luz del sol, tal como a él le gustaba.
—Perdón por la interrupción, aquí está mi novia —dijo mientras ponía los ojos en blanco, un poco divertido.
—Tengo una sorpresa para ti, una linda sorpresita —dijiste, escondiendo a Taro detrás de tu espalda.
"Me estás asustando". Luego se giró para mirarte, ignorando el hecho de que todos en el chat vieron al gato frente a él.
—No te enojes —le suplicas antes de colocar con cuidado a Taro frente a él.
Estar con Kenma significaba que tenía pocas reacciones fuertes; nunca fue un tipo que sonriera a menudo o se enojara a menudo. Sus reacciones eran escasas, y apreciabas cada una de ellas, ya fuera enojo o felicidad. Entonces, cuando lo veías abrir sus ojos felinos y mirar directamente a Taro, te quedabas en silencio. Él simplemente se quedó allí, haciendo contacto visual con el gato. Pasaron cinco segundos y se rió a carcajadas.
—Sabía que estabas tramando algo —dijo, dándote una sonrisa torcida.
—Se llama Taro —respondiste, riendo con picardía. Dejaste que Kenma lo sostuviera.
"Hola, chat, este es Taro. Mi novia lo trajo a casa sin decirme nada", dijo sin rodeos, mirándote de reojo. "Es lindo".
Te acercaste para leer los comentarios; decían que tenías razón y que el gatito era lindo. Agradeciste a todos por el apoyo y luego tomaste a Taro en tus manos y se lo mostraste a la cámara. Sonreíste radiante. Kenma encontró toda esta experiencia increíblemente adorable y pensó que te amaba tanto que no le importaba si traías un gato a casa siempre y cuando te hiciera feliz.
Se acercó a tu oído sólo para que pudieras escucharlo.
"Te amo; te ves tan bonita cuando estás feliz".
Esto hizo que tu corazón se acelerara, tuviste que recordarte a ti mismo que estabas vivo y no hiciste nada vergonzoso o fuera de lugar. Pensaste que esto había salido tan bien que bien podrías conseguir un segundo gato solo para obtener más reacciones de él.
Vaya, te encantaba Kenma Kozume.
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