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-Despertate. –Dije tirándolo de los pies. Me sentía en la escena de "Un viernes de locos". –Dale, es hora de irnos.

-No mami, un ratito más. –Dijo moviéndose para volverse a dormir.

-No soy tu madre. –Dije tirándome encima y abrazándolo. –Si no... -Pensé. –No más sexo. –Pensé rápido.

-No tengo relaciones desde hace dos siglos. –Se dio vuelta sin tirarme a mí. –Que amenaza tonta. –Me saco la lengua.

-Bueno, fue lo primero que se me ocurrió. –Me baje de encima de él. –Dale, levántate.

Unos minutos más de él quejándose, se levantó, se cambió y mientras yo terminaba de ordenar las cosas en mi mochila, la que siempre iba conmigo, él se lavaba los dientes. Encontré su pasaporte y su boleto bajo la cama, que ordenado, lo guarde en mi mochila.

-Ya estoy. –Dijo agarrando su valija. –Hay un taxi esperándonos abajo.

-Bien. –Sonreí.

Bajamos hasta la calle, y el taxista nos ayudó a guardar nuestras valijas en el baúl. Media hora de viaje, y llegamos al aeropuerto. Era temprano, pero había demasiada gente yendo y llegando.

A la hora de abordar, después de hacer todo el papeleo anterior al vuelo, nos pusimos en fila, en donde note la cara de desesperación de Rubén.

-¿Qué pasa? –Le pregunte mientras él rebuscaba en su mochila.

-No encuentro mi pasaje, ni mi pasaporte. –Me empecé a reír, y me miro raro. –No me parece gracioso. –Se le achinaron los ojos.

-Dame la mano. –Cerró su mochila para colgársela en el hombro, y me dio su mano extendida.

Saque de mi mochila su boleto y su pasaporte juntos, y se lo deje arriba de la mano. Me miro mal, y después se rió.

-Me salvaste. –Dijo el teniendo en mano sus cosas.

-Las encontré bajo tu cama. –Dije cruzándome de brazos. -¿Así cuidas las cosas importantes?

-No, perdón. –Hizo puchero y me abrazo un rato. –Es que se me habrá caído. –Se rasco la nuca.

-Está bien, menos mal que estoy yo. –Fingí tener el ego alto.

-La verdad, sí. –Me sonrió.

Minutos después pudimos abordar sin problemas, teníamos los dos asientos juntos, aunque yo tenía la ventana. Agustina 1 Rubén 0.

-¿Me cambias de lugar? –Me pregunto Rubén.

-No. –Era la quinta vez que lo hacía.

-Bueno. –Se rindió agarrando su celular.

Quince minutos después terminaron de abordar pasajeros, y empezó el vuelo, todo es tan rápido. Creo que ya me estoy acostumbrando a viajar, o a tener el culo sentado por horas y horas. Ahora lo que quedaba era llegar.

Rubén seguía con su celular, aunque no me quería decir que estaba haciendo, o con quien hablaba, ya que tecleaba su celular a cada rato. Así que yo decidí ignorarlo hasta llegar allá. Me siento mala novia, pero no importa.

Sabía que no lo iba a poder ignorar, así que solo me puse los auriculares y empecé a ver The Royals desde mi computadora. Era una serie con la que con Lucía nos habíamos obsesionado hace una semana. Me gustaba la trama, como también me gusta William, el actor principal. Lo quería hacer mi hombre, el padre de mis dos hijos.

Al terminar de ver dos capítulos, me di cuenta que Rubén me estaba mirando, lo mire de reojo y me sonrió. Mire a la ventana. Y decidí escuchar música.

-¿Me vas a ignorar? –Pregunto Rubén con la voz de bebé más linda que había escuchado nunca.

-No. –Dije poniendo la música. Vi como él se calló y miro para adelante.

Puse mi mano sobre su cabeza, y empecé a acariciarle el pelo. Era todo involuntariamente, su pelo era suave, y me gustaba acariciarlo, me relajaba. El solo apoyo su cabeza en mi hombro, dejando antes un beso en él. Haciendo que yo le diera un beso en la frente. Me sentía en una de esas parejas empalagosas que se encuentran en Tumblr.

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