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Ya habíamos llegado. Estuvimos un rato en el hotel, y vinimos a preparar las cosas. Allison se estaba fijando que las cosas estén perfectas. Ashton estaba probando la comida, aunque al parecer todo era muy exótico, porque casi vomita con los diez platos que le dieron.

Yo me acerque a la mesa dulce, como era temática de Harry Potter, estaba lleno de sus dulces. Había una cajita, de esas ranas de chocolate. Quería ver cómo eran, entonces la abrí, pero para mí mala suerte había una rana de verdad, y me salto en la cara. Grite llamando la atención de todos.

Me gire asustada, y estaba Lucía riéndose con Martina, vi como chocaban los cincos. Wow, trabajaron en equipo para hacerme asustar. Martina se acercó a la rana y la agarro.

-Vamos Pepe, ya hiciste tu trabajo. –Dijo Martina.

-¿Le pusiste Pepe a tu rana? –Pregunto Lucía. –Que estúpido. Se terminó nuestra tregua.

-Qué poca originalidad. –Me metí negando con la cabeza. –Muy mal Martina.

-Basta, dejen a mi ranita. –Y se fue con Allison.

Escuche como Allison pegaba un grito, porque se la había puesto en la cara. Nadie entendía porque Martina tenía una rana, y nadie quería preguntárselo. Después de unas horas, volvimos al hotel, yo compartía habitación con las chicas. Estábamos todas juntas, ya que mañana íbamos a ayudar a Allison a prepararse. Lucía la iba a maquillar, y la iban a venir a peinar, mientras que Martina y yo íbamos a mirar la televisión hasta que se hora de vestirnos, que nos maquillen e ir. Que emocionante amo las bodas.

Apenas entramos a la habitación nos tiramos a dormir, mañana iba a ser un día larguísimo, y teníamos que estar bien descansada, ya me imaginaba a mi durmiéndome mientras el cura hablaba, que vergüenza. Todas teníamos nuestras alarmas a las 8 de la mañana, ni un minuto más ni un minuto menos.

Nos levantamos, bueno, nos es demasiado, ya que nos costó despertar a Martina. Y siempre a la que le costaba despertarse era a mí, como cambian las cosas. Durante una hora estuvimos calmando a Allison, se le notaban los nervios a mil kilómetros de distancia. A las diez llego su vestido, era lo más lindo que mis ojos podían ver.

-¿Rosa claro o rosa oscuro? –Le pregunto Lucía a Allison.

-Oscuro para mí. Claro para ellas. –Dijo pensando. –Sí, así está bien.

-Empiezo con Agustina. –Me sentó en la cama.

Me estuvo maquillando como por una hora, es que me movía mucho y me terminaba pintando cualquier cosa menos el ojo.

-Quédate quieta, idiota. –Me dijo agarrándome la cara. –Pareces un mapache. –Me limpió.

-Bueno, mami. –Dije con voz aguda. Es que me molestaba quedarme quieta mucho tiempo.

-Listo. –Dijo después de media hora más. –Ahora Martina.

Ya me dolía la cara de estar con la misma expresión durante una hora y media. Me levante de la cama, y me mire en el espejo, no parezco yo, me tenía que poner el vestido, seguro ahora se me corre todo el maquillaje, el make-up, meikap.

Eran las cuatro de la tarde, Allison ya tenía puesto el vestido y la estaban peinando, según ella se sentía una estrella de Hollywood. También Lucía la estaba maquillando, era un lío todo eso. Yo estaba tratando de ponerme el vestido. Necesito ayuda. Le iba a pedir a Martina, pero ella estaba ocupada siendo, bueno, siendo Martina. Ya que estaba poniéndose el vestido mientras bailaba y hacía playback, tenía puesto los auriculares obviamente.

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