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-Despertate. –Sentí que alguien me hablaba, ¿por qué todo tenía que empezar así?, abrí los ojos y me estire rápidamente. –Hola. –Eran Rubén.

-Hola, ¿qué hora es? –Pregunte sentándome y ver que estaba oscuro. Aunque ni Mangel ni Lucía estaban ahí.

-Las tres. –Dijo normalmente. –Te desperté porqué dormir en el sofá es incómodo. Lucía se fue a dormir, aunque Mangel le saco la cama, lo sé por qué escuche como Lucía le gritaba para que se saliera, no entiendo como no te despertaste. –Me reí. –Y al final, Lucía termino durmiendo en el piso con un colchón.  Y Mangel me mando un WhatsApp que dice: La cama de Lucía es muy acolchonadita y felpudita, me voy a quedar a vivir en esta cama, adiós.

-Ah sí, su cama es más cómoda que la mía. –Me pare y le di la mano para que se levantara. –Vamos a dormir cómodamente. –Se paró y ambos fuimos a mi cuarto.

Lo primero que hice al llegar fue tirarme y acomodarme, y espere a que él se acueste también. Se acostó casi tirándose arriba mío, apoyo su cabeza en mi espalda y me abrazo por la cintura, y sentí como se dormía. Bueno, sentir no, escuchaba sus ronquidos, aunque no eran muy fuertes. Y me dormí yo.

Me desperté, y esta vez fue por mí misma y no por alguien gritándome o golpeándome, como lo hace cierta personLucía. Mire a mi costado y vi a Rubén durmiendo, pero estaba todo desparramado. Me levante y fui a la habitación de Lucía y solo estaba Mangel durmiendo. Y fui a la cocina, porqué tenía hambre, y ahí estaba Lucía haciendo el desayuno, ven por qué la amo demasiado.

-Holis. –Dije sentándome.

-¿Por qué me hablas así? ¿Sos pelotuda? –Le saque la lengua. –Más tarde hay que ir al súper mercado a comprar cosas.

-¿Cómo cuáles? –Me miro mal.

-Como sillones. –Me respondió. –Estúpida, comida, comida no sana, y comida no sana de nuevo.

Lucía sirvió cuatro platos, y al rato los dos se despertaron, tenían un sexto sentido para la comida. Y desayunamos los cuatro juntos. Una hora más tarde apareció Alex junto a Ash. Y ambos dijeron que Fran y Félix iban a venir en un rato, así que íbamos a estar todos juntos.

Y así fue, Fran y Félix llegaron a la media hora, y ya todos se conocían.

-Hay que irnos. –Dije. Los 6 nos iban a acompañar a las dos a comprar las cosas. Siempre íbamos las dos solas, pero esta vez éramos como veinte para solo comprar siete cosas, bueno, no siete cosas, más, pero igual.

Fuimos en el auto de Alex, y por suerte todos entrabamos, bueno, no todos, Lucía tuvo que ir arriba de Ash, y yo arriba de Rubén. Manejaba Alex, al lado iba Fran, y atrás con nosotros iban Félix y Mangel. El auto no era muy chiquito, pero no entrabamos de todas formas los ocho.

Al llegar estaba medio vacío, sacando que era sábado y eran más que nada las diez de la mañana. Rubén saco un carrito, y empezamos a comprar las cosas una por una, aunque ya estaba cansada de caminar y trate de meterme adentro del carrito y no pude. Pero, Rubén se ofreció a llevarme en su espalda.

Pagamos rápidamente y fuimos de nuevo al departamento, en donde nos ayudaron a guardar las cosas. Para el evento faltaban seis horas o más, así que nos tiramos todos al sofá a hacer nada. Bueno, Lucía estaba sobre Ash contándole cosas, y el contándole cosas a ella, Félix y Fran estaban jugando con mi computadora y la de Lucía. Mangel se había llevado muy bien con Alex, y bueno, yo estaba en twitter y Rubén igual.

Vi demasiados tweets con respecto a lo que dijo Lucía en el panel, la mayoría eran cosas "No nos tenemos que preocupar más, Rubén sigue solo y para nosotras", creo que el sarcasmo en el tono de voz de Lucía se notaba demasiado, pero bien.

-Ash. –Grite un poco, el me miro. –Te acabo de robar a la novia. –Le saque la lengua.

-No. –Me miro enojado y abrazo fuerte a Lucía. –No la mires.

-Bueno. –Hice puchero y seguí en twitter, haciendo nada, ni siquiera twitteaba, no lo hacía hace tiempo ya.

-Agustina. –Me llamo Rubén, deje mi celular en un costado y me acerque un poquito a él. –Te tengo que preguntar algo. –Se tocó el pelo.

-Decímelo, o... ¿tiene que ser en algún lugar privado?, podemos ir al balcón. –Propuse yo casi parándome, pero él no me dejo.

-Acá y despacito. –Me sonrió.

-Bueno, decime.

-Es algo que te lo tenía que decir hace días, muchos días. –Borro su sonrisa. Mis nervios empezaban a aparecer. –Pero, soy demasiado tonto, y no lo podía hacer. Tal vez era miedo al rechazo. –Me agarro de la mano. –Pero ahora estoy decidido. Y no me importa si no es el mejor lugar para pedirte esto, pero estas en frente de tus amigos, que me caen muy bien la verdad, y en frente de mi mejor amigo.

-Rubén... -Empecé a hablar, pero no me dejo terminar.

-Agustina, ¿te gustaría ser mi novia?

Si pudiera mostrar por video mi reacción interna a esa pregunta sería yo gritando y saltando por todos lados gritando: ¡SÍIIIIIIIIIII! ¡SI QUIERO! Y besándolo como si fuera una película francesa, menos mal que no es una película francesa, los franceses no se bañan.

-Sí quiero. –Le di un beso. 

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