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Unas gafas de sol negras, sospechosamente grandes, colgaban sobre tus ojos inquietos, complementadas por la máscara que cubría la mitad inferior de tu rostro mientras entrabas con cautela a la tienda de artículos deportivos.
La atención de los dependientes parece dirigirse hacia ti, pero no le prestas atención. No tienes intención de robar nada.
Mirando a la izquierda y a la derecha, te aseguras de no ver ninguna cara conocida. Después de todo, este era el lugar que el equipo de voleibol masculino de Karasuno parecía frecuentar para comprar sus suministros deportivos. Has visto a algunos de ellos aquí en un par de ocasiones mientras hacías algunos recados.
Pensaste que sería seguro en ese momento, ya que era después del horario escolar y probablemente todavía estarían allí comenzando la práctica en ese momento.
Hiciste varias paradas aquí, así que tuviste que asegurarte de conseguir lo que necesitabas y te marchaste de inmediato. Primero, elegiste un par de zapatillas de voleibol que te gustaron. Luego, elegiste un lindo conjunto deportivo con el que te sería fácil moverte. Como ya estabas aquí, compraste una botella de agua de aspecto deportivo que pensaste que te daría energía. Recogiste tus artículos y te dirigiste a la caja sin demora.
Cuando el empleado te entregó el recibo de tu compra, agarraste la bolsa, contento de haber salido sin que nadie te viera.
—Bueno, no es como si vivieran en esta tienda —murmuraste para ti mismo, quitándote las gafas de sol y bajándote la máscara.
Justo cuando giraste la cabeza para mirar hacia la salida de la tienda, escuchaste una voz demasiado familiar animándose detrás de ti en la cola.
—¡Oye, T/n, espera!
Oh, no... justo a quién estabas tratando de evitar...
Giraste la cabeza lentamente y te encontraste con un brillante Nishinoya que parecía absolutamente encantado de verte.
¿Debería escabullirme?, pensó mientras pagaba sus artículos.
No, ya me ha visto. Además, no puedo correr más rápido que él .
Tomó sus artículos en la bolsa y se dirigió hacia la entrada donde lo estabas esperando. Apretaste las asas de la bolsa para que no pudiera ver lo que había adentro a simple vista.
"¿Qué haces aquí? No me habías dicho que practicabas algún deporte", preguntó mientras los dos salían de la tienda.
No puedo decirle lo que compré... ¡delataría mi plan! Entraste en pánico.
—Ya sabes, ¡solo estoy recogiendo algunas cosas! —respondiste apresuradamente con una sonrisa incómoda.
¿Qué haces aquí? ¿No se supone que deberías estar en el entrenamiento?
