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La broma que me habían hecho Mangel y Rubén había terminado en YouTube con más de un millón de visitas en sólo cuatro horas. Mi dignidad se perdió en cuatro horas solamente.
Igualmente, después de ver el vídeo por tercera vez, si daba un poco de risa. Aunque me sentía un poco tonta al haber caído en esa broma. ¿En serio no me di cuenta de que era Mangel?

-Agus. -Me llamo Lucía.
-¿Qué pasa? -Pregunté mirándola.

Se sentó al lado mio y me miró con una sonrisa. Algo que quería destacar es que ella no había sido parte de esta broma. En realidad, Alex si le volvió a dar la pastilla que la había "drogado", por así decirlo.

-Te quiero. -Me abrazo.
-Yo también te quiero. -La abrace también. -Pero... -Se alejo un poco.

Me miró medio rara y me quede en silencio. Raramente sucedía esto, pero... Me había olvidado lo que le iba a decir. Negué con la cabeza haciendo un gesto de "No era nada, olvídalo.", y ella solo asintió.

-Entonces vamos. -Dijo.

Se paró del sofá y me agarro de la mano. No proteste ni pregunté a donde íbamos. Salimos del departamento y del edificio en si. Y empezamos a caminar sin dirección alguna. Solo caminábamos. No sabia si Lucía tenía alguna dirección. O si sabía a donde íbamos a parar.

-¿A dónde vamos? -Pregunté.
-Vamos a comer. -Respondió sin más.

No pregunté más nada, y seguimos caminando. No sabia hace cuanto tiempo habíamos empezado. Me dolían los pies como el infierno. Pero al parecer habíamos llegado, ya que Lucia había parado en frente de un McDonald's.
Me lo tenia que haber imaginado desde un principio. ¿Por qué será que todo me sorprende o caigo tanto en bromas? Estoy segura de que es culpa del amor. Maldito amor, me tiene como una tonta.

-¿Qué vas a pedir? -Me pregunto.
-Lo de siempre. -Sonreí.

Lucía sólo asintió y se dirigió adentro del McDonald's. Yo entre detrás de ella, y me senté en una mesa que daba a la ventana. Quince minutos después apareció Lucía con nuestra comida. Había sido todo muy rápido. No había pasado ni un segundo de que había llegado la comida, que ya me estaba atragantando con mi hamburguesa y mis nuggets.

-Estuve pensando en muchas cosas. -Me dijo Lucía mientras mojaba sus papas en mayonesa.
-¿Cómo qué? -Pregunté curiosa.
-En todo, literal. -Se ríe un poco. -En como llegamos a ser amigas, después youtubers y como ahora estamos nosotras y los chicos en España. Viviendo juntos, como siempre quisimos.
-La verdad... -Hice una pausa. -Son cosas que me hacen felices.
-A mi también. -Susurró. -Cómo está hamburguesa doble. -Le dio un beso y me reí.

Terminamos de comer y salimos del McDonald's, para ir al departamento de nuevo. Ya estaba pérdida, realmente necesitaba conocer esta ciudad. Y ya hacia tiempo desde que vivía acá. Eso me pasaba por no salir nunca. Bueno, otra vez será.
Al llegar al departamento, estaba vacío y silencioso. Lo cual era raro, más sabiendo que los cuatro chicos eran ruidosos. Lucía los busco en sus habitaciones pero ninguno estaba. Así que... planteamos que habían salido los cuatro juntos a algún lado, como nosotras habíamos hecho.

-Voy a mi cuarto. -Dijo Lucía para dejarme sola.

Me quede en la sala un rato. Estaba tn silencioso. Hoy estaban todos raros. Lucía más que nada. No creo que saliera algo bueno de todo esto, en realidad, nunca sale nada bueno de acá.
El timbre empezó a sonar... Y a sonar, y no, nunca paro de sonar. Por más que gritara "Ya voy", realmente esa persona quería molestar y ya sabia quien era.
Rubén.
Abrí la puerta y así era. Ahí estaba el con una sonrisa burlona y traviesa. Como si fuera un nene de 12 años lleno de maldad. Realmente lo amo.

-Hola. -Lo deje pasar.

Me saludo de la misma forma, y nos sentamos en el sofá para quedar en silencio los dos. Nadie decía nada, pero los dos nos mirábamos a cada rato.

-Te amo. -Soltó de la nada y sonreí.
-Yo más. -Sonrió el esta vez.

Y otra vez en silencio. Pero no era algo incómodo en realidad. Los dos estábamos tranquilos. El me sonreía, y yo le sacaba la lengua haciéndolo reír. Me gustaban estos momentos en nosotros dos. Me gustaría que fuera así todos los días. Nos abrazamos, mi cabeza quedó apoyada en su pecho, y su mano acariciaba mi pelo. Me estaba quedando dormida. Pero entonce hablo:

-¿Sabes? -Pregunto.
-¿Qué? -Susurre.
-Tengo miedo.

Me aleje de el para mirarlo. Sabía de que hablaba, muchas veces me repetía lo mismo. Tenia miedo de lo que pudiera pasar entre nosotros dos. Tenia miedo de que lo dejara. Pero realmente, ¿Quien en su sano juicio podría dejar a alguien como el?, era el mejor ser humano del planeta. Su sonrisa me transmitía paz, su risa me contagiaba felicidad. Todo el era perfecto para mi. Y trataba de hacérselo saber siempre.

-No lo tengas. -Le di un beso corto en los labios.
-Es inevitable. -Sonrió a medias. -Pero lo intento por vos, y porque quiero que esta relación funcione. Y dure.
-¿Durar cuanto? -Pregunté curiosa.
-Toda la vida.

Sonreí y le di un beso acariciando su mejilla. El se alejo un poco solamente para repetirme que me amaba y me volvió a besar. Los anteriores 25 minutos se basaron en lo mismo. Beso. Te amo. Beso. Te amo. Podría estar así toda mi vida. Si era junto a él, claro.

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