Mangel
Cierro la puerta del departamento con fuerza, y las lágrimas caen por sí solas. Las luces están apagadas, menos la de la cocina. Una cabellera de color roja aparece, y corro a abrazar a uno de mis mejores amigos, Michael. Me corresponde el gesto y comienzo a sollozar en su hombro, el corazón se me partía con cada lágrimas y su rostro feliz con el anillo en su mano aparecía en mi rostro como una estrella fugaz.
—M-Miguel ¿Qué pasa? ¿Qué te hizo Ruben?- me tomo de los hombros e hizo que los mirara.
No quería meter a mi amigo en esto, pero era mi única salvación.
—S-Siéntate, debo explicarte algo, pero júrame que no te molestarás conmigo- caminamos hacia los sillones.
La tenue luz de la noche alumbraba por el ventanal que daba hacia la sala, se sienta junto a mí y me observa.
—No prometeré nada, pero sólo sé que igual seguiré apoyándote- murmura y acaricia mi cabello.
Tomo un gran respiro, y con la esperanza de que aceptara mi petición le cuento todo, desde que lo vi sentando en el parque.
—Ruben, él me esperaba sentado en las bancas del parque. Me senté junto a él y me saludo, le respondí; me quedo mirando su bello perfil y él pasa un de sus manos por su cabello castaño, noto que en su dedo hay un a-a..-mi voz se quiebra, y miro hacia el suelo. No podía decir eso, mi boca no podía formular aquella palabra-anillo de compromiso, Chris le pidió para que se casase con él y Ruben acepto. Me lo contó muy emocionado, y el enojo me invadió y..-miro sus ojos opacos por la falta de luz- le dije que tú me pediste que me casara contigo hace tres días, y también le dije que este era el anillo que me regalaste- señalé la sortija que mostraba nuestra bella amistad, todo lo contrario a lo que le dije a mi ex.
Al principio negó con la cabeza dejando que algunos cabellos se pegaran a su frente, sujetó esta con ambas manos y las apoyó en sus rodillos. La sala quedó en silencio, muerdo mi labio preocupado de lo que va a decir. Las lágrimas ya habían cesado, pero aquel dolor profundo en mi corazón no, era como una fina cuchilla que atravesaba aquel órgano, el aire me faltaba pero luego volvía.
Miro mis manos impaciente, si dice que no tendré que ir donde Ruben y explicarle todo aunque mi poca dignidad se valla por el caño. Juego con mi dedos sintiendo el sudor aparecer por mis manos, paso una mano por mis ojos limpiando algunas lágrimas que querían desbordarse de ellos.
—¿Michael?- pregunto en medio de todo el silencio.
Deja de sujetarse la cabeza y me observa, aunque no puedo ver su rostro algo dentro de mi dice que tiene una media sonrisa en el.
—Acepto- frunzo el ceño.
—¡¿Qué?!- exclamo.
—Acepto, te devuelvo el favor.- dice y agrego-Y no me importa tener que casarme contigo para que se vuelva más creíble. - murmura y me abalanzo sobre él.
—Eres el mejor, el mejor, el mejor, el mejor, el mejor de todos- murmuro en su oído y me abraza por la cintura.
—Bien, será mejor que guardes eso para Ruben-.
Niego.
—No creo que vaya a pa..-me interrumpe.
—¿Qué era lo que me decías cuando Eleanor tenía un nuevo novio? ¿Acaso me decías que me rinda? ¿Acaso me decías que era mejor tirar la toalla y verla feliz? Tú me dijiste que luchara por ella, aunque eso me llevara a perder su amistad, así lo hice, luché, luché como nunca antes y míranos, hace un par de semanas terminamos porque tuvo que irse a la India para seguir con sus estudias, pero me quedó de lección que si luchas y no te rindes, todo se puede, hasta lo que está fuera de tu alcance- sonrío.
—Michael, vales oro- musito en su hombro.
—Tú vales más que eso Mangel- desordena mi cabello y río.
—Hagamos esto de una vez- murmuro.
—Claro- dice y agrega- Pero, primero iré por los tocinos que dejé en la sartén- se levanta de un salto y corre hacia la cocina.
Michael nunca cambiaría al igual que mi amor por Ruben.
[Capitulo no editado. Lamento los errores de ortografía]