A las 8 en punto estaba Rubén tocando el timbre. Corrí a abrirle, empujando del camino a Fran, tirándolo al piso. Abrí la puerta y ahí estaba el.
-Hola. –Dije sonriendo.
-Hola. –Me dio un beso corto. –No voy a decir que estas hermosa, por qué siempre lo estás y hoy no es una excepción. –Me sonroje. –Ahora vamos a tu lugar favorito. –Me reí.
-¡MCDONALD'S! –Festeje. –Salí cerrando la puerta, y salimos del edificio tomados de las manos.
Había un McDonald's cerca del edificio, así que fuimos caminando, y no tardamos tanto. Al llegar pedimos demasiada comida, pero demasiada, bueno, tal vez haya exagerado. Llevamos nuestro pedido hasta una de las mesas del fondo, el lugar estaba medio vacío, pero el fondo siempre es un buen lugar para comer.
-No te comas mis papas. –Dije pegándole despacio en la mano.
-Perdón. –Dijo haciendo puchero, me reí un poco y le di una de sus papas en la boca. –Gracias. –Me dio un beso corto.
Terminamos de comer y salimos de aquel hermoso y perfecto McDonald's. Rubén decidió llevarme a conocer todavía más la ciudad. Caminamos por todos lados. Y por ahí se encontraba a alguna fan y me pedían que le saque una foto con él. Me sentí una fotógrafa.
-Volvamos al departamento. –Asentí y caminamos abrazados. –Ahora yo te propongo algo. –Lo mire.
-¿Qué?
-Te invito a dormir a mi departamento. –Sonrió.
-Está bien. –Me reí.
-Entonces vamos. –Empezó a correr.
-¡NO PUEDO! –Grite al ver que ya no podía seguir corriendo detrás de él. Me subió a sus hombros y siguió corriendo. Tenía un poco de miedo de caerme y romperme la cabeza, era como ver tu propia muerte. Pero llegamos, el cansado y yo sana y salva.
Subimos hasta su departamento, y entramos, estaban Raspy y Wilson, como él había decidido llamarlo después de tanto tiempo. Los dos estaban durmiendo en el sofá. Ni siquiera se habían dado cuenta que alguien había entrado.
Entramos a su habitación, en la cual era la primera vez que estaba acá, estaba emocionada, eso sí. Era muy grande y linda. Nos tiramos en su cama. Rubén se estaba quedando dormido de a poco. Y yo lo único que podía hacer era acariciarle el pelo. Hasta que él se durmió completamente.
Le saque las zapatillas, y con mi súper e inexistente fuerza, trate de moverlo y taparlo, el día estaba frio. Y parecía como si una tormenta estuviera por ocurrir. Lo que me hacía acordar a Lucía y a su miedo a las tormentas, pobre bebé.
Me tire de nuevo a la cama y me acosté apoyada en el pecho de Rubén. Mañana iba a ser un día largo, iba a acompañar a Lucía a comprarse varias cosas, después íbamos a grabar un vídeo corto de preguntas para el canal de las dos. Y más tarde, si no me moría antes, iba a grabar un vídeo para mi canal. Todo estaba saliendo bien, y dudo que alguien arruine esto. Estaba siendo feliz, muy feliz. Estaba viviendo en el país que siempre quise, con mi mejor amiga y mis cuatro amigos desde hace tiempo, y estoy a punto de dormir con la persona que más amo.
Me acomode abrazándolo, y me dormí.
