Capitulo 52:

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Ruben

Me levanto del asiento con rapidez al recordar que hoy Chris había invitado a unos cuantos amigos a casa como cada viernes, Miguel alza su mirada al no verme junto a él y se levanta de la misma manera que yo.

—Fue un enorme placer haberte vuelto a ver, gilipollas- empujo su hombro.

Ríe, unos hoyuelos se forman en la comisura de sus labios.

—El placer fue mío, caballero- hace una reverencia y río ante aquel gracioso gesto.

—Lamento tanto irme temprano, hoy tengo una reunión con los amigos de mi novio o esposo, sí eso- murmuro lo última con una gran sonrisa.

Me sentía feliz e entusiasmado, era como si me hubiera ganado el número de la lotería, en este caso Christofer.

—¡Oh, cierto!- farfulla algo molesto.

—¿Pasa algo?- pregunto algo preocupado.

—Hace diez minutos debía estar en el departamento, ¿hoy tendré una cita con Michael?-duda, pero luego nota que lo observo- sí eso, hoy tendré una cita con mi novio- rasca su nuca con incomodidad.

Y algo se removió dentro de mí, como un huracán llevando todo a su paso.

—Genial, espero que se diviertan- acaricio su cabello y siento su sedosos mechones engancharse entre mis dedos.

Aquella sensación de ternura me invadió y aquellos recuerdos donde hacía la misma acción se abalanzaron sobre mi mente y no evité escapar una gran sonrisa en mis labios.

—Igual ustedes..-quita su mano de su cabello, y da un suspiro- Hasta luego, Rubius- se da media vuelta.

Mi cuerpo se estremece al verlo dejar el parque, algo de mi quiere ir hacia él, abrazarlo como si dependiera de él y dejar escuchar sus acelerados latidos de su corazón.

Y entonces, cuando menos lo espero estoy corriendo tras su silueta; mis pies se mueven con agilidad al ver que él estaba corriendo algo igual que yo.

—¡Mangel!- exclamo.

No gira a ver quién lo llamaba, sólo corría y corría como si quisiera ocultar algo.

—¡Miguel!-repito la acción.

Voy deteniendo el paso al ver como se desvanecía por las calles, aquel aire frío se infiltró en mis pulmones y decidí que era hora de volver a casa. Y por primera vez en todo este tiempo, no quería estar junto a mi novio.

Tomo el manojo de llaves y lo introduzco en la puerta, pero antes de hacer eso una nota cae en mis pies. La tomo y leo el escrito.

"No me esperes en casa, James me ha acompañado a comprar algo en otra estación. Volveré mañana, haré todo lo posible"

Genial, ahora estaba solo en casa, con una cobija que me tapaba de los pies hasta la punta de la nariz, mirando la pantalla del televisor en el cual daban una maratón de películas de terror. Mis ojos observaban a la sangrienta niña que caminaba hacia la cámara con un cuchillo en la mano, y luego su mano se posó sobre esta y pegué un salto en el sillón.

Los créditos aparecieron y pensé que sería mejor irme a dormir, no quería imaginar a espíritus o niñas demoníacas en casa.

Tomo el tazón donde algunas palomitas yacían esparcidas, limpio mis dedos de grasa y me destapo de la cobija. Camino hacia la cocina y prendo la luz, lavo mis manos y el tazón. Cierro el grifo, y me sirvo un poco de té, que según mi madre te relajaba y así podrías dormir mejor.

Reviso si he dejado todo en orden y me encamino hacia la escalera, estas rugen al pisar uno de los escalones, un escalofrío recorre mi espalda y decido avanzar más rápido. Aunque no creía en los fantasmas ni nada por el estilo, aquella película me había dejado con miedo y mi único refugio, por esta vez no eran los brazos de mi novio, era mi cama.

Y al caer rendido en ella, me tape como hace horas. La cobija llegó hasta los inicios de mis ojos y decidí cerrarlos.

Aquella noche no pude dormir bien, recuerdos de mi adolescencia me invadían con pulsaciones en el pecho.

El reloj marcaba las cuatro y media de la mañana, y supe que no aguantaba más. Hace dos años que no leo aquella carta, hace dos malditos años que no la abro, pero ahora me encuentro sentado en el colchón con la hoja entre mis manos, observando su caligrafía y aquellas palabras que hacían que mi llanto incrementara.

«Es por eso que estás leyendo este papel en vez de escuchar una explicación»

«Estás tan cerca y a la vez tan lejos»

«Pero con el tiempo me voy olvidando de cada detalle»

«Si te decepcioné te pido perdón, sólo intenté amarte»

«Pero como siempre dice mi hermana: Lo que te hizo feliz, debes dejarlo ir»

«A partir de hoy no me queda más remedio que empezar a olvidarte»

«La memoria no es tan fuerte como para recordar todo lo que tuvimos»

«Déjame decirte que le corazón no es tan tonto como para olvidarte»

«Existe la necesidad de dar la vuelta a la página para poder seguir»

«Espero que tengas suerte a lo largo de tu vida»

«Que sepas juntarte con buenas personas y no te dejes llevar por los demás»

«Adiós»

Claro que existe la necesidad de dar la vuelta a la página para seguir con nuestra vida, pero Ruben y Miguel se habían olvidado de algo:

Siguen en el mismo libro.

Un Novio Agresivo - RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora