Ruben
Cierro los ojos al sentir el impacto de la bala en mi pecho, mis rodillas duelen al caer tan fuerte al suelo. Segundos pasan y sólo siento un dolor arriba de mi estómago, llevo una mano a mi pecho y siento el collar que me regaló Chris cuando cumplíamos dos meses; mis ojos no creen lo que veo, aquel collar había aguantado el impacto de bala y prácticamente me salvó la vida.
La persona que me regaló el collar y la que me disparó—Christofer— me salvó. Irónico ¿no?
—¡No me importa ir a prisión por esto, pero acabaré contigo maldito! ¡Acabaré contigo como lo hicistes..con la persona que más amo!-levanto la cabeza.
La escena que tengo frente a mis ojos es digna para una película de acción; Chris se encuentra temblando de miedo y Miguel con el arma apuntando hacia él.
—M-Mangel, no es necesario..q-que lo hagas-trato de decir en voz alta, pero una murmuro se escapa de mis labios.
Su cuerpo gira a verme, suelta el arma y corre hacia mí, sus brazos se enrollan en mi cuerpo y comienzo a llorar sintiendo el miedo correr por mi cuerpo. Lo abrazo con fuerza sollozando en su hombro, pidiéndole disculpas por ser un idiota y haberlo dejado varado en el aeropuerto, diciéndole que lo sentía muy en el fondo y que era mejor salir de esta casa antes de que las cosas se pongan peores.
—¡Joven Miguel!-giro hacia la derecha y veo a un hombre robusto con traje de policía y doy un suspiro.
Unos cuántos más entran y se llevan a Chris en esposas, nuestras miradas se conectan por última vez y él sonríe, causando que no me separara de los brazos de Miguel.
—¿E-Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Quieres que te llevemos al Hospital?-pregunta preocupado, y niego.
—Me..siento mejor, sólo debo sacarme esto-tomo el collar que cuelga en mi cuello, y lo arranco con fuerza.
—La bala impactó en el collar-murmura Miguel al tenerlo entre sus manos.
—Chris me salvó la vida-murmuro, y sus ojos negros me observan.
—Ruben-toma mis manos en un movimiento rápido.
—¿Hmm?-seguíamos en el suelo.
—Yo...uhm..quería pedirte qu..-el oficial nos interrumpe, y ambos nos paramos.
—El joven Christofer va a ser llevado a la comisaría por el delito contra la vida humana,-asiento y agrega- Joven Ruben, debe dar cargos contra él-me pregunta.
—¿No tengo opción?-niega-E-Entonces..está bien-y asiente.
Nos deja a solas, y giro a verlo.
—¿Qué debíamos decirme?-pregunto.
—Olvídalo.-frunzo el ceño y asiento.
Y en esos momentos me lamento por no haber insistido, porque la vida me iba a dar una oportunidad para amar para siempre y pasar la vida junto a la persona que amo.
Salgo de la casa con el abrigo de Miguel sobre mis hombros, el frío es fenomenal y la lluvia no cesa del todo; un auto negro espera fuera de mi casa, Mangel lleva mis maletas y el chófer me indica que me adentre al automóvil.
Al hacerlo tomo mi móvil—antes de salir lo recogí del mueble—y contesto la llamada.
—¡¿Hijo?! ¡¿Estás bien?!-recuesto mi cabeza en la ventana.
—Sí, mamá.-respondo y escucho un suspiro de alivio tras la línea.
—La policía me llamó hace minutos.. ¿En qué diablos estaba pensando Christofer?-.
—N-No lo sé mamá, no lo sé-respondo.
—Pero, me dijeron que estabas con un chico más-sonrío observando la lluvia caer.
—Es Miguel mamá, Miguel vino por mí a Australia-.
—Sabía que lo iba a hacer desde que me llamó hace algunos días-frunzo el ceño.
—¿Qué?-pregunto confundido.
—No te lo puedo decir cariño, pero espero que vuelvas a abrirle tu corazón y valores el amor que te da hijo-asiento.
—Lo haré mamá, lo haré más que nunca-digo y agrego-¿Cómo está Mia?-pregunto para cambiar de tema.
Ella suspira tras la línea, y puedo percibir que se incomodó ante mi pregunta.
—Dejó la casa hace dos meses-.
—¡¿Qué?!-exclamo y el chófer me mira por el retrovisor.
—Se fue de la casa con un tal George de Inglaterra-.
—¿Lo conoces, mamá? ¿Es un buen chico?-pregunto, me preocupa mi hermanastra.
—Lo es, sólo que..ya sabes, tengo esa corazonada de que algo va a salir mal-dice y agrega-Pero ya sabes cómo son las madres, todas paranoicas- escucho el timbre de la casa sonar, y pasos-Hijo tengo que dejarte ¿vale? Salud a Miguel y dile que tiene todo mi apoyo y que lo haga lo antes posible-.
—¿Hacer qué?-pregunto curioso.
—Adiós, y cuídate-cuelga.
¡Genial!
Odio a mi madre y sus tontos juego misteriosos.
Me acomodo en el asiento, y dejo escapar un suspiro. Llevo tres horas en el avión rumbo a Estados Unidos, y Miguel está a mi lado revisando su móvil, no puedo evitar observarlo y pensar que sería una gran idea darle una oportunidad y no estar inventando excusas para evadirlo.
Sé que lo amo, pero soy tan cobarde de volver a abrir mi corazón para él.
—Llevas algo de cinco minutos mirándome-desvió la mirada sintiendo mis mejillas quemar, el ríe- ¿Tengo algo? o ¿Quieres algo?-la segunda pregunta la dice con doble intención.
—Tienes un hermoso rostro que me gusta admirar, ¿hay algo de malo en eso?-respondo cruzándome de brazos.
—Joder, juro que no me acostumbro al nuevo 'Ruben'-dice y agrega-Pero es bueno saber que has cambiado y no eres el idiota de antes ¿eh?-ruedo los ojos.
—Cambié, y me gusta como soy ahora. No quiero volver a ser el crío de antes, ya sabes, el que te celaba de todo y de todos..-ríe, y golpeo su brazo.
—Vale, vale-me mira- ¿Quieres hacer esto, en verdad?-lo miro confundido.
—¿A qué te refieres?-pregunto.
Suspira y toma mis manos.
—A volver a amarme, y dar todo por mí. A volver a abrirle tu corazón al idiota de Mangel-río por lo último.
Me quedo pensando.
Recuerdo las palabras de mi madre:
'[...] Espero que vuelvas a abrirle tu corazón y valores el amor que te da, hijo'
—Lo haré Miguel, lo haré más que nunca-respondo y sonríe.
—¿Sabes a qué 'Ruben' también extrañaba?-pregunta y la distancia se va acortando entre nosotros.
—¿A-A cuál?-miro sus labios.
—A este-tomo mi mentón y junta nuestros labios.
[Feliz Navidad, Jo, Jo, Jo]