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Daichi no es para nada agresivo, especialmente cuando se trata de ti.
pero después de varias semanas de noviazgo y cuando lo máximo que han hecho con él es besarse y frotarse mutuamente a través de la ropa, se da cuenta de que tendrá que tomar la iniciativa si las cosas van a seguir adelante.
tan cerca del final de tu próxima cita, una vez más él se encuentra besándote mientras tú estás a horcajadas sobre sus muslos.
Has sido demasiado tímida para decirle o hacer un movimiento, pero desesperadamente quieres sentir más de él. Es por eso que gimes en su boca cuando su mano se desliza debajo de tu camisa y aprieta tu teta, tu pezón encajando entre sus gruesos dedos. Se siente tan bien, tan esperado que no puedes evitar gritar su nombre.
"Daichi...hnn~no pares", jadeas en su boca, haciendo que su polla dura salte dentro de tus pantalones. La sientes pulsar contra la parte posterior de tu muslo y frotarse contra él, necesitando sentir más de él pero demasiado tímida para decir o hacer algo más al respecto.
Pero Daichi lee tu cuerpo. Ya ha tenido tiempo suficiente para captar los pequeños mensajes que le envías sin decir una palabra. Incluso a través de tus pantalones, puede sentir el calor húmedo entre tus piernas.
Él te recuesta, su polla dura presionando contra tu centro cuando se coloca entre tus muslos. La pequeña pizca de timidez que queda se desmorona cuando sientes el movimiento completo de sus caderas contra ti.
"Daichi... por favor", te quejas, llevándolo aún más a un estado salvaje.
Él se levanta hasta sus rodillas y te quita los pantalones de las piernas, manteniendo sus grandes ojos marrones en ti mientras baja su boca hasta tu centro. Él ha olido tu aroma en sus pantalones antes y se moría por probarte. Lame tu raja a través de tus bragas húmedas antes de cerrar sus labios alrededor de tu clítoris y succionarte dentro de su boca.
—Mmm, joder... tienes un sabor delicioso —gime, su voz profunda resuena contra ti y hace que tus piernas tiemblen contra sus hombros.
Él se mete el dedo medio en la boca, resbalándolo antes de deslizarlo dentro de tus bragas y empujar dentro de tu estrecho y necesitado agujero. Gimes y gimes, temblando ante la sensación del dedo de Daichi ( cualquier cosa de Daichi ) dentro de ti. Su lengua juega con tu clítoris un poco más antes de mover tus bragas a un lado para exponerte.
"Qué bonito", susurra antes de pasar su cálida lengua por tu coño desnudo por primera vez.
Presionas tus dedos en su cabello castaño, gimiendo su nombre mientras él introduce un segundo dedo dentro de ti, abriéndote un poco más, pero todavía no tanto como su polla lo hará. Está frotando sus caderas contra el cojín del sofá debajo, ansioso -desesperado, incluso- por algo de fricción contra su dolorida erección.
—Joder... Daichi, sí —dices sin pensar, echando la cabeza hacia atrás contra el sofá—. Cómeme el coño tan rico ~
Él se aferra a ti de verdad ahora, sus labios forman un vínculo hermético con tu clítoris. Te está chupando con tanta fuerza, su lengua empujando tu clítoris dentro de su boca mientras sus gruesos dedos se curvan dentro de ti, deseando que fuera su polla gorda en su lugar.
No te das cuenta de que está tan cerca de correrse, con la cabeza de su pene casi violeta clavada contra su propio ombligo y arrastrándose contra el material áspero de sus pantalones. Arqueas la espalda, abriendo aún más las piernas y volviendo hacia atrás para él mientras te folla más fuerte y rápido con sus dedos.
"Ohh... dai ~" gimoteas. "C-creo que voy a... oh, joder, sí ~"
Tu coño duele y se flexiona alrededor de sus dedos mientras él te bebe, gimiendo y saboreando hasta la última gota de tu orgasmo mientras su polla ensucia sus pantalones con su propio semen. La próxima vez, piensa, será dentro de ti.
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