Capitulo 64:

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Ruben 

Cierro la puerta de mi casa y llamo a mi novio. Apego el móvil a mi oreja y con dificultad camino hacia las afuera de mi casa, donde un taxi me esperaba; escucho un 'He estado llamándote, ¿dónde estás? El vuelo sale dentro de cuarenta minutos' suspiro en la línea.

—Estoy en camino- y corto. 

Abro la puerta y coloco las maletas en el asiento, me siento junto a ellas y cierro esta; el auto comienza a avanzar y el chófer me pregunta a donde quiero ir, yo le digo al aeropuerto. Recuesto mi cabeza en la ventana sintiéndome la persona más horrible del mundo, y es que acabo de arruinar las esperanzas de Miguel, acabo de estrujar su corazón dejando todos sus pedazos rotos. 

Me siento mal, malo por Él porque sé que se merece a alguien mejor que yo y mal por mí, porque estoy jugando con ambos; Chris y Mangel. Me gusta tanto la comodidad que me da mi novio, la forma en la que habla sobre cosas interesantes o como trata de hacerme sentir bien a su lado, pero luego está Miguel el cuál sigue causando todas esas emociones en mi cuerpo, el cuál no sale de mi mente y me preocupo mucho por él, más de los que debería. 

Yo lo tenía claro, todo estaba tan ordenado en mi mente que me daba un poco de miedo. 

Era claro que me gusta Mangel, pero tengo tanto miedo que vuelva a cometer lo mismo como hace años, que me deje sin decir un Adiós y con el corazón roto. 

Yo no quiero que vuelva a pasar eso, no quiero volver a entrar en depresión, sólo quiero ser feliz con alguien que me ama, pero lamentablemente yo no a Él; mi corazón siempre le va a pertenecer a aquel chico cuyo cabello es del mismo color que sus ojos, cuyo sentido del humor es como el de un niño cuyo color favorito es el azul. 

Era muy tarde, ya había tomado la decisión.

La mejor que creía mi mente, pero mi corazón no.    


Cierro la puerta del vehículo y agradezco al conductor, pago un par de euros y comienzo a caminar hacia la entrada del lugar; un hincón se hace presente en mi pecho, aquel día en el que sólo tenía en mente encontrarlo, aquel día donde creí que me jugaba una broma, aquel dónde me dejó sin despedirse y aquel donde comencé a temerle al amor, a temer volverme a enamorar. 

Desde ese día cada vez que voy a un aeropuerto no puedo dejar de pensar en él. 

Mi mano derecha que sostiene la maleta, comienza a temblar y no sé porqué. Relamo mis labios y sigo caminando, busca a Chris o algún lugar para tomar asiento; observo el gran reloj que se encuentra sobre todo el lugar y este marcaba las 8:55 y faltaban menos de quince minutos para abordar y todavía no veía a mi novio. 

Me entretengo observando a las personas, sintiendo un alivio cada ves que veía la hora, al menos no lo volvería a ver y aunque eso me destruía me sentía conforme con eso, no quería volver a ser dañado, no por ahora. 

Abro mi mochila y saco mis audífonos, los conecto a mi móvil y antes de poder escuchar música un grito hace que gira sobre mi lugar.

—¡Ruben!- exclama y corre hacia mí.

Abro los ojos sorprendido, su cabello despeinado y su mochila colgando por sus hombros; río al ver su cara de preocupación.

—¡Chris!- exclamo de la misma forma y se abalanza hacia mí, sus brazos se enrollan en mi cuello y cierro los ojos al sentir nuestras piel chocar. 

—Yo pensé que ya estabas aquí- murmuro en su oído. 

—Bueno, mentir de ves en cuando no hace daño ¿eh?- me separo y ruedo los ojos.

—Que gracioso- golpeo su hombro con mi mano y el sonríe.

—¿Listo para volver a Australia?- pregunta con una pizca de emoción en su voz, que de cierta forma eso me hace sentir a gusto con la decisión que tomé hace horas.   

—Claro que sí, extraño a mi madre- comento y nos sentamos. 

—Yo también, sobre todo aquel pastel de arándonos que rechazaste el primer día- dice y agrega- Juro que quería golpearte, pero me aguanté-. 

—Lo lamento, en esos momentos era un idiota; y ¿por qué no me golpeaste? ¡Me lo merecía, joder!- exclamo con una sonrisa burlona- Chris..-el despega sus ojos del suelo y me mira- ¿Piensas disculparte con Mangel?- pregunto.

Suelta un suspiro, mis ojos viajan al reloj el cuál marca las 9:08. Se para al verlo, y yo lo imito; no contesta mi pregunta y supongo que ha de haberse incomodado, no lo culpo yo también hubiera reaccionado así. 

Y al ver que no pensaba en hablar, me coloco los audífonos y sube todo el volumen posible en ellos. Muevo la cabeza siguiendo el ritmo y mis vista cae en aquel anillo dorado, lo observo por segundos sintiéndome vacío, sintiendo que esa sortija no vale nada para mí, pero la idea se deshace cuando observo su perfil y un sin fin de emociones revolotean en mi estómago, claro ya no tanto como antes. 

Mi vista esta pegada en la mujer que tengo al frente, ambos estábamos en la cola de abordaje hacia Australia, Chris gira a los lados observando cada rincón y preocupado decido quitarme los auriculares, pero él me los vuelve a colocar y antes de hacer eso, me dice:

—Dicen que es bueno escuchar música a todo volumen antes de un viaje, porque así te relajas- guiña un ojo y me sonrojo. 

Entonces hago caso a su petición, y sigo escuchando las canciones de mi móvil. Dos minutos pasan y Chris entrega los boletos, una sensación de querer girar y ver hacia atrás me invade—me despojo de mis audífonos— y al querer hacerlo, el guardia de seguridad me dice que debo avanzar.

Y entonces no realizo la acción, pero escucho mi nombre en un grito. 

Y cuando giro no llego a ver nada, porque las puertas se cierran en mi rostro. 

—¿Vienes, amor?- pregunta mi novio.

Me quedo mirando la puerta metálica por unos segundos, y giro a verlo.

—S-Sí- y tomo su mano. 

Ambos adentrándonos a la pista de abordaje. 


                                                                                                 

                                                                  



Un Novio Agresivo - RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora