Ruben
Miguel dejó Estados Unidos, Miguel está en Australia, Miguel está en Australia por mí, Miguel ha venido por mí, sólo por mí.
—¿Vas a decir algo o quieres que yo..-le interrumpo.
—Estoy comprometido, ¿acaso no vez el anillo?- extiendo mi mano en su rostro para que pueda visualizar el aro dorado que me regaló mi novio.
—L-lo sé, pero..joder Rubius no hagas esto más difícil- toma mis manos y puedo sentir lo tibias que están las suyas.
—¡¿Hacer difícil qué?!-exclamo algo enojado.
Estaba claro que Miguel no entendía la palabra: comprometido.
—¡Qué te sigo amando joder! Que me importa una mierda Chris, que quiero que seas sólo mío, que volvamos a España, que tengamos nuestra propia casa y que podamos adoptar niños, ¿acaso no entiendes eso? ¿acaso crees que me olvidé de ti? ¿acaso crees que Michael y yo somos novios? ¿acaso creíste el cuento de que nos íbamos a casar? Si te tragaste eso, eres tonto tío.-dice y agrega- He vuelto porque te amo, he vuelto para recuperarte y entregarte mi corazón, he vuelto porque me haces falta Ruben y nadie va a poder cambiar eso- suelta mis manos y el frío vuelve a inundarse en ellas.
Abro los ojos asombrado por sus palabras, mi ritmo cardíaco se acelera con fuerza sobre mi pecho. ¿Por qué hace las cosas complicadas? Y es que detesto esto, detesto que venga, me suelte todas esas palabras bonitas y crea que todo será así de fácil; como un cuento de hadas.
¿Acaso no piensa en mí, en mis sentimientos, en lo que pienso al respecto de todo esto? Claro que no lo hace, sólo piensa en él y sus jodidas emociones.
—¡Piensa en mí por una vez!- exclamo enojado- ¿Alguna vez te has preguntado que siento sobre esto? ¿Alguna vez te has puesto a pensar de que probablemente te vaya a dar una oportunidad? ¿Haz pensando en las consecuencias? ¿Haz pensando sobre mi miedo que tengo de volver contigo? ¿Has pensado si en verdad esto funcionará? ¿Acaso crees que todo será así de fácil? Que me lanzaré a tus brazos y repartiré varios besos en tu cara diciendo que sí, si piensas eso está más que equivocado-digo y agrego-Ponte en mi lugar, ponte en lo difícil que es amar a dos personas a la vez, piensa que debo hacer para no soltarle a Chris todo lo que hemos hecho, piensa en lo mal que me siento conmigo mismo, pero piensa también que sigo sintiendo algo por ti y eso nunca se va a ir así de fácil-.
—R-Ruben, yo...-suspira y pasa sus manos por su cabello- Te Amo, y si esto no es suficiente juro que no sé qué hacer para que vuelvas a fijarte en mí. Si quieres que te baje el cielo o cuente cuántas estrellas hay en el firmamento, lo haré porque mi corazón cambia de ritmo cuando estoy contigo, porque sé lo difícil que lo debes estar pasando pero no eres el único Ruben, no eres el único que se desvela por las noches tratando de saber que si lo que siente es correcto o no, he llegado hasta el punto de besar a Michael para saber si me seguías gustando. ¿Y adivina? Lo sigues haciendo, y con lo que me acabas de decir, que lo que sientes por mí es igual a lo que pasa conmigo, ¿qué es lo que estamos haciendo mal?-.
Nos quedamos en silencio, ambos mirándonos por largos segundos, hasta que decido hablar.
—Nada, Miguel. No estamos haciendo nada mal, sólo que somos tan torpes como para darnos cuenta de nuestro alrededor, somos tan tercos como para saber que esto si puede funcionar y soy tan egoísta por no haber pensado en ti antes que todo-digo y agrego- Y te digo algo..-sonrío.
—¿Q-Qué?- pregunta con una media sonrisa.
—Chris me dejó de gustar desde que choqué contigo en el aeropuerto-.
Y fue allí donde nuestros labios se acoplaron como una pieza única, donde ambos estábamos haciendo lo correcto. Sus manos se posan en mi cintura y las mías sobre su pecho, los dos lo necesitábamos después de mucho, los dos debíamos ayudarnos y arreglarnos mutuamente.
Y aunque hayan personas en nuestro camino, y a veces tomemos rutas diferentes, el destino quería que estemos juntos pase lo que pase.
Nuestros labios se separan, mi respiración es calmada y siento uno de sus dedos en mi mejilla, acariciándola con ternura.
—Miguel-murmuro pensando en lo que voy a decir.
—Si vas a mandarme al demonio después de esto, sólo déjame decir algo má..-le interrumpo.
—Yo también Te Amo-.
Y lo vuelvo a besar, vuelvo a sentir sus labios.
Yo tenía miedo de volver a empezar de nuevo.
Pero, Miguel siempre va a ser mi salvador.
Yo soy el bote que está por hundirse.
Él es la vela que mantiene a este sobre las aguas.
[Saben, escribí esto llorando. Y lo peor de todo es que PARECE EL PUTO FINAL. Espero que les haya gustado, porque a mí me ha encantado. ¡Oh! Y gracias por todos sus bonitos comentarios que siempre dejan, eso hace que siga en lo que me gusta hacer; escribir. Las quiero <3]