Ruben
—¡Está bien!- grito un poco enojado, y él asiente con la cabeza.
Gira sobre sus talones, toma su mochila y camina hacia la puerta.
—H-Hey Chris- camino hacia él.
—Déjalo así, Ruben- murmura y toma la perilla de la puerta.
—No- tomo su muñeca y lo giro- Sabes que no me gusta ver mal a nadie, y menos si eres tú la persona a la que amo- tomo sus mejillas, sonríe ante la acción.
—¡Eres muy meloso, Rubius!- se queja con una risa, y apoyo mi frente contra la suya.
—¿Sabes de quien lo aprendí?- él niega con una sonrisa torcida, y delineo sus pecas- De la persona con la que me voy a ir de viaje- sus ojos se abren de par en par.
—¿¡Es un sí?!- río, y me da un beso fugaz en mis labios- Pensé que no te iba a gustar la idea, ya sabes, te has acostumbrado a Australia- despeino su cabello, nuestras frentes seguían pegadas.
—Pero, con una condición- alzo mi ceja, y el frunce el ceño.
—¿Cuál?-.
—Que me des un beso- arrugo mi nariz y él ríe.
—Si insistes-.
Toma mi rostro entre sus manos, sus dedos delinean el contorno de mis labios y me besa. Tomo su cintura, y con la respiración acelerada al igual que el corazón, apego nuestro cuerpos sin que ningún espacio quede vacío.
Sus manos se colocan tras mi cabeza, y acaricia mis cabellos con ternura. Tomo sus piernas, y enrollo ellas en mi cintura. Nuestras bocas se separan, veo como su cara está sonrojada y puedo notar como mis mejillas comienzan a quemar.
—¿A quién llamaste?- pregunto al escuchar el timbre de nuestra casa.
Sí, en estos tres años me he graduado del bachiller y logré alquilar un departamento. Fue cosa de meses para que los padres de Christofer aceptaran mi oferta, de que él viva conmigo.
Digamos que vivir con mi novio es lo más hermoso que me ha podido pasar en la vida, desde ese día cuando caí encima de él y mi mamá nos vio, me di cuenta que había una conexión.
Recuerdo el día, era un viernes, estábamos de vacaciones y el sol estaba en su punto más fuerte. Nos habíamos vuelto amigos con los meses, a tal punto, que si él quería ir a pasear íbamos juntos, así yo esté castigado o de mal humor o si alguien le molestaba no dudaba en devolverle el insulto o paliza al susodicho.
—¿Se supone que debemos ver el atardecer?- pregunta emocionado, y observo su sonrisa por el rabillo del ojo.
Nos encontrábamos encima de una, grandes, rocas frente al mar y el atardecer. Habíamos tomado un descanso después de que le enseñara al castaño a como manejar el skateboard, ya que, quería audicionar en un concurso sobre este deporte.
—Claro, para eso hemos venido ¿no crees?- respondo en tono burlón.
—Como digas- choca mi hombro con el suyo.
Y mi cuerpo reacciona de diferente manera a como el "Ruben de antes" hubiera reaccionado. Mi brazo se coloca sobre sus hombros, y atraigo su cuerpo a mi. Puedo notar como sus mejillas cobran un color carmesí y baja la cabeza avergonzado.
—¿Nervioso?- murmuro cerca a su oído.
Voltea a verme, sus ojos brillan con la tenue luz del sol y regresa la mirada al frente.
— ¿Por qué no estarlo?- dice y agrega- Que el chico que odies y al mismo tiempo amas, te esté abrazando..Digo que un tío chulo te abrace.. ¡es cosa de locos!- exclama con diversión, y alzo una ceja.
— ¿Chico que odias y amas al mismo tiempo?- su cara se torna roja- Creía que era el único que pensaba eso- vuelve a mirarme.
— ¿Qué quieres decir con eso, Ruben?- se acomoda en mis hombros y me observa detenidamente.
— Me gustas Chris-.
Mis recuerdos son interrumpidos.
— Es Leo- informa, y sonrío- ¿Te importa si..?-niego- Vale, adiós y cuídate- besa mis labios y al terminar el beso despeino su cabello.
— ¡Diviértete!- exclamo y beso su frente como un auto-reflejo.
La puerta se cierra y camino hacia mi cuarto, al llegar me despojo de mis zapatos y voy hasta el armario. Descuelgo toda la ropa del perchero, y la coloco en mi cama. Tomo las valijas y comienzo a colocar las prendas de vestir en cada una.
Chris me había hablado sobre ir a otro país, a visitar otros lugares, conocer otro clima; recuerdo que Yo le ofrecí que vayamos a España, él se negó porque su verdadero padre vivía allá, y no quería tener que encontrárselo. Entonces sugirió Estados Unidos, recuerdo su cara de felicidad y el entusiasmo que tenía.
Me lo repetía todas las noche antes de dormir, en el almuerzo, desayuno, cena, y hasta cuando paseábamos por las calles. Él estaba entusiasmado, Yo no quería ir allá nunca me llamó la atención ese país.
Pero, hoy tuvimos una pelea y tuve que admitir que una corazonada me atacó al verlo tan triste. No me gustaría perderle, así que, acepté el viaje.
Me siento sobre la cama totalmente exhausto, observo las dos valijas y doy un suspiro.
— Va a ser un largo viaje- murmuro.
*He creado una novela de Rubius en otra cuenta, si quieren leerla pásense por mi cuenta: adrianaftyoutubers. En sí, voy a crear cuatro libros sobre distintos Youtubers. Dejo el link de la novela en los comentarios.*