Ruben
Cierro los ojos al sentir el aire cálido de Sydney, y aprieto con fuerza la mano de mi novio el cuál sonríe al ver mi reacción. Una de las cosas que amaba de Australia era el gran sol que sobresalía en el cielo despejado, y aunque recuerde mi primera reacción al llegar aquí—detestaba el sol porque en España nevaba, y yo en este tiempo amaba la nieve—sabía que algo me iba a hacer cambiar de opinión; aunque la nieve no me guste tanto, era lo que más me recordaba a mi niñez y le tenía cierto cariño.
—Extrañaba el clima- le informo a Chris, y caminamos hacia la salida del aeropuerto.
Él gira a verme y me sonríe, aquella sonrisa me distrajo por unos segundos y su mano acarició el dorso de la mía. Él lleva sus maletas en una mano, en la otra sostiene la mía y yo imito lo mismo que él.
—Yo también lo extrañaba, ¿pero sabes qué?- cruzamos las puertas metálicas, y giro a verlo.
—¿Qué?-.
—Qué gracias a este lugar nos conocimos-.
Y me sonrojo.
Tomo asiento en la cama con el pecho subiendo y bajando, me había demorado por los menos unas tres horas para colocar todo en su sitio y que esté ordenado, Chris había salido para encontrarse con unos amigos y decirles que ya había llegado. Así que tomé ese tiempo para desempacar mis cosas, y aquí me encuentro sudando por haber sacado todo y volver a colocarlo en su lugar.
Respiro, me paro y camino hacia la ventana, abro las cortinas junto a esta y el aire choca en mi rostro produciendo una placentera reacción. Observo las afueras de la casa y me quedo mirando a un muchacho de cabello pelinegro que caminaba por la acerca como si buscara algo, una capucha estaba puesta sobre su cabeza y frunzo el ceño.
Allá afuera hay más de 30° y por lo que veo, tiene frío. Ruedo los ojos, y pienso que es un extranjero, y antes de irme a la cocina, sus ojos y los míos se observan por segundos, segundos en los que mi corazón late con fuerza y un escalofrío se da en la parte baja de mi columna.
Aquel chico me recordó a Miguel.
Salgo de mi pieza, y bajo las escaleras con pereza, mi cuerpo pedía descansar pero necesitaba tomar un poco de agua. Abro la nevera y tomo la jarra que contiene agua helado, lo vierto en un vaso y doy unos cuantos sorbidos.
Tomo el control de la televisión, y con vaso en mano camino hacia la sala, prendo esta y cambio de canales. Y me decido por las noticias, ya que con el viaje me había desconectado sobre lo que pasaba en Australia y unos reportajes sobre un tiroteo que pasó en una avenido cerca al lugar de donde me encuentro y otro sobre la expansión de las arañas—cosa que tuve que ignorar, mi fobia eran esos horribles insectos de ocho patas—y después de eso hay una noticia de último momento.
'Rumores dicen que Miguel Rogel, cantante de Black Summer, ha decido tomarse unas vacaciones en Sydeny Australia. Según informes y su amigo Michael, con el cuál quisimos hablar ayer en el aeropuerto después de que abordara, no respondió a las preguntas. Pero sospechamos que Miguel se habría ido por fines amorosos y el único dato que tenemos es sobre aquella chica llamada; Ruby. Eso es todo en CNN Australia, espero que tengan una gran tarde en fam...'
Y escupo el agua que tengo en la boca.
¡¿Miguel en Australia?!
Con mi mano limpio los restos del líquido de mi boca, y me paro de un salto. Corro hacia mi pieza, y me asomo por la ventana, aquel muchacho estaba sentado justo en la entrada de mi puerta con el móvil en las manos.
Siento mi corazón latir con fuerza sobre mi pecho, y decido camino hacia la puerta de entrada. Tomo la manija con fuerza, aunque mi mano temblaba ligeramente, salgo y bajo las gradas. Estoy a centímetros del chico de capucha verde, y algo nervioso toco su hombro.
Él se gira sorprendido, pero después de segundos sonríe.
Mis dudas se aclararon.
Miguel Rogel, cantante de Black Summer, está en Autralia.
[Lamento si es corto, ya saben exámenes]