La alarma sonó e hizo que me despertara, aunque Rubén ni siquiera se inmuto. Me levante, y agarre la ropa con la que iba a viajar y salí a la sala. En donde estaba Lucía, con cara de que no duerme hace dos años, tomando té.
-¿No es mejor tomar café? -Le pregunte.
-No me gusta el café. -Dijo con la mirada en la taza. -Ash no se despierta. -Dijo tomando un sorbo.
-Ni Rubén. -Dije entrando al baño.
Tome una ducha de cinco minutos, y salí, tarde un poco en secarme y cambiarme. Pero todavía teníamos tiempo. Sólo que nos gustaba, a las dos, levantarnos mucho antes para hacer todo a tiempo. Salí del baño y me senté en la mesa con Lucía, con la única diferencia de que la taza, ahora, estaba vacía.
-Buenos días. -Dijo Rubén mientras se acercaba a nosotras. Ya estaba cambiado, pero se le notaba el sueño a mil kilómetros de distancia. -Mangel va a llegar en un rato. -Dijo y se sentó.
-Bien, ahora solo falta Ash. -Dijo Lucía llevando la taza. -Y no se despierta, ese idiota no se va a despertar. -Se empezó a alterar.
-Ahí vamos de nuevo. -Dije, ya estaba acostumbrada a esos ataques, Ash era la persona más vaga e impuntual del mundo.
Lucía empezó a dar vueltas en su lugar, mientras contaba con los dedos todos los defectos que tenía Ash, desde que es un impuntual hasta que es un vago que solo le interesa dormir y comer.
-¿Cómo la aguantas? -Pregunto Rubén riéndose.
-Es la costumbre. -Me abrazo por los hombros. -Es mejor que se despierte rápido, o el departamento va a terminar prendiendo fuego.
-¿Te podes callar?, estoy acá. -Dijo Ash apareciendo por detrás.
Lo único que se gano fue un golpe en el estómago. Pero ya estaba despierto. Mientras Ash se iba a cambiar, Lucía nos hizo el desayuno, la amo, y Mangel llego. Lo único que faltaba era que se hiciera casi la hora para ir al aeropuerto, que no quedaba tan lejos. Lo cual era una ventaja. Antes nos quedaba demasiado lejos.
Quince minutos después estábamos de camino al aeropuerto. El camino fue corto y tranquilo. En veinte minutos ya estábamos ahí.
-El vuelo sale dentro de media hora. -Dije mirando el celular. -Así que todavía tenemos tiempo para llevar esto. -Dije mientras señalaba las valijas.
Rubén y yo llevamos todas las valijas, mientras Lucía se quedó con Ash y Mangel, aunque Mangel parecía estar en la luna. No había dicho casi nada desde que llego. Rubén supuso que sería el sueño. Y tal vez así sea, el sueño se les notaba a todos desde a distancia.
-Todavía no salimos y ya quiero llegar. -Dije ansiosa. -Y también quiero que sea la E3. -Sonreí caminando de vuelta en donde estaban los demás.
-La E3 va a ser épica. -Aseguro. -Lo presiento. -Se rio.
Unos minutos más tarde ya pudimos abordar el avión. Lucía se olvidó de lo que había pasado con Ash, y le dio un beso antes de subir corriendo al avión. Lo cual aquello me hizo acordar del viaje a Miami por el Ultra.
Estábamos sentados por orden: en una fila estaban Rubén y Mangel, y en la de al lado, estábamos Lucía y yo. Con solo 15 centímetros de separación.
Teníamos un par de horas largas de viaje hasta México. Así que Lucía lo aprovecho para dormirse, cabe destacar que siempre estuvo con su cabeza apoyada en mi hombro, Mangel y Rubén estaban con sus computadoras, uno editando y el otro subiendo un vídeo. Se alegraban de que haya Wi-Fi en el avión. Y en ese caso, yo también lo hacía. Lo único que hice en el vuelo fue escuchar música, dormir un rato, acariciarle el pelo a Lucía para relajarme, incomodarme por tener tanto tiempo el culo en un asiento, entrar a Twitter, y repetí lo mismo hasta el aterrizaje.
En la entrada del aeropuerto en México había una camioneta, que nos estaba esperando, para llevarnos directamente al hotel, en donde íbamos a descansar para después poder salir a la playa.
Para nuestra buena suerte, el hotel quedaba a pocos metros de la playa, y la vista que tenía era preciosa. Nuestra habitación era como dos habitaciones, pero con una puerta de separación. En cada habitación había dos camas matrimoniales.
-Esto es lo bueno de estar soltero. -Dijo Mangel tirándose a la cama y estirándose. -Muy cómoda. -Dio su aprobación.
-Genial. -Dijo feliz Lucía corriendo a la otra habitación solo para tirarse a la cama.
Mire a Rubén sonriendo.
-Si queres puedo dormir en la otra cama que hay en la otra habitación. -Señale con mi dedo la habitación de atrás.
-No, no importa. -Sonrió. -Vamos a dormir juntos para la envidia de Mangel. -Dijo sacándole la lengua a Mangel que nos miraba a los dos.
-Que te den. -Respondió. -Ahora si no les molesta. -Se sacó las zapatillas. -Voy a dormir un rato.
Se tapó hasta la cabeza y no se escuchó más nada. Me reí al saber que tenía el sueño pesado. Podía pasar un huracán al lado suyo y él ni se inmutaría.
Me senté en la cama apoyando mi espalda sobre la pared, y le di palmadas a la sabana para que el fuera al lado mío. Y me hizo caso. Apoye mi cabeza en el hombro de Rubén.
-¿Me prestas tu celular? -Le pregunte mirándolo. El asintió y me lo dio. -Gracias.
Entre a Google y puse en el buscador "Martin Garrix" y guarde la primera imagen que apareció. Lo primero que hice con esa imagen fue ponerla de fondo de bloqueo y de pantalla. Admito que la foto que tenia de bloqueo era muy linda para ser cambiada, pero nada más lindo que esa foto que Martin. Así que, valió la pena.
-Toma, gracias de nuevo. -Le sonreí dándoselo.
-De nada. -Dijo agarrándolo y guardándolo sin ver antes.
-Creo qué... -Mire por la ventana. -Creo que ahora le voy a dar uso a Instagram.
-Ah sí. -Dijo él. -Nunca subiste una sola foto.
-¡Qué ofensa! -Dije riéndome. -Subí como dos. -Me defendí. Y saque mi celular. -Aunque...
Las borre, eran fotos viejas, y quería empezar de nuevo, y, ¿qué mejor manera que subiendo fotos de Cancún?
-Ya no hay ninguna. -Dijo mirando desde mi celular. -Entonces ahora quiero que tu primera foto de Instagram sea una conmigo.
-¿Ahora? -Le pregunte.
-Cuando quieras. -Respondió sonriendo.
-Bien. -Dije y me reí.
Media hora después, Rubén se dio cuenta de la foto que tenía ahora de fondo de bloqueo y pantalla, aunque la dejo ahí solo para que sea feliz. Mangel se había despertado, y Lucía había aparecido. Y ahora era el turno de ir a la playa.
Lucía tenía todo en una mochila, desde las toallas hasta el protector solar, y algunas cosas mías, a veces era como mi mamá.
Los cuatro salimos del hotel para irnos directo a la playa. Había gente, pero no demasiada, aunque nos fuimos un poco alejados de donde la multitud de gente estaba. Quedando solo cerca de tres personas. Entonces decidí que era el momento.
Lo llame a Rubén para que nos sacáramos una foto, aunque la saco Lucía. No era nuestra mejor foto, pero era el primer intento, y era genial. Pasaron horas desde que estábamos en la playa, y empezó a oscurecer. Mangel dijo que fueramos al hotel mejor, y eso hicimos. No nos habíamos metido al mar, bueno, al menos Lucía y yo, por qué Rubén fue el primero en tirarse al agua, al igual que Mangel.
Al llegar al hotel, lo primero que hice fue sacarme una foto con Lucía, o bueno, un intento. Y de ahí, me fui a bañar. Lo malo de todo esto, es que solo había dos baños. Aunque, Lucía lo tenía ahí al lado. Nos tocaba turnarnos. Primero yo, y después Lucía. Primero Rubén, y después Mangel. Y así hasta que nos vayamos.
No nos íbamos a quedar toda una eternidad acá, iban a ser dos o tres días, dependen de cuan ansiosos estemos Rubén, Mangel y yo para la E3.
tyO