Mangel
Odio quedarme en casa, odio las gotas de lluvia caer en el tejado y odio estar sin Ruben, sin la única persona que me tranquilizaba al escuchar los truenos caer; tomo mi almohada y simulando que es Él, abrazo esta como si mi vida dependiera de ello.
Cierro los ojos, los relámpagos suenan cada vez más fuerte y mi único refugio es cojín que tengo entre mis brazos, mis lágrimas empapan este y dejo escapar un sollozo. Doblo mis rodillas hasta sentirlas cerca de mi estómago, abrazo estas y dejo de lado la almohada.
Me mecía con temor, temiendo que un rayo caiga en la casa y sea fin de mi historia o peor, que haya un corto circuito y la casa se incendie; pego un brinco en la cama al ver hacia la ventana. Mi habitación, que está en completo silencio y oscura, se ilumina al dar paso a un relámpago, me abrazo más fuerte y dejo escapar otro sollozo.
Desearía que mi madre esté conmigo, abrazándome y diciéndome que todo va a estar bien pero, Ella se encuentra atrapada en el centro comercial. La lluvia es tan fuerte, que es imposible caminar debajo de ella, así que mi progenitora optó por quedarse en la tienda y esperar a que la tormenta cese.
Tomo mi móvil, y con desesperación busco el único contacto que puedo llamar; la linea suena y se escucha el buzón de voz. Dejo escapar un gruñido y dejo un mensaje.
— S-Sí escuchas esto, por favor ven a casa- musito- Tengo miedo-.
Y me quedo un buen rato con el móvil en la mano, las marcas de las lágrimas en mis mejillas y una sonrisa melancólica. El timbre de casa suena, tallo mis ojos y salgo de mi cuarto para dirigirme hacia la puerta principal, observo por la ventana y al verlo con un abrigo de cuero y parte de su ropa mojado, tomo la manija y la giro.
— D-Dios, pasa- digo y lo empujo hacia la entrada, me recuesto sobre la puerta y la cierro.
— ¿Q-Qué pasó, estás bien?- toma mi rostro entre sus manos.
Me paralizo al estar así, tomo sus manos y las voy alejando de a poco a poco; asiento con la cabeza ante su pregunta, y me abraza muy fuerte.
— George.. que hoy estás muy cariñoso ¿eh?- me burlo y me apega más a su cuerpo.
— Pensé que algo te había pasado- murmura en mi oído, y siento las gotas de su cabello caer en mi camisa.
Cierro los ojos, y suelto un suspiro de alivio; en sí, me sentía protegido aunque no fueran los brazos que estaba acostumbrado a abrazar. Apoyo mi cabeza en su hombro, y puedo percibir como su sonrisa se ensancha, a tal punto, que sus mejillas se tornan rosadas.
— ¿Quieres cambiarte?, es decir, estás todo mojado -asiente y me separa de su cuerpo.
Subimos las escaleras, y abro la puerta de mi cuarto; entra como de costumbre y me dirijo a mi armario, tomo una polera y unos jeans, y se los lanzó. Me siento en mi cama, y un trueno ilumina toda la cuadra; tomo el brazo de George y me aferro a Él.
— Hey tranquilo..-acaricia mis cabellos- Sólo déjame cambiarme y estaré contigo de nuevo ¿vale?- asiento.
Se para, y delante mía, se despoja de su camiseta. Corro la mirada hacia un punto de mi pieza, y puedo percibir, por el rabillo del ojo, como se coloca mis jeans. Toma asiento en la cama, y se apega a la pared, palmea el asiento y retrocedo hasta quedar junto a Él.
— ¿Mejor?- pasa un brazos sobre mis hombros.
— Mejor- murmuro.
George gira a verme, y Yo levanto la cabeza para mirarlo; nuestras miradas se conectan, los ruidos del exterior se van alejando, sus manos toman las mías y sin despegar la mirada de mis ojos, se acerca a mis labios y antes de poder hacer algo me murmura.
— Yo podría ocupar su lugar y probablemente lo haría mejor-.
Y después de aquella frase, sus finos labios chocan con los míos. Al principio me quedo sorprendido sin saber que hacer pero, luego me acostumbro a sus movimientos y me uno. Mis manos se despegan de las suyas y se colocan tras su nuca, Él coloca sus extremidades en mi cintura y muerde mi labio lentamente.
Cierro los ojos y su respiración recae en mis labios, sus dedos rozan mi cintura y un escalofrío me recorre de pies a cabeza; toma mi mentón y hace que lo observe.
— Mig..-dice y agrega- ¿Interrumpo algo?-.
Mis mejillas toman un color rojizo, y bajo la cabeza avergonzado.