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-¿No vas a decir nada? –Pregunto después de varios minutos de silencio. Lo mire por unos segundos y mi vista volvió al piso.

-Te perdono. –Dije con las palabras entrecortadas. Lo mire y él estaba sonriendo. Me quiso abrazar pero lo aleje. Haciendo que aquella sonrisa volviera a desvanecerse.

-¿No? –Bajo las brazos. Negué con la cabeza para acercarme y abrazarlo fuerte. Me rodeo con sus brazos y apoyo su cabeza sobre la mía.

Sentí como volvía a llorar y lo abrace más fuerte. Y nos separamos al minuto.

-No te quiero ver llorar. –Le limpie las lágrimas. –Más que nada porqué me duele ver a la persona que le saca sonrisas a millones, y es tan feliz, llorando. –Sonrió apenas. –Y perdón, no tendría que haberme enojado, tenía que haberte escuchado.

-No, no importa. Lo entiendo. –Me escondió el pelo detrás de la oreja. –Yo también hubiese reaccionado así a la primera. –Sonreí.

-¿Estamos bien? –Pregunto y asentí. Me agarro de la cara y me dio un beso a lo brusco. Pero se calmó a la mitad.

-Ew. –Se escuchó de fondo. -¿Tenían que compartir la saliva en público? –Nos separamos y la vimos a Lucía haciendo una mueca de "voy a vomitar".

-Como si no hubieses compartido tu baba conmigo. –Salió Ash de fondo.

-Salí vos de acá. –Y de un empujón lo metió adentro. Se acercó a nosotros. –Salí para preguntar si habían arreglado algo, pero con semejante beso creo que arreglaron hasta los problemas de sus antepasados.

-Sé que estas enojada conmigo. –Le dijo Rubén a Lucía. –Y sé que no me vas a perdonar hasta que te deje pegarme. –Ella asintió. Y Rubén puso su brazo listo para ser golpeado.

-Esto es por tu honor. –Me señalo antes de que su mano le pegara al brazo de Rubén.

Y la conclusión de aquello: Lucía casi se rompe la mano y Rubén no sintió nada.

-¿Eso es todo? –Me empecé a reír ante la cara de dolor de Lucía. –Pensé que golpeabas más fuerte. –Se empezó a reír.

-¡TE ESTÁS BURLANDO! –Lo señalo. -¡Y VOS TAMBIÉN! –Me miro. -¡ESPERO QUE NO VUELVAS A ESTE DEPARTAMENTO! –Entro dando un portazo. Y salió al segundo. –Mañana tráeme facturas a la mañana, gracias, te amo. –Me mando un beso.

-Por tu culpa me toca dormir afuera. –Le hice puchero.

-Mejor vamos a dormir a mi cama. –Me propuso y sonrió.

-Pero llévame. –Estire mis brazos para que me alzara, y eso hizo. Llevándome a su departamento como si fueramos una pareja recién casada. –Cuidado con l... -No termine de hablar por qué Rubén había hecho que me chocara con la pared. –La puta madre. –Solté.

-Perdón. –Me llevo hasta la cama y me dejo ahí. –Fue sin querer. –Me dio un beso en donde me había golpeado.

-Me dolió. –Dije tocándome en donde me había golpeado. –Cuando nos casemos yo te voy a traer en brazos. –Dije sin pensarlo.

-¿Así que... nos vamos a casar? –Me di cuenta de lo que dije y me sonroje.

-Ah sí, yo voy a usar traje y vos vestido. –Le sonreí. –Vas a ser una hermosa novia.

-Mejor dormí, el golpe te está afectando. –Bufe y me saque los zapatos para meterme entre las sabanas.

-Buenas noches. –Dije sintiendo mis ojos pesados. Quedándome dormida antes de escuchar un "buenas noches" devuelta de Rubén.

Me desperté sintiendo peso encima mío. Gire mi cabeza hacia un costado y vi que la mitad del cuerpo de Rubén estaba sobre mí. Y le estaba saliendo baba por la boca. Aunque se la limpie con la sabana.

Empecé a llamarlo aunque él no respondía. Lo movía, pero sólo se quejaba en ruso, o bueno, en un idioma difícil de comprender. Hasta que le metí el dedo en la boca.

-¿Por qué hiciste eso? –Me miro mientras me reía.

-Me estabas aplastando. –Dije sentándome en la cama todavía tapada. Aunque él no lo estaba. Se sentó de una forma en que también quedaba acostada y me miro sonriendo.

-Te pitufi-amo. –Me dijo y me dio un beso.

Empecé a reírme ante el "te pitufi-amo".

-¿Pitufi-amo? –Le pregunte aguantándome la risa después de que el me miraba mal.

-Anoche cuando te dormiste todavía no tenía sueño, entonces vi la película de los pitufos. Te estaba diciendo te amo mucho en idioma pitufo y me lo desprecias. –Me miro fingiendo enojo.

-Perdón, te pitufi-amo más. –Le sonreí y el sonrió. –Mejor levántate. –Dije saliendo de la cama. –Vamos a comprarle algo de comer a Lucía. –Dije poniéndome los zapatos.

-Pero estás en piyama. –Me señalo la ropa riéndose.

-No importa, son como las –Mire mi reloj. –9 de la mañana, nadie me va a mirar, vamos. –Dije agarrándolo de la mano para llevarlo arrastrándose. 

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