Ruben
Me levanté de un salto al cortar la llamada, salí de mi pieza; al salir, me topé con un grupo de Oficiales.
—Ruben- habló un oficial
—Mark- dije al verlo- Cuánto tiempo ¿eh?- caminé hacia Él
—¿Qué le pasó a tu padre?- ignoró mi pregunta
—Se disparó- me coloqué la chaqueta de cuero gris
—Ruben, por favor- me tomó del brazo
—¡Quieres respuestas!- exclamé- El muy hijo de puta se disparó a sí mismo- quité la mano de mi brazo, y bajé las escaleras de dos en dos
—¡Doblas!- escuché el llamado de Mark- ¡Ruben, vuelve!- abrí la puerta de entrada
—Vete a tomar por saco- cerré la puerta con fuerza.
Salí de casa, habían patrullas y una ambulancia; pasé de largo, y caminé hacia la casa de Mangel que, me ha dejado algo flipado.
¿Qué harán buscándome?
Comencé a correr, tratando de no chocarme con las personas, al divisar la casa de mi Novio, corrí hacia ella; el cielo se tornaba más gris de lo que estaba, y las primer gotas mojaban mi ropa.
Frené al estar en la esquina, caminé algo despacio, despreocupado de lo que podría pasar. Al estar frente a la entrada de su casa, mordí mi labio.
Caminé por el sendero de piedra, y lo ví; sentado en uno de los escalones de la entrada, leía algo.
—¡Mangel!- exclamé, Él levantó la vista y me observó.
—¿Qué es esto?-
Al ver de que se trataba, le arrebaté la carpetilla de las manos; fruncí el ceño y arrugué el documento. La lluvia me mojaba de pies a cabeza, se levantó de un salto, quedando cara a cara.
Comenzamos a pelear, yo trataba de controlarme, de no pasarme de palabras; no podía, Miguel me descontrolaba de cierta forma.
—¡¿Quién es Leslie?!-
Hasta que aquella pregunta fue la gota que rebalsó el vaso.
—¡Cállate de una maldita vez!-
Mi mano se dirigió hacia su mejillas, mi puño estaba cerrado; haciendo que le golpe sea más fuerte. Noté como caía al suelo verde, no evité arrodillarme.
Me sentía culpable, no debía haber cometido aquel error.
—Mierda, Mangel; perdóname, por favor- yacía con las manos en su cara.
Noté como levantaba el rostro, sus ojos no me observaban, cosa que me preocupó; noté como su mejilla tenía un color rojo potente.
Le abracé con fuerzas ya que, me miró, sabía que iba a disculparme.
—Ruben- me separé de su cuerpo.
—¿Qué?- sonreí
Tardó en unos segundos, levanté la cabeza, y vi a su madre abrir la puerta seguida de las palabras de Miguel.
—Terminamos-
Su madre me miró con odio, al estar frente a Mí, tomó a Miguel del brazo. Sus ojos negros me observaron, yacían cristalizados y en su mejilla roja, unas cuantas lágrimas caían.
—Doblas- miré a la señora- Será mejor que no te le acerques- iba a hablar pero, me interrumpí- No necesito explicaciones, lo vi, lo vi todo-