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-Me preguntaba si le tenías miedo al agua o algo por el estilo. –Pregunto moviendo las manos.

-No, para nada. Es más, me gusta la playa. –Le sonreí.

-Genial, porque vamos a andar en bote. –Sonrió. –Voy a manejarlo yo.  

-¿En serio? –Lo mire asustada. –Entonces me voy a morir.

Me miro serio y callado por varios segundos. Se había enojado, pero si solo era una broma, no me lo imaginaba tan amargado en la vida real, mierda.

-Rubén, perdón. –Lo mire. –No te quería ofender.

Él se empezó a reír.

-No me ofendí. –Sonrió de nuevo. –No voy a manejarlo yo, eso sería un suicido directo. Va a manejar Abraham, el al menos sabe un poquito.

-Confiaré en que sabe. –Puse mi vista en frente. –Ahora apurémonos, nos quedamos atrás.

-Claro.

Me agarro de la mano y empezó a correr arrastrándome con él. Esto no era lo que me esperaba cuando decía “apurémonos” pensé que solo íbamos a caminar más rápido, pero ahora estaba siendo arrastrada por un español loco demente que hace videos en YouTube. Pero eso no tendría que ser un problema, yo también lo hacía, ¿eso me volvía una loca demente como él?

-Mierda. –Dije agitada cuando Rubén dejo de correr. Ya habíamos llegado. –No hagas nunca más eso, me vas a matar. –Trate de tomar aire, pero lo único que hacía era escucharlo a Rubén reír.

-Fue divertido. –Dijo el sin poder parar de reír. Lo mire enojada, pero no por mucho tiempo, su risa era contagiosa. Y todo se quedó en silencio, no era un silencio incómodo. Solo nos veíamos sonreír. Su sonrisa era más linda todavía en persona.

-Deberían romper la tensión y besarse. –Escuche con Mangel hablaba desde lejos. Deje de mirar a Rubén para mirar a Mangel, Lucía y Abraham riéndose de nosotros. Me sonroje y camine hacía ellos.

-Ya mejor vamos. –Dijo Lucía al darse cuenta que me estaba muriendo de la vergüenza.

Rubén apareció a mi lado unos pocos segundos después, y esta vez los cincos nos acercamos a un bote, nos subimos y Abraham se sentó en el lugar del piloto.

-Pónganse antes los chalecos salvavidas. –Dijo el colocándose el suyo.

Al tener todos nuestros chalecos nos sentamos. Apenas empezó a andar, Rubén saco su cámara y empezó a grabar un poco del recorrido. Él nos presentó a mí y a Lucía. Grabo un momento Rubelangel, y lo grabo a Abraham conduciendo el bote. Y le dio la cámara a Mangel para que la guardara.

-Deberíamos girar. –Sugirió Mangel. Abraham asintió y empezó a doblar.

Todo iba bien, hasta que el bote choco con algo. Había una gran rama. Todo estaba bien hasta que empezó a tambalear, haciéndome caer a mí y a Rubén al agua.

-Mierda. –Dije al notar que había tragado agua. Me gire para buscarlo a Rubén, pero no estaba. Hasta que lo vi salir debajo del agua. Me acerque a el lentamente. -¿Estás bien?

Vi como trataba de hablar, pero solo asintió. El bote estaba detenido un poco lejos, bah, ni tan cerca ni tan lejos. Con Rubén empezamos a nadar hacía allá. Pero me dolía todo por la caída, aunque sea una caída hacía al agua, al chocar el cuerpo contra el agua duele un poco.

-AGUSTINA, NO TE PREOCUPES TE VOY A SALVAR. –Escuche como Lucía gritaba pretendiendo saltar del bote. Hasta que vi cómo veía el agua con miedo. –MEJOR OTRO DIA, TE AMO. –Se alejó.

-Joder. –Escuche a Rubén quejarse. –Nunca más me subo a un bote.

-No digas nunca, ahora nos tenemos que volver a subir. –Lo mire. –¿O preferías ir andando hasta la playa?

-Bueno, pero después de llegar a la playa hazme recordar que diga eso. –Me reí un poco.

Llegamos los dos un ratito después al bote. Y entre él y Mangel me ayudaron a subir.

-No me toques el culo. –Dije cuando sentí sus manos en mi parte trasera.

No vi la cara de Rubén, pero al ver como todos se reían y me soltaba, supuse que era una de pena. Volví a caer al agua, que gran día.

-Lo siento. –Se disculpó.

-No importa. –Dije después de escupir toda el agua que me había entrado en la boca.

Y ahora sí, los dos pudimos subirnos, sin tener que tocarnos las partes íntimas.

Al llegar a la playa, Rubén se bajó corriendo tirándose a la arena. Se estiro y después pego un grito.

-¡NUNCA MÁS ME VOY A SUBIR A UN BOTE! –Y después se sentó mirándonos. –Mangel. –Me gire para verlo, y note que tenía la cámara encendida. -¿Estás grabando esto? –Pregunto, y el asintió.

Espero que no haya grabado nada de la caída, eso sería una gran pérdida de dignidad.

-¡RUBIUH! –Grito Mangel con su celular en la mano. Él se paró y camino hacia nosotros. –Alex ya llego, está en el hotel.

-Es mejor que vayamos, a recibirlo, y a que yo me bañe, tengo arena y agua hasta en las partes que no deberían ser nombradas. –Dijo el tocándose la oreja. –Tengo agua en el oído.

Empezamos a caminar todos hacía el hotel, si, camine toda mojada hasta el hotel. La gente me miraba raro, ¿qué nunca vieron a una chica mojada caminar tranquilamente?, al llegar, todos subimos rápidamente.  Alex se encontraba en la habitación, así que Mangel y Abraham corrieron para allá. Mientras que Rubén me acompaño a la habitación, si, acompaño, porqué Lucía ya había subido, se estaba haciendo pis, o eso fue lo que gritaba mientras subía por el ascensor antes que todos nosotros.

-Me divertí mucho hoy. –Soltó.

-Yo también. –Me reí al recordar nuestra caída al agua.

-¿Nos vemos para ir al Ultra? –Pregunto. –O sea, todos juntos. –Sonrió nervioso.

-Claro. –Sonreí. –Bueno, voy a entrar, quiero cambiarme, es incómodo estar mojada.

-Claro. –Dijo él. –Uhm. –Me miro el serio.

-¿Qué pasa? –Le pregunte.

-¿Me dejas darte un abrazo? –Pregunto.

-No lo preguntes. –Sonrió, y me abrazo fuertemente. Inconscientemente sonreí.

Y sentía que el igual.

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