Ruben
Apego el móvil a mi oreja y escucho pasos a través de la línea, los segundos pasan y sin escuchar respuesta alguna decido colgar.
—¡Ruben!- exclama y el aire choca en la línea.
Aparto mi oído ante el grito, y ruedo los ojos al escuchar a Michael, el novio de Miguel.
—Michael- camino hacia la cocina, y busco entre las repisas un vaso de vidrio.
—¿Recuerdas la salida?- pregunta, y tomo el envase.
—¡Rayos!- farfullo- Lo olvidé, lo siento; tuve que irme con Chri..-me interrumpió.
—No me importa tu vida amorosa- dice y agrega- Hoy en el parque de Avenue a las ocho, no faltes- cuelga.
Me apoyo en la mesa de mármol, y dejo escapar un suspiro. Chris y Yo habíamos llegado de la feria hace dos horas, mi novio tuvo que salir porque su amigo tuvo un percance 'X' del cuál pregunté, y no supo que decirme; camino hasta llegar a la sala -con el vaso en la mano, que por cierto contiene jugo de manzana-, el reloj marca las dos de la tarde en punto y suelto un suspiro.
Odiaba, odio y odiaré la soledad; estar solo me hace recordar a mi adolescencia, a mi etapa de enamoramiento con Miguel y todos los jodidos recuerdos que traen. Tomo el control de la mesa pequeña, y coloco mis pies descalzos sobre ella, mis dedos comienzan a cambiar de canales y me entretengo con un maratón de Friends.
Le doy un sorbo a mi bebida y los minutos van pasando, aburrido de ver el maratón tomo nuevamente el control y aumento un canal.
Y siento que el destino quiere hacerme informar todo sobre él.
—Buenas tardes televidentes, hoy en 'Stars on the big screen' tocaremos el tema sobre el cumpleaños de nuestro presidente; Daniel Prescott y su pequeña hija, Amelia Prescott. Hoy esta niña cumple doce años, y celebrarán su cumpleaños en la casa blanca; pero informes nos han dicho que la banda, la cual su pequeña le encanta, Black Summer tocará en la fiesta- apago el televisor.
Bien lo que faltaba, Miguel irá a la casa blanca y conocerá al presidente. El timbre suena y escucho el llamado de mi novio a través de la puerta, río al ver cuán emocionado estaba a que le abriera esta.
Camino con paso decido y giro la manija, sus brazos saltan a mi cuerpo y me enrollan en ellos; cierro la puerta con una mano y lo separo algo confundido.
—¿Q-Qué pas..-me interrumpe.
—Cámbiate, iremos al cumpleaños de mi sobrina-.
—¿Sobrina? Nunca me dijiste que tenías una sobrina- indago curioso.
—Se suponía que era confidencial hasta que cumpliera los dieciocho, y ahora que tengo diecinueve puedo decirlo- dice y agrega- ¡Mi sobrina es..Amelia Prescott!-.
Abro la boca formando una 'o' y mis ojos también lo hacen. ¿Acaso todo ya estaba planeado? ¿O alguien hacía esto a propósito?
En cuanto me cambio y me observo en el espejo, arreglo mi cabello y me observo de pies a cabeza; mi novio me dijo que no era necesario ir elegantes así que opté por lo casual: una remera blanca, unos jeans negros y una camisa a cuadros verde.
Bajo las escaleras con rapidez, ya que, Christofer me gritaba diciendo que llevábamos diez minutos de tardanza. Y me pregunto ¿qué fiesta empezaba tan temprano? y me respondo: 'son los Prescotts, tiene el poder y pueden hacer lo que se les de la gana.'
En un abrir y cerrar de ojos me encontraba rodeo de guardias vestidos de negros, mi mano sostiene la de mi novio y caminamos por los largos pasillos adornados de un tapiz crema que le da un toque sumamente elegante. El pasillo nos conduce hacia un portón blanco con manijas doradas, al llegar uno de los hombres-que a decir verdad no sé cuál es cuál, porque todos visten igual- abre este y al dar unos cuantos pasos todas las miradas se posan en nosotros.
Lo primero que mis ojos observan es aquel cabello azabache que resalta en toda la pieza.
—¿Miguel?
—¿Ruben?- preguntamos al mismo tiempo.
Y eso desató varias miradas cómplices en todo el salón, mis mejillas cobran un color carmesí al escuchar oír a una de las niñas gritar.
—¡Es su ex-novio, lo vi en el libro 'Black Summer Book Cover'!- exclama con entusiasmo.
—¡Es él, Ruben Doblas!-.
—No puedo creerlo-.
—¿Acaso no estaba en España?-.
—¡Hacían una hermosa pareja!-.
Y todas se les unen, me escondo en el hombro de mi novio y cada vez el rubor va creciendo y creciendo, hasta el punto que sentía mi cara arder. Uno de los guardias se me acerca y me indica que el baño está en el siguiente pasillo a la derecha, y salgo corriendo de la pieza con el rostro escondido entre mis manos.
Abro la primera puerta que veo, y entro en esta. El cuarto está oscuro así que coloco las manos en la pared tratando de buscar el interruptor, pero la puerta se cierra y la luz se enciende.
—Rub..-le interrumpe.
—Miguel, vete- murmuro.
—Ruben ¿qué se supone qu...-.
—Vete, por favor- destapo mi rostro, y dejo escapar un suspiro.
—Ruben, yo que..-.
—¡Miguel, vete ahora mismo!-.
Y al terminar de decir esa frase nunca pensé que volvería a sentir esos labios, aquellos labios que no he probado desde hace años, aquellos con los que soñé besar en algún futuro lejano y ahora se está cumpliendo.
Aquellos labios que pertenecían a la única persona que podía poner mi mundo de cabeza, aquella persona con la que soñé un futuro, aquella persona que reía sin parar, aquella persona que calmaba mis demonios internos, aquella persona que me entendía a la perfección, aquella persona que me dejó sin decir 'Adiós', aquella persona con la cuál comprendí que era estar enamorado, aquella persona que después de años me hace sentir las mismas emociones que sentía años atrás.
Aquella persona era Miguel, la única que podía dominar mi corazón.