Capitulo 33:

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Mangel

Los libros pasan por el escáner, Brytani los observa emocionada; desvió mis ojos hacia otro punto de la tienda y lo consigo, me quedo mirando aquel libro y no evito sonreír. La portada me había llamado tanto la atención, que mis pies se movieron solos hasta tener el libro en mis manos. 

Mis dedos se deslizan por la pasta, y puedo notar que es un libro antiguo; le doy la vuelta y comienzo a leer las pequeñas frases que aparecen. Lo abro, en una página al azar, y me quedo leyendo algo del párrafo. 

— ¿Te gusta?- levanto la vista y sus ojos avellanas brillan. 

Y no quería verlo, porque en sí, las palabras saldrían de mi boca; juré decirle cuando lleguemos a casa, en sí, contarle sobre el porque de mi llanto. 

— Sí- murmuro y lo dejo nuevamente en la estantería. 

— ¿Se quedan o los tengo qu..-me doy la vuelta y alcanzo a mi pelirroja amiga. 

Levanta su bolsa con entusiasmo, en ella trae los libros que escogió; siento su cálida mano en mi mentón, lo levanta, y me observa detenidamente. Sus ojos verdes me recordaban mucho a Él. 

— ¿Has llorado?- musita, y retiro su mano. 

— No, no he llorado- sonrío, mis mejillas duelen al hacer el esfuerzo por dar ese gesto. 

— Bien- dice no muy convencida. 

Observa a los lados, y adelanta el paso, la sigo por detrás; la alfombra roja capta toda mi atención, muerdo mi labio y sacudo mi cabeza, tratando de sacar todos esos abrumadores recuerdos. 

— ¡George!- levanto la vista. 

Doy un paso más y me encuentro fuera de la tienda, el olor a nuevo se disuelve con el aire, la clásica música se va y sólo puedo escuchar el sonido de los copos de nieve caer. Con asombro, y como un niño pequeño, me quedo estático observando todo a mi alrededor. 

Las casa están cubiertas por la nieve, las calles no tanto pero si para que los carros no pudieran transitar; elevo mi mirada al grisáceo cielo, paso mi mano por mi rostro al sentir como un copo cae justo en mi nariz. 

— Lamento haberme quedado- volteo. 

Brytani me observa con un gran sonrisa, bajo la mirada y veo como me extiende una bolsa, la misma que mi amiga tenía. La tomo y observo el contenido, niego al ver el libro que revisé minutos atrás.

— ¿No te gustó?- dice George al ver mi mueca de disgusto. 

— No es eso..-le entrego el paquete- No era necesario- digo. 

— Tómalo, es como un regalo adelantado de Navidad- río. 

— Está bien- me vuelve a entregar la bolsa, y la tomo. 

Vuelvo mi vista a los alrededores, la brisa fría del aire choca en mi cara, mis cabellos se despeinan y me despojo de los guantes.

— Mangel- salgo de mi trance y la observo.

— ¿Quieres ir a casa o quedarte a jugar con.. ¡La nieve!- exclama como todo niña pequeña.

George y Yo reímos, estiro mi mano al aire y unos cuantos copos caen; los observo con detenimiento, observo las formas que tienen cada uno. 

— Quiero ir a casa- modulo y vuelvo a colocarme las manoplas. 

Ellos ríen, y comienzo a caminar; en el trayecto la brisa se hace más fuertes, mis oídos se tapan por el ruido del aire y me abrazo a mí mismo. No estaba acostumbrado al clima, se me hacía difícil respirar y mis pasos cada vez se hacían más lentos. 

Me sostienen de los lados, doy un respingo y recargo mi cabeza en su hombro; revuelve mi cabello y aspiro su aroma. 

— Hay que apresurar el paso ¿vale?- asiento y me apego más a su cuerpo- ¡Dios! ¡Estás temblando!- me abraza pos los hombros. 

— ¿D-Dónde está Bryt?- Él suspira.

— Se tuvo que ir..-me abrazó más fuerte. 

Asentí entre escalofríos, y caminos en las frías calles de Londres. 

Mi cuerpo era sujetado por otra persona. 

Sus ojos eran de distinto color. 

Sus brazos eran un poco más fuertes. 

Podía sentir los latidos de su corazón. 

Esta persona era muy amable y amigable.

Pero, 

No podía comparar a Ruben con George. 


Un Novio Agresivo - RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora