𝐑𝐈𝐍𝐓𝐀𝐑𝐎 𝐒𝐔𝐍𝐀

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Todo comenzó con un breve coqueteo en el bar

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Todo comenzó con un breve coqueteo en el bar.

"¿Estás listo para otra ronda?", preguntó, golpeando su vaso contra la barra y volteándose hacia ti expectante. Te reíste nervioso, sobre todo por el simple hecho de preguntarte cuánto alcohol más podría soportar este tipo.

"Debería irme", dijiste finalmente, esperando que insistiera o que se sintiera decepcionado con tu excusa. Él hizo un puchero. Te reíste y él te devolvió la sonrisa, estirando los dos piercings que tenía en los extremos de su labio inferior.

—Te echaré de menos volver a verte por aquídijo en un tono triste. Era evidente que estaba demasiado borracho para pensar eso. Así que lo miraste, como si pudieras ver a través de él, o como si pudieras leer su mente o adivinar lo que sucedería dentro de unas horas. Durante el transcurso de la noche, ambos descubrieron lo bien conectados y cómplices que eran. Para ti, claramente, sería una pena dejar ir a ese chico, ya fuera como amistad o como un ligue de una noche. Querías quedarte, pero también esperabas que él hiciera lo posible por sacar de sí el coraje que esperabas ver y hacer que te quedaras. Algo así como una prueba del interés que, -podías notar claramente por la forma en que te miraba, reía o hablaba, por no hablar de las miradas descaradas a tu escote-, tenía por ti, ya fuera físico o mental.

Nervioso y emocionado, te mordiste el labio un par de veces mientras pensabas qué hacer. Entonces, el cabrón soltó su mejor frase:

"No te muerdas el labio, muñeca. Ese es mi trabajo" .

El calor subió a tus mejillas en una décima de segundo y se te erizaron los pelos de la piel. Un escalofrío recorrió tu columna de arriba a abajo, dejándote paralizada en la barra del bar. ¿Cómo ibas a lidiar con eso ahora? ¿Sería raro querer agarrarlo por el cuello de su camisa y acercarlo a ti para besarlo allí mismo? O peor aún, ¿qué demonios iba a pasar a continuación?

Lo que pasó fue exactamente lo que ambos querían desde la primera mirada que intercambiaron.

" Ruega por ello , conejita. No voy a dejar que te sientes en mi cara hasta que me lo pidas como es debido" . No estabas allí para rogar por nada. Habías estado cachonda desde que te subiste a su bicicleta de camino a casa y él te dejó tocarlo en el ascensor.

—Lamento decepcionarte, pero no voy a rogar por nada . —Te desvestiste, dejando que él se encargara de tu ropa interior, y subiste a la cama, posicionándote casi a la altura de su rostro, lo suficiente para observar como él te miraba con sorpresa, con la boca entreabierta y una sonrisa juguetona en los labios.

Sus manos ya se pusieron a trabajar en tus bragas, empujándolas a un lado para recorrer instintivamente la yema de sus dedos sobre tu entrada y acariciarla, mojándose los dedos. Tu respiración se aceleró cada vez que su dedo medio te provocaba, haciéndote pensar que iba a entrar y tocarte hasta que estuvieras lo suficientemente mojada para que su polla reemplazara a sus dedos. La verdad es que ya podías sentir el bulto de su polla mientras te dejabas caer hacia atrás, tratando de que te metiera el dedo.

—¿Ves lo duro que ya me has puesto? —Levantó las caderas y rebotó su polla en tu culo un par de veces, disfrutando de la vista de tu rostro casi sollozando ante el pequeño toque, desesperada por sentirlo dentro de ti, distrayéndote de nuevo con tu labio—. No, no, ¿qué dije sobre morderte el labio? —Tomó tu rostro y te atrajo hacia él, besándote. Sus labios eran suaves, dulces y cálidos. Se separaron ligeramente, dejando que tu lengua se deslizara dentro un par de veces antes de separarse de ti. Los anillos en su labio eran una distracción fácil con la que jugar, pero su lengua era mejor. Dejaste escapar un maullido bajo mientras mordisqueaba tu labio, alejándose de ti—. Ahora, te quiero en mi boca.

Asentiste obedientemente. Te acercaste un poco más y lo viste ahí abajo, abriendo la parte interna de tus muslos para colocarse entre ellos, con sus cortos mechones de cabello haciéndote cosquillas. La punta de su nariz casi tocaba tu entrada y su lengua te acariciaba, sorprendiéndote.

"Vamos, conejito. Aún no te he oído rogar".

 Aún no te he oído rogar"

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CREDITOS

https://www.tumblr.com/forusomimiya/

𝐕𝐎𝐋𝐋𝐄𝐘𝐁𝐀𝐋𝐋 ʰᵃᶤᵏʸᵘᵘ ˣ ʳᵉᵃᵈᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora