Ruben
Coloco los vasos en la mesa, y al hacerlo no evito mirar mi anillo de compromiso. Chris coloca ambas manos en mi cintura y besa con dulzura mi nuca, lo que provoca que los bellos de mi cuerpo se erizan y no evito hacer una mueca ante aquella acción.
—¿Me extrañaste?- pregunta en mi oído y me estremezco.
No. Realmente estuve pensando en todo, menos en ti.
—Sí- farfullo y me remuevo un poco, ya que, esta posición me incomoda de cierta forma.
—Vale- se separa y doy un gran respiro- ¿Has hecho tú el almuerzo?- me pregunta y toma asiento en una de las sillas del comedor.
—Algo así.-digo y agrego- ¿Qué tal al pasaste con James?- camino hacia la cocina.
—Bien, nos quedamos en la casa de una de sus amigas y pasamos la noche allí- tomo dos platos y abro las compuertas de la alacena.
—¿Qué amiga?- busco con la mirada el cucharón con el cual serviría la comida.
—Margiory, la que trabaja en el restaurante de la ciudad- al encontrarlo, lo tomo y camino hacia la olla.
—La que está enamorada de ti-.
—Rubius..-entro nuevamente al comedor con los platos en mis manos.
—¿Qué hacías con ella?- indago algo molesto y me siento a su lado.
—Ya te lo dije, fuimos a comprar algo con James y ella nos ofreció su casa para hospedarnos- me mira y ruedo los ojos.
—Pudiste haber regresado a tu casa- tomo el tenedor y lo enrollo en los fideos rojos.
—¿A las cuatro de la mañana?- toma un poco de la limonada.
—Estaba despierto, Christofer-observo su perfil por segundos y miro hacia el frente.
—Bien, lo lamento ¿si? La próxima vendré acá, lo prometo-me da un rápido beso en la mejilla, y paso mi mano por esta al darme cuenta que dejó un poco de la salsa roja.
—¡Chris!- exclamo asqueado.
La tarde nos la pasamos a las afueras de la ciudad, ambos explorando cada rincón de Estados Unidos y admirando cada cosa. Y sonrío, mi novio tenía razón desde un principio, era mejor tomarnos unas vacaciones, aunque no salieron como esperábamos nos la estábamos pasando bien y eso era lo que contaba.
—¡Mira!- exclama y observo un parque de diversiones- ¡Vamos!- toma mi mano, entrelaza nuestros dedos y me jala corriendo hasta la entrada.
Llegamos hasta la pequeña feria, y caminamos entre la gente, un guardia se nos acerca y nos pise nuestro pase de identificación, Chris le dice que somos turistas y sólo buscamos algo de diversión, el guardia nos deja pasar con la condición de que sepamos controlarnos allá adentro y pasamos.
Nos adentramos hasta poder ver lo juegos, ambos nos miramos asombrados al ver una montaña rusa y sentí un hincón en mi pecho, un recuerdo recorrió mi mente.
«Paseaba con mi madre e hermana por la nueva feria que habían abierto hace días, Mia se había perdido de mi vista al igual que nuestra progenitora. Así, comencé a buscarlas con algo de miedo.
—Hola, ¿ha visto a una mujer con un vestido color agua y a una niña con un sombrero blanco, así de grande?- le pregunté a un señor, era la sétima vez que se lo preguntaba a una persona.
—No, lo siento- palmea mi hombro y camina, junto a una niña, hacia los caballos.
—Genial- murmuro y comienzo a caminar.