¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No hay muchas cosas en las que a Kenma le guste esforzarse.
Le gusta su trabajo. No tiene que hacer mucho más que sentarse en su habitación y jugar a videojuegos mientras miles de personas lo miran. Está el voleibol; a veces se pregunta cómo lo jugó durante tanto tiempo sin dejarlo. Amaba el deporte, pero Dios , lo cansaba. Su apariencia es... mediocre. Probablemente podría hacer algo más con su estilo, pero ¿qué sentido tiene si no está cómodo?
Eres la única cosa en la que a menudo se esfuerza. No es que seas exigente ni que estés necesitada (aunque él diría lo contrario), es que nunca le importó tanto nada en su vida como amarte.
Al principio daba miedo. Kenma no podía imaginarse que fuera capaz de tener sentimientos así . Lo consumiste mucho antes de que te pidiera que fueras suya. Sigue dando miedo. A veces siente tanto por ti que no tiene idea de cómo expresarlo; nunca ha tenido la oportunidad. Sin embargo, lo intenta y espera que lo entiendas. A veces no lo haces. La mayoría de las veces lo haces.
La única razón por la que va al evento esta noche es porque tú lo acompañarás. No le importa en absoluto conocer a los desconocidos que invierten en su empresa, aunque sin ellos su empresa no existiría. No le importan en absoluto los elogios sin sentido sobre su éxito, ni que le engañen personas a las que no volverá a ver hasta dentro de un año.
Él nunca lo admitirá, pero en cierto modo se alegra de que seas demasiado terca como para ceder y quedarte en casa. Antes de ti, no le habría importado lo descortés que sería faltar a su propio evento. Ahora no podría vivir consigo mismo si tuviera que verte decepcionada por no haber ido. Además, el vestido de diseñador que te compró es demasiado bonito como para dejarlo tirado en el armario. Si no es por interés genuino, al menos irá para poder presumir un poco de ti.
Cuando el taxi llega al lugar del evento, Kenma te ofrece su mano mientras sales del auto, o mejor dicho, te pide que la des en la suya. A pesar de que ya lleva veinte minutos de retraso, avanza lentamente hacia la entrada principal, pero no es porque tenga miedo de que te quedes atrás con tus tacones de plataforma (sabe que eres bastante eficiente con ellos).
Una vez que llegas al salón reservado especialmente para el evento, Kenma se detiene justo antes de entrar. Su rostro está serio como siempre, e incluso sus ojos no delatan nada, pero este es Kenma Kozume. El hombre que puede pasar días enteros sin salir de tu apartamento compartido a menos que sea realmente urgente. A menudo eres la única persona a la que ve durante semanas. Por lo tanto, sus siguientes palabras no son realmente una sorpresa:
"No vayas a ningún lado, por favor."
Aun así, sin duda te llenan el corazón de alegría. Le aprietas la mano y te acercas a él para colocarle un mechón de pelo suelto, mitad rubio y mitad castaño, detrás de la oreja. Está casi todo recogido en un moño que le ayudaste a peinar, pero hay mechones sueltos que caen alrededor de sus ojos, lo que lo hace mucho más adecuado para él.
